lunes, 9 de agosto de 2021

Nuestro presidente, “el chino” y una grosería imperdonable

Un insulto a toda una Nación

Una foto relación que agravia al pueblo argentino

Por Miguel Carrillo Bascary

En los últimos días la relación entre el Presidente de la Nación y un ciudadano taiwanés cobró notoriedad pública.  Algunas crónicas ilustraron esta vinculación con la foto que abre esta nota que se obtuvo en la recepción oficial luego de la asunción del mando del funcionario, quien aparece acompañado por su pareja, una ignota señora y el protagonista del acto que comentaré, Chien Chia Hong (1) a quién el propio Presidente aludió públicamente como “el Chino”.

Me limitaré a comentar la situación desde la perspectiva del Ceremonial y el Protocolo ya que expone al comerciante como responsable de una grosera falta a todos los cánones por parte, muy evidente para quienes tengan conocimiento de estas disciplinas.

Para que esto pueda ser debidamente advertido para quienes no incursionan con habitualidad en estos temas, cabe señalar que el Presidente de la Nación inviste la banda y el bastón de mando que lo caracterizan solo en ocasiones muy solemnes, como fue la recepción brindada a la que asisten mandatarios extranjeros, diplomáticos, los más altos niveles del funcionariado nacional, gente de la cultura y dirigentes sociales representativos del gran arco democrático.

Lo que resulta inaudito es que el ciudadano taiwanés se fotografiado en mangas de camisa junto al Primer mandatario.

No se trata de una simple “desatención” de su parte, sino que constituye una grosería tal que afecta a la investidura presidencial y que revela el desprecio del extranjero para con el Primer Mandatario argentino y para con el pueblo al que éste representa. Más aún            considerando al contexto de invitados.

Ni siquiera su condición de extranjero exime al citado Chien Chia Hong ya que el uso de saco y corbata es un requerimiento esencial en situaciones oficiales de carácter formal, aún en Taiwán,  y aún más en los altos círculos del comercio exterior.

Jamás, pero jamás, puede admitirse que, si el Presidente de la Nación lleva los atributos de su mando, alguna persona pueda mostrarse en el mismo recinto con la informalidad que resulta de la toma. Mucho peor que se haga fotografiar de esta manera.

Lo expuesto resalta aún más por la actitud corporal del ciudadano taiwanés, obsérvese como contrasta la seriedad en la expresión de su rostro, con la franca alegría que expresa la sonrisa de la pareja presidencia y de la otra señora. Esta parquedad es aún más evidente si se considera que en el mundo de los negocios y de la comunicación en Oriente la sonrisa es un presupuesto invariable de cortesía y respeto para con el interlocutor, sea este de la condición que sea.

Apunto también que lo documentado implica una falta del debido profesionalismo de los funcionarios encargados de Ceremonial, quienes debieron velar en primer lugar, para que las personas presentes en una recepción oficial como aquella estuvieran correctamente vestidas y, en segundo, para impedir que se insultara al Presidente de la Nación aproximándosele y haciéndose tomar una fotografía como la que vemos. 

Lo peor es que tamaño despropósito haya pasado desapercibido hasta estos últimos días, cuando la lupa opositora sobre las visitas a la Quinta de Olivos puso en evidencia las relaciones entre el Presidente de la Nación y su poco respetuoso invitado. 

Nota: 1.- Fuente de la foto: https://www.lanacion.com.ar/politica/la-visita-del-misterioso-empresario-taiwanes-la-noche-del-cumpleanos-del-presidente-nid06082021

 

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