miércoles, 3 de junio de 2020

250 años del onomástico del general Belgrano

Dicen que se llamaba MANUEL …


…que nació el 3 de junio de 1770.

Dicen que con 16 años cruzó el mar buscando educarse.
Dicen que sus compañeros lo admiraron y que sus profesores lo ponderaron.
Dicen que volvió a la América, para construir su Patria.
Dicen que soñó educar, incluyendo a la mujer y a las masas.
Dicen que bregó crear trabajo y que combatió el comercio prebendario.
Dicen que prefirió exilio a someterse al invasor britano.
Dicen que su decisión obligó a que el Virrey renunciara.
Dicen que era civil, pero no flaqueó cuando empuñó la espada.
Dicen que en Paraguary enfrentó a 12.000 con solo 1.500 hombres.
Dicen que nos dio Bandera, blanca y celeste, es.
Dicen que todo Jujuy lo siguió y que atrás no quedó nada.
Dicen que su rebeldía salvó a la Patria en los campos tucumanos.
Dicen que, triunfó en Salta y que perdonando ganó hermanos.
Dicen que no se le temía, se le respetaba.
Dicen que rechazó recompensas, que cambió en escuelas.
Dicen que valoró a los indios, como sus iguales.
Dicen que contra él no pudo la calumnia, ni el abandono.
Dicen que fue llamado a juicio que aceptó calmado.
Dicen que lo absolvieron y que sus acusadores callaron.
Dicen que flaqueó y erró; como todo ser humano.
Dicen que creyó en Dios y que quiso vivir “como Dios manda”.
Dicen que en la soledad del mando María la Virgen lo acompañaba.
Dicen que murió el 20 de junio; perdonando y endeudado.
Dicen que soñó con una Patria, a la que todo dio por verla liberada.

Dicen que se llamaba Manuel ¡Manuel Belgrano!
Miguel Carrillo Bascary


Para lectores no argentinos:


Manuel Belgrano nació en la ciudad de Bs. Aires (Río de la Plata, hoy República Argentina), el 3 de junio del año 1770. Su padre fue un acomodado comerciante nacido en Génova; su madre, una porteña de antigua familia de Santiago del Estero en el interior de la región.

A sus 16 años fue enviado a cursar estudios a España, lo que cumplió en las universidades de Salamanca y Valladolid, graduándose en Leyes. Sus talentos fueron apreciados por sus condiscípulos quienes lo designado presidente de una academia estudiantil. Por recomendación de sus profesores se le ofreció un puesto en la diplomacia española que no quiso aceptar, prefirió  asumir como secretario del Consulado de Bs. Aires.
En esta función desarrolló una amplísima labor que lo posiciona como un visionario y progresista funcionario, que buscó desarrollar el Virreinato en forma integral.

En su labor destaca la preocupación por la educación como herramienta de promoción humana y de desarrollo económico, al respecto hizo especial incapie en la instrucción de la mujer y de las clases pospulares. Promovió los cultivos industriales; el seguro marítimo; la construcción de puertos; caminos; postas; el cultivo racional de la tierra y la apertura de nuevas rutas comerciales. 

Se comprometió activamente en la fundación de periódicos y en la difusión de los basamentos de la Economía Política aplicada a la realidad del Virreinato. Bregó pora liberalizar el monopolio prebendario en contra, incluso, de sus intereses familiariares. Esto le valió que los poderosos buscaran esterilizar muchas de sus iniciativas.

Cuando en 1806 Gran Bretaña ocupó militarmente Bs. Aires; se negó a prestar juramento a las autoridades foráneas. Revistó con honor en las milicias urbanas que desalojaron a los ingleses. Luego fue electo segundo jefe de la recién formada "Legión Patricia", en cuyo rol  resistió la Segunda Invasión Inglesa, en 1807. En 1811 fue hecho jefe de este cuerpo armado que trascendió a la Historia hasta nuestra actualidad con el nombre de Regimiento 1 "Patricios".

Fue activo protagonista de la formación del primer gobierno patrio (Primera Junta) en la que participó como vocal. Ella le encargó comandar el ejército que despachó al Paraguay para afirmar su gobierno. Debió improvisarse como general en jefe y con escasísimos medios humanos y logísticos, desarrolló una campaña honrosa con iniciales éxitos pero con duras derrotas posteriores. En la acción de Paraguary  enfrentó una oposición que lo superaba 10 a 1 y estuvo cerca de obtener la vistoria. Debió capitular, pero su hábil accionar encendió la llama de la libertad en la región. 


