La Historia es cosa del presente, no de la memoria
Por Miguel Carrillo Bascary
Sirva esta breve reseña como un cálido abrazo a todos los colegas que hacemos
de la ciencia de Clío nuestra pasión y el objeto de nuestros mejores desvelos.
No por esto debemos olvidar que la existencia tiene
sentido si nos comprometemos en cada día que nos ha sido dado vivir; que cada ser humano es único, irrepetible y
necesario en la Historia del universo.
Nuestras vidas son inconmensurables chispas del amor que Dios nos dispensa
a todos y a cada uno, hasta el punto de habernos considerado sus amigos y hermanos,
hijos de María, nuestra Madre común.
Nada más equívoco que recluirnos en la comodidad de saberes nostálgicos de una vana
erudición. Contra lo que se piensa la
Historia solo vale como herramienta para PROTAGONIZAR el presente.
Escrito esto, me permito recordar que desde la sanción de la Ley Nº25.556, aprobada en el 2002 se conmemora el 1º de julio de cada año como “día del historiador”, como dice la obra:
“… a los efectos
de recordar y homenajear el esfuerzo que han realizado y realizan los
escritores, investigadores, profesores y aficionados dedicados al estudio,
propalación y análisis de los acontecimientos de carácter histórico”.
Como vemos, se trata de una muy justa caracterización, amplia, no academicista, que reconoce los
aportes de diversas vertientes del análisis historiográfico.
La fecha se remonta al 1º de julio de 1812, momento en que el Primer Triunvirato (1) dispuso
que:
“… se escriba la historia filosófica de nuestra feliz revolución para perpetuar la memoria de los héroes y las virtudes de los hijos de América del Sud, y la época gloriosa de nuestra independencia civil, proporcionando un nuevo estímulo y la única recompensa que puede llenar las aspiraciones de las almas grandes”.
A título de crónica oficial de la revolución se confió
este cometido a uno de los más eruditos hombres políticos de aquel entonces, el sacerdote Gregorio Funes (2) quien
lo cumplió con su “Ensayo de la Historia
Civil del Paraguay, Buenos Aires y Tucumán” (2 tomos), editado en 1816, a
los que la Historiografía nacional considera el primero intento de interpretar
los acontecimientos que eclosionaron con el proceso emancipador de la hoy
República Argentina.
Les mando
de regalo el texto de esta obra
primigenia de la historiografía nacional que podrán bajar desde https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/7/72/Ensayo_de_la_historia_civil_%28Tomo_1%29_-_Gregorio_Funes.pdf
La Iglesia Católica señala a dos notables eruditos como patronos de los historiadores (paradigmas). La herencia hispánica singulariza a san Isidoro de Sevilla, llamado “el Español” (3) y distingue con igual patrocinio a san Beda, “el Venerable” (4).
Ambos vivieron en la Alta Edad Media, aquella época que muchos caracterizan como el tiempo del oscurantismo, olvidando la extraordinaria labor que hicieron los monjes y otros religiosos para preservar los tesoros legados por la Antigüedad Clásica durante el auge de las invasiones bárbaras y su capital labor que permitió el desarrollo del pensamiento como una estructura evolutiva y no cíclica, donde el hombre es actor principal de la Historia y no juguete de los dioses.
Ahora sí, ¡A celebrar Nuestro Día, que no es poco!
Notas:
1.- Este Triunvirato,
que fue la autoridad ejecutiva en las Provincias Unidas del Río de la Plata entre
el 23 de septiembre de 1811 y el 8 de octubre de 1812, en esa fecha estaba
integrado por Manuel de Sarratea, Feliciano Chiclana y Bernardino Rivadavia.
2.- Gregorio Funes
(1749, Córdoba-1729, Bs. Aires), se educó en Universidad de Alcalá de Henares de
la que egresó en 1779. En su momento se lo distinguió como canónigo en la
Catedral de la ciudad de Córdoba, de la que fue deán, esto es quien preside el
cabildo de la diócesis, por lo que llegó a actuar en vacancia de su importante obispado.
Desde el año 1807 fue rector de la prestigiosa universidad de aquel nombre para
la que diseñó reformas de avanzada a su programa. Fue un decidido patriota y
tuvo una activa participación en el proceso revolucionario. Cabe señalar que
renunció a representar a su provincia en el Congreso que se reunió en Tucumán
en 1816, que declaró la independencia. Su prestigio fue tal que medió entre los
caudillos del Litoral promoviendo un acuerdo que se conoce con el nombre de Tratado
del Pilar, piedra fundamental del federalismo argentino.
3.- San Isidoro
de Sevilla (Cartagena, ca. 556-Sevilla, 636). Era el menor de sus tres de
sus hermanos, todos considerados como santos. Fue obispo en la ciudad que
referencia su caracterización. Plurifacético erudito, la principal de sus obras
es “Etimologías” (ca. 634), una verdadera summa
del conocimiento humana, por lo que se lo considera padre del enciclopedismo es
decir, de la metodología científica. Gran reformador de la Liturgia supo tener particular
sensibilidad con los necesitados. El papa Inocencia III lo proclamó “doctor de
la Iglesia” en 1722. Su fiesta es el 26 de abril.
4.- San Beda nació en Newcastle, hoy Inglaterra, ca. 672/ 673, en plena Alta Edad Media, murió en el 735. Su obra más recordada es “Historia eclesiástica del pueblo de los anglos” que escribió hacia el 731. El sínodo de Aquisgrán (836) lo proclamó como “Doctor de la Iglesia” y “Venerable”, una caracterización que mantuvo cuando en 1899 fue canonizado por el santo papa León XIII. Su festividad es hoy el 25 de mayo.
Apreciado Miguel, recibe un fraterno abrazo y mi reconocimiento a tu trabajo. Feliz día. Macacha
ResponderEliminarUN cordial abrazo Macacha también es tu día el 1º de julio, dado tu gran compromiso en transmtir nuestra Historia
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