Precedencias y algo más
Foto 2
Por Miguel
Carrillo Bascary
Continúo aportando ocasiones para el análisis en la
sección “Talleres de Ceremonial”, en este caso la sexta versión del
ciclo 2022-2023.
Recordemos: la consigna es, analizar las fotos que les presento
e ir anotando todo lo que les sugiera comentarios, tanto errores como aciertos.
Luego será el momento de comparar sus conclusiones con las mías. Si constatan
diversos criterios formulen en pertinente comentario y también si encontraran
algún aspecto que yo haya pasado por alto.
Mis comentarios:
Sobre la Foto 1
La misma se tomó
durante una reciente reunión oficial entre el presidente de la Corte
Suprema de Justicia de la provincia de Santa Fe con miembros del Ministerio
Público de la Acusación y del Ministerio de Seguridad, con motivo de la gravísima
situación que afecta a la ciudad de Rosario. Considerando esta causa, comentar
sobre el protocolo del ámbito en que se concretó parece una minucia. Sin
embargo, debemos señalar que, en el ámbito del que se trata, el personal a
cargo del Ceremonial goza de autonomía propia y que su función es la atender la
materia que justifica su existencia y que no participan en ningún rol vinculado
con la seguridad, más que en el espacio de las oficinas públicas.
En consecuencia,
me permito señalar:
a) Si bien el textil que
lleva el escudo provincial está correctamente centrado en la pared del
fondo, en una primera instancia hubiera correspondido ubicarlo sobre la cabeza
de quien preside la mesa. En la forma en que se ve queda totalmente desfasado,
como si fuera un elemento decorativo extraño al contexto. No debió ser así, ya
que el blasón es un símbolo del estado y del pueblo de la provincia a la que
representa la principal autoridad presente. Volveremos sobre esto.
b) En cuanto a las
banderas, el orden de precedencias es totalmente inapropiado:
La Enseña nacional debió ir
a la derecha del presidente de la Corte, acompañada de la Bandera Nacional de
la Libertad Civil, por su carácter de cuarto símbolo patrio de carácter
histórico. Destaco que estos dos vexilos debieron agruparse, ya que así
lo determina su carácter nacional.
Por su parte, correspondía
que el símbolo provincial se hubiera dispuesto sobre la izquierda del
magistrado.
c) Así las cosas entiendo
que el escudo santafesino debió retirarse. El motivo radica en la
presencia de las dos banderas nacionales, éstas tienen primacía con respecto al
blasón, que es un símbolo provincial. Si lo mostramos en el centro del
dispositivo, flanqueado a su derecha por las banderas nacionales y, encima,
sobre elevado, evidencia una centralidad que subalterniza esas enseñas. Por lo
tanto, reitero sin dudar, que debió quitarse el escudo.
Sobre la Foto 2
Se trata de una toma
histórica, ya que involucra a quien por entonces se desempeñaba como
presidente de la Nación, Juan D. Perón. Obviamente consistió es un registro
destinado a la propaganda, donde el funcionario se muestra “trabajando” en su despacho.
A su derecha obra la Bandera oficial de
la Nación, lo que está bien, y a su izquierda un desmesurado escudo del entonces
llamado partido Peronista.
La Enseña patria
tiene la peculiaridad de hallarse cubierta por un papel celofán
destinado a proteger el paño con vistas a mantenerlo libre de polvo y protegido
de otros contaminantes. Con el tiempo el celofán dio lugar a nuevos materiales,
básicamente polipropileno.
La fotografía es una buena oportunidad
para destacar que los paños de banderas deben lucir en plenitud, sin
presentarse encerrados por una pieza plástica, por más trasparente que sea. La naturaleza
del vexilo demanda que nada se interponga ente él y la percepción de
quienes lo miren. Esto me trae a la memoria una anécdota reveladora:
Durante una charla en una
escuela primaria, referencialmente expliqué lo indicado y a continuación una
niñita manifestó: “-Profesor, eso que Ud.
dice sería como comer un sándwich con guantes”. En fin, creo que me
explico.
Corresponde señalar que
tanto en Bolivia como en Perú es usual que las banderas y estandartes se
recubran de plástico, una costumbre con la que no coincido pero que en esos
pueblos cuenta con tradición. No tengo referencias que se replique en algún
otro país.
Abordemos ahora el tema del escudo, que de por sí destaca netamente
sobre la Bandera Nacional que, encima, se muestra sin armar, desprovista de
expansor, por lo que su presencia se minimiza.
Esto implanta en
el observador que el escudo, aunque se encuentre a la izquierda del
funcionario, tiene un protagonismo muy superior al símbolo común a todos
los argentinos.
En el punto es imposible
olvidar que el presidente Perón manifestó el 17 de octubre de 1950 lo que denominó
las “20 Verdades Peronistas”. Una de ellas, la sexta es: “Para un peronista no puede haber nada mejor
que otro peronista”. Aplicando este axioma con relación a la fotografía
cabe interpretar que en su función presidencial Perón privilegiaba los vínculos
con sus seguidores en detrimento de aquellos argentinos que no se alineaban con
su doctrina y militancia. Obviamente esto va en contra del principio de igualdad
democrática. Debieron pasar 23 años para que, ya en su senectud, el mismo Perón
modificó el postulado mostrando una importante evolución en su pensamiento
político, fue a sí que expresó[1]:
"Para un argentino no puede haber
nada mejor que otro argentino". Es lo que corresponde, lo que
siempre debió ser, aunque algunos de sus seguidores hayan seguido anclados en
sus dichos de 1950.
Como reflexión final
Es un principio básico
de la forma representativa de gobierno que las autoridades se desempeñan
en nombre y en función de todos los miembros del pueblo que las eligieron. En consecuencia,
en sus despachos oficiales y en otros ámbitos propios de su actividad no
deben lucirse emblemas partidarios, menos aún en el carácter protagónico con
que el escudo peronista aparece en la foto. Apunto también, que tanto en las
primeras dos presidencias de Perón y en las de muchos de sus seguidores que
ejercen tareas de gobierno, hasta la actualidad, no es extraño encontrar que aquel
fenómeno que asimila a los símbolos nacionales el blasón peronista, los
retratos de Perón y de Evita y otros emblemas partidarios se asimilan a los
símbolos nacionales, un desvío que no corresponde avalar.
No veo mal que sí pueda haber algún símbolo ideológico de pequeño volumen, a guisa de elemento afectivo o de suvenir, a condición de que su ubicación no tenga centralidad y de que se ubique en un despacho privado, donde el funcionario se desempeñe exclusivamente rodeado de sus colaboradores. Nunca en ámbitos donde se cumplan tareas oficiales con presencia de terceros, ya que en su caso es innegable que el objeto adquiere un neto carácter sectorial que obsta el principio universal de la igualdad ante la ley.
[1] Perón. Modelo argentino para
el proyecto nacional. Biblioteca del Congreso
Nacional. Bs. Aires. 1974, 2a. edición, p. 115: https://bcnbib.gob.ar/uploads/Peron.-Modelo-argentino-para-el-proyecto-nacional.pdf
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