Comandó el ejercito patriota que sitiaba la plaza fuerte hispana de Montevideo. Más tarde guarnicionó la posición del poblado del Rosario, oportunidad en que izó la bandera nacional que se oficializó luego de ser declarada la independencia en 1816; la misma que hoy distingue a la Argentina.

Asumió como general del "Ejército Auxiliador del Perú", que lo era solo de nombre. Ante el fuerte avance realista ordenó el Exodo de la provincia de Jujuy, dejando tierra arrasada tras de él. Derrotó a sus oponentes en la batalla de Tucumán, lo que literalmente salvó la Revolución; luego de reorganizar su ejército venció en Salta y avanzó en el Alto Perú. Allí fue dos veces vencido y debió replegarse hacia el Sur; pero consolidó la frontera.

Por dos veces fue sometido a proceso por sus derrotas; se sometió a ello sin resistirse. Finalmente ninguno de sus acusadores sostuvo sus demandas y fue absuelto.
Se lo envió en misión diplomática a Europa pero no logró éxito en su misión ante el cambio de la situación internacional. A su regreso actuó como hombre de consulta del Congreso que dispuso la independencia de las "Provincias Unidas en Sudamérica".

Nuevamente fue puesto al mando del "Ejército Auxiliador" y, actuando estratégicamente en conjunto con el general San Martín, sostuvo la posición aferrando importantes tropas españolas, lo que a la postre facilitó la victoriosa campaña de este último en Chile y Perú. 

Su don de organizador de ejércitos se hizo proverbial; su autoridad se basó en el ejemplo que daba. Frugal de costumbres; firme en sus convicciones ideológicas; mereció elogios de parte del general San Martín por su capacitad militar. Desarrolló toda su actividad bélica con pobrísimos medios.  Fue muy celoso de la disciplina castrense y contuvo los desmanes de los exaltados contra las poblaciones civiles, lo que no era habitual por entonces.

De profunda fe católica intentó que su vida fuera acorde. Su devoción por la Virgen María lo llevó a consagrar su ejército, tomándola como "generala". Fue evidente que esta faceta espiritual lo sostuvo en los acontecimientos más amargos de su vida, que fueron muchos.

Reiteradamente renunció a los oropeles del poder; donaba parte de sus sueldos en beneficio de la Patria; cuando fue premiado por sus triunfos prefirió dedicar la recompensa para dotar a cuatro escuelas de primeras letras. Su honradez en el manejo del erario público y su humildad, hoy lo señalan como un paradigma para todos los argentinos. Está considerado como el primer constitucionalista, ya que redactó un reglamento para los pueblos de las Misiones que es un modelo en su tipo.

Reivindicó a los pueblos originario en forma permanente y a través de muy diversas medidas; promovió la coronación de un descendiente inca como rey del Río de la Plata.  

Su don de lenguas lo llevó a ser un difusor permanente de la cultura. Se valoraba su presencia en los salones y se contentaba de llevar la misma vida que sus soldados. Los avatares de su agitada vida le impidieron formar una familia pero dejó dos hijos que lo honraro con la ejemplar vida que llevaron.

Estaba dotado de una inata capacidad para percibir la sicología social, lo que lo llevó a promover numerosas acciones que hoy son consideradas como ejemplos en la especialidad.

Fue un estadista integral y, paralelamente, un verdadero hombre de acción.

Su condición física se resintió en sus campañas y debió sobrellevar muchos sufrimientos que finalmente determinaron su temprana muerte. En su últimos años los gobiernos no honraron las considerables moras en los pagos que se le debían por lo que debió soportar una gran amargura. 

Falleció el 20 de junio de 1820, momentos en que el país pasaba por uno de sus más turbulentos períodos. Fue inhumado en el atrio del templo de Santo Domingo y sobre su tumba se colocó una sencilla lápida de mármol que se tomó de su cómoda. Cuando se cumplió un año de su deceso  la ciudad de Bs. Aires le tributó el gran homenaje que merecía; oportunidad en que se lo reconoció como "padre de la Patria".

Junto con el general San Martín, Belgrano es considerado como un verdadero pro-hombre por todos los argentinos, sin distinción de clases, ideologías ni de otros calificativos.


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