La Señora de Bastón y la Bandera
Por Miguel Carrillo Bascary
Las concentraciones populares suelen
ofrecer imágenes de todo tipo donde las banderas son elementos válidos para
expresar diversas emociones y metamensajes.
La espontaneidad y la forma con que
sus protagonistas se identifican con la bandera nacional de un país, en este
caso Argentina, no conoce de protocolo.
La espontaneidad se entrelaza con la subjetividad en formas increíblemente
variadas.
No está mal, todo lo contrario, siempre
que prive el respeto en el tratamiento que se preste al símbolo nacional. Estas
manifestaciones demuestran que las banderas
son parte misma del alma popular.
Les ofrezco un caso inédito, al menos para quien esto escribe, advertido en una
reciente auto convocatoria política ocurrida en la ciudad de Rosario con motivo
de las recientes elecciones presidenciales. Así quedó plasmado en la fotografía
que preside la entrada, tal como me la remitió un lector de este Blog que supo
captar el momento con rara sensibilidad.
Me detengo en algunos señalamientos que
posiblemente ni siquiera fueron tenidos presentes por su protagonista, la Señora del
Bastón.
Cuando la condición física de una
persona demanda el uso de bastón para movilizarse con seguridad, la pieza se
transforma en una extensión misma de su
cuerpo. El vínculo entre el portador y el objeto se hace naturalmente íntima;
hasta el punto que cualquier cambio en este último genera incomodidad.
Disimulando las redundancias,
inevitables en este caso, podemos cotidianamente podemos escuchar frases como estas: “estoy perdida/o sin mi bastón”;
“olvidé mi bastón y siento que me falta alto”; “cambié el bastón y no me adapto
al nuevo”. El lector sin dudas, que podrá agregar muchas otras de su cosecha.
En el caso que analizamos vemos un
conglomerado de personas ante un estrado donde se encuentra un político que
oficia de causa convocante. La Señora
del Bastón, está parada, a nivel del piso y no es de mucha estatura. Reparemos
que, en la oportunidad, la gente se había reunido para manifestar su apoyo a
las ideas encarnadas por el hombre público con el que se referenciaba.
Los promotores del encuentro habían
pedido que se concurriera con banderas
nacionales, dejando de lado todo otro emblema sectorial, por lo que el
sentido de este tipo de manifestación tenía un objetivo claro, mostrar que la
argentinidad estaba más allá de un logro económico o de un proyecto político; en
la conjunción social se buscaba evidenciar una demanda concreta: primero la Patria, después los intereses de
sector; las grietas deben cerrarse; la Bandera nacional es prenda común de
todos los argentinos.
En este contexto la intención implícita en el acto de la Señora del Bastón con su conducta está
diciendo con toda claridad: “Sr. Político mire esta Bandera que le muestro, es
la de Patria, somos todos”. Es por eso que en una actitud quizás inconsciente
la protagonista recurrió a su creatividad y no encontró mejor forma de hacerlo
que anudando a su bastón la bandera que
llevaba, para que fuera más visible; para que esa extensión vegetal de su
brazo pudiera hacerse mostrarse emergiendo de la impersonal masa que formaban
los concurrentes al acto.
Por si fuera poco, vemos otro detalle, la Señora del Bastón y su acompañante visten íntegramente de blanco,
con todo lo que este color implica en el sentimiento social.
Más allá de las connotaciones
concretas al hecho político de origen, entiendo que la Señora del Bastón nos trasmite una idea fuerza, a través de la
Bandera Nacional, nada menos.
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