Nave central donde se aprecian los sitiales del coro y los estandartes
Por Miguel Carrillo Bascary
La reciente boda del príncipe Harry de Inglaterra puso
en evidencia la forma en que está decorado el templo donde se realizó la
ceremonia nupcial, la capilla de San Jorge (Saint George’s Chaple) del palacio de Windsor, una de las residencias
oficiales de la dinastía reinante.
Como pudo verse en la transmisión televisiva que se emitió
con alcance planetario, la nave del
templo está ornamentada con una serie de estandartes (banners), a ellos me
referiré, pero antes es necesario aportar alguna información sobre el lugar.
La Capilla
de San Jorge y la Orden de la Jarretera
La St. George Chapel
El templo fue mandado a construir por el rey Eduardo III (1452 – 1485), último monarca de la casa York y
tiene un reconocible estilo gótico que se presta excepcionalmente como ambiente
para exhibir los estandartes de que hablaremos.
Durante la Edad Media fue un centro popular de peregrinaciones, pero
resultó muy dañado durante la Guerra Civil inglesa. Posteriormente experimentó diversas
ampliaciones y refacciones. Desde 1931 su conservación fue confiada a la
Sociedad de Amigos de San Jorge y Descendientes de los Caballeros de la Orden
de la Jarretera, una organización de caridad.
St. George es la sede capitular de
la “Orden de la Jarretera” fundada formalmente en 1348, pero tiene orígenes
aún más antiguos. Es la de mayor antigüedad y prestigio en el Imperio. Tiene
como lejana reminiscencia a la leyenda de la Tabla Redonda conformada por el
mítico rey Arturo, razón que inspira la incorporación de nobles de otras
nacionalidades que la británica.
Como su nombre lo indica, el símbolo de la Orden es una liga de
color azul oscuro con el lema "Honi soit qui mal y pense" ("Vergüenza
para el que piensa mal") bordado en dorado. Existen varias hipótesis sobre
la razón de esta curiosa expresión y sobre el simbolismo de la extraña divisa.
En los contados casos en que se emplea la prenda, los miembros varones la lucen
bajo de la rodilla izquierda y los femeninos la llevan en su antebrazo izquierdo.
Insignia de la Orden
Originalmente, además del Rey (soberano de la Orden) y de su heredero, los miembros afiliados eran veinticuatro
a quienes se llamaba “compañeros” (“companions”), una denominación remitía a
los equipos que competían en los torneos, algo que denotaba familiaridad y
plena confianza entre el rey, el príncipe y sus allegados.
La nominación es una exclusiva y personal prerrogativa real y se otorga por “excepcionales servicios a la
Corona”. En la siguiente imagen vemos el uniforme actual que caracteriza a los
miembros de la Orden.
Poco más tarde se incorporaron mujeres, pero quedaron excluidas entre 1488 y
1901 año desde el que se volvió a admitirlas, pero no llevaron el título de “compañeras”;
sino el de “damas de la Orden”. En
1987, como una manifestación del empoderamiento femenino, la reina Isabel II
dispuso que las damas también podían llevar el calificativo de compañeras.
Uniforme, collar y placa de la Orden
A partir de
Jorge III (reinante desde 1780 a 1820) se
crearