sábado, 20 de noviembre de 2021

Cuando los ingleses enterraron su bandera

El Imperio que olvidó a sus súbditos

La Union Flag en el ataúd que le destinaron los ingleses de Pretoria en 1881 

Por Miguel Carrillo Bascary 

Noticia sobre el caso

Un inédito acontecimiento ocurrió el 4 de agosto de 1881 en la ciudad de Pretoria, hoy capital administrativa de Sudáfrica y sede de su Poder Ejecutivo. Los protagonistas fueron los residentes ingleses que quisieron repudiar la política metropolitana para con sus intereses que consideraban traicionados. Ellos resolvieron manifestar su sentimiento con un poco ceremonioso sepelio de la Union Flag. Unos 2.000 “fieles súbditos” se encolumnaron tras el símbolo que llevaban en una carroza mortuoria, así recorrieron la población y al llegar a la plaza del Mercado la depositaron en un lujoso ataúd.

Pretoria a fines del siglo XIX

Algunas fuentes informan que se colocó una lápida, otras que se escribió sobre el cajón la siguiente leyenda:


In loving memory of the British flag in the Transvaal, who departed this life on the 2nd August, 1881, in his fifth year. In other climes none knew thee but to love thee’. Resurgam!"

 

A la cariñosa memoria de la Bandera británica en el Transvaal quien partió de esta vida en el 2 de agosto de 1881 en su quinto año. En otros climas nadie te conoce sino para amarte ¡Resurgam! 

La expresión latina final puede traducirse como una certeza, “resucitará”, una inscripción popular en lápidas victorianas.

El epitafio es suficientemente demostrativo del ánimo de los protagonistas y expresa el inveterado desprejuicio de los británicos por su símbolo, un sentimiento que aún hoy se mantiene hasta el punto en que no es poco usual que la insignia imperial aparezca en objetos de uso profano como vajilla, tapizados y ¡hasta en ropa interior! Algo que merecería sanciones en no pocos estados.


Seguidamente alguien pronunció un elocuente discurso donde se lamentó la traición a la bandera y a los valores que representaba. No faltaron amargas referencias al primer ministro Gladstone, tras lo cual se concretó el entierro del pabellón en medio de exaltados vítores e insultos que proferían los presentes.

En suma, esta pantomima cargada de sensibilidad escandalizó a la sociedad victoriana, puso en aprietos al Gobierno y con más o menos detalles se difundió a lo largo del mundo. Como lo prueba esta nota incluso trascendió en el tiempo. En la perspectiva de más de un siglo de aquel acontecimiento podemos considerarlo un verdadero acting de gran impacto. Ahora hagamos un punto y aparte para circunstanciar debidamente estos hechos. 

Antecedentes mediatos

A fines del siglo XVIII el colonialismo británico impulsó la ocupación de Sudáfrica, que había sido ocupada unos cien años antes por colonos neerlandeses y hugonotes de ascendencia francesa que prosperaron con modestia y laboriosidad. No les fue fácil por la lógica resistencia de las tribus locales, algunas de ellas verdaderos imperios, como lo revela el que formó Shaka (1787-1828) responsable de un atroz genocidio que tuvo por víctimas a otros clanes zulúes y a las demás etnias de la región. Los bóeres (campesinos, granjeros), como se llamaron estos colonos europeos debieron superar sus diferencias para enfrentar a las disciplinadas tropas de chaquetas rojas que llegaron en apoyo de los mercaderes ingleses.

Como un gesto de resistencia pacífica, desde 1835 los colonos bóeres emprendieron una gigantesca oleada inmigratoria (Great Trek) hacia el norte del río Orange, lo que originó la formación de varios pequeños estados y de uno mayor, que tomó el nombre de ese cauce fluvial.

Típicas carretas de los voortrekkers protagonistas del Great Trek 

La bandera de los Cuatro Colores


Estados bóeres con sus banderas. La superficie en rojo representa 
a las colonias británicas de El Cabo y Natal

Entre 1856 y 1857, las pequeñas republicas bóeres de Utrecht, Soutpansberg, Lydenburg y Pothchefstroom al Norte del río Vaal se unieron para formar la "República Sudafricana" (ZAR) que se identificó con una bandera formada por la que usaban los Países bajos, con una barra verde sobre el lado del asta, conocida como “Vierkleur” ("Cuatro colores") que se izó por primera vez en la localidad de Potchefstroom el 6 de enero de 1857 y que se usó hasta octubre de 1874. Entre el 12 de abril de 1877 y el 7 de agosto de 1881 fue transitoriamente mostrada en algunas zonas con predominio bóer.


La "Vierkleur"

De pleno derecho se la usó desde el 8 de agosto de 1881 el 31 de mayo de 1902, sin perjuicio de que tiempo más tarde reapareció en el curso de nuevas luchas con los británicos. En mérito a estos antecedentes la “Vierkleur” se incorporó en el centro de la bandera sudafricana en 1928 y se mantuvo allí hasta 1994, cuando tras las elecciones donde se impuso Nelson Mandela surgió la nueva república de Sudáfrica. Aún hoy es un símbolo popular entre la minoría blanca.


Bandera de la Unión Sudafricana (1928/1994) y de la Rep. Sudafricana (1982/1994), en la franja central puede verse la "Vierkleur", junto a la enseña del Estado Libre de Orange y la Union Flag 

Cabe destacar que entre 1910 y 1994 la región abarcada por el nombre de Transvaal no tuvo una bandera formal, pero de manera extraoficial se empleó la “Vierkleur”. Desde 1994 su territorio está divido entre las provincias de Gauteng, Mpumalanga, Limpopo y del Nor-Oeste. 

La “Primera Guerra Bóer”

El Transvaal quedó bajo la dominación británica en 1877, lo que se corporizó en algunas guarniciones militares y una reducida administración colonial, además de las factorías comerciales. Obviamente esto se representaba con el flamear de la Union Flag.

Las tensiones fueron acentuándose hasta que la lucha estalló abiertamente 16 de diciembre de 1880. La desproporción de fuerzas en número de combatientes, recursos logísticos y armamento era netamente favorable a los británicos, sin embargo, la táctica empleada por los bóeres y su decisión por defender su territorio les permitió alcanzar la victoria en la batalla de la Colina de Majuba (27 de febrero de 1881) que desembocó en el armisticio del 23 de marzo de ese año que marcó el fin de la lucha armada.


Un "komando bóer", armado con Mausers

La colina de Majuba

La debilidad británica llevó a la “Convención de Pretoria”[1] del 3 de agosto de 1881, , donde el Imperio se vio obligado a reconocer una amplia autonomía a la república bóer que reafirmó su personalidad como sujeto de derecho público internacional, al par que surgió el reino nativo de Suazilandia como un protectorado de la Corona. 

Bóeres con la "Vierkleur" en Majuba Hill (Revista Collier's, vol. XXIV, Nro. 4)

En el siglo XX

La relativa estabilidad en la región se mantuvo hasta que el descubrimiento de importantes minas de oro y de una importantísima veta diamantífera despertaron otra vez la codicia del capitalismo inglés, esto llevó a la “Segunda Guerra Bóer” que se desarrolló del 11 de octubre de 1899 al 31 de mayo de 1902, donde también se sumó como beligerante el Estado Libre de Orange. Esta vez el poder colonialista logró imponerse, no sin protagonizar prácticas genocidas repudiables que diezmaron la población civil de los estados bóeres.

En 1910 se formó la Unión Sudafricana bajo la Corona británica, que en 1961 mutó en la República Sudafricana, ya como estado plenamente soberano. Son conocidas las vicisitudes del régimen de apartheid con que la minoría blanca se mantuvo en el poder al pecio de una cruel segregación racial. La primera elección libre con plena participación de los segmentos sociales de color dio paso al gobierno de Nelson Mandela, que asumió en 1994. Como símbolo de esta nueva realidad Sudáfrica cambió la bandera que la había identificado hasta entonces y con sus cinco colores ondeó por primera vez el 27 de abril de 1994.

Actual bandera de Sudáfrica y Nelson Mandela, por supuesto 

El caso bajo análisis

Volvamos ahora a los sucesos de 1881. El artículo 33 de la “Convención de Pretoria” estipuló:


Inmediatamente después de la ratificación de esta Convención, como en el último artículo anterior mencionado, todas las tropas británicas en el territorio de Transvaal dejarán el mismo, y se llevará a cabo la entrega mutua de municiones de guerra”.

De hecho, esto implicó la pérdida del poder colonial en la región, causa directa de las “exequias” de la Union Flag a las que se aludió al comienzo de esta nota.

Tras el armisticio de 1881 la desazón de la minoría inglesa afincada en el Transvaal adquirió caracteres dramáticos, muchos lo abandonaron y se extendió un generalizado sentimiento de haber sido abandonados por el Gobierno, que encabezaba William Gladstone. Los acontecimientos se precipitaron y el 26 de marzo se instaló un mástil en la plaza del mercado de Pretoria donde se izó la insignia británica pero, por sobre la misma, ondeó la “Vierkleur” ante el alborozo de los bóeres. Finalmente, aquella fue derribada, pisoteada por la multitud y arrastrada por el suelo.

Las manifestaciones de repudio hacia el gobierno de Londres continuaron. El 3 de abril una esfinge de Gladstone fue paseada en un carro seguido por una festiva banda, acompañado por el desprecio generalizado de los súbditos ingleses, y luego fue quemada como si fuera un traidor. Actos similares ocurrieron en otras poblaciones y en algunos casos también ardió el pabellón imperial.

El 2 de agosto, en vísperas de firmarse la "Convención de Pretoria", arreció el malestar, ya sabemos de qué manera se desarrollaron los hechos que generaron la parodia de sepelio del vexilo.

El 8 de agosto la bandera de la República Sudafricana (ZAR) fue izada ante el júbilo de la población bóer, de la vergüenza de la pequeña comunidad de ingleses y la indiferencia de los pobladores de otras nacionalidades que habitaban Pretoria. 

Típico paisaje del Transvaal

¿Qué pasó con la bandera inhumada?

El mismo día de la vergonzante ceremonia, algunos realistas exhumaron el ataúd amparados en las sombras de la noche para eludir la previsible reacción de los descontentos, lo abrieron y retiraron la bandera. Después izaron el sarcófago en el frente de la oficina de correos, como si fuera un improvisado patíbulo, claro gesto de repudio al agravio sufrido por el pabellón británico. 

Fue entonces que el teniente coronel George Frederic Gildea tomó la Union Flag y cuando fue repatriado la llevó consigo a Inglaterra. Más allá de toda consideración política el gesto de Gildea honró el juramento de fidelidad que prestó al tomar las armas.

G. F. Gildea y la medalla de la Orden del Baño que mereció

Cuando se retiró de la carrera militar Gildea tenía el grado de mayor general y era “compañero de la Orden del Baño”, el grado inferior de esta honorabilísima corporación fundada en 1725. Culmino así una digna trayectoria profesional. 

Algo sobre el entierro de banderas

En la historia bélica, cuando una bandera estaba en serio riesgo de ser tomada por el enemigo como trofeo de guerra era costumbre y aún lo es, enterrarla para sustraerla de ese destino. Si la suerte de las armas lo permitía eventualmente podía recuperarse, en caso contrario la naturaleza se encargaba de hacerla desaparecer.

En la actualidad las costumbres recogidas por la “Guide to Britain’s Flag Protocol” producida por el prestigioso “Flag institute” con el patrocinio del Comité de Banderas y Heráldica del Parlamento británico disponen que cuando una bandera ha cumplido con su vida útil debe destruirse de manera digna, por ejemplo, quemándola, rasgar o cortándola en tiras”. Esto da lugar a emotivos ritos cívicos.

En Argentina y en muchos otros estados las banderas de izar rotas, degastadas o desteñidas también son incineradas en solemnes ceremonias. Al respecto, puede consultarse en este Blog:


“El misterio de la bandera enterrada”, http://banderasargentinas.blogspot.com/2016/01/el-misterio-de-la-banderaenterrada-por.html

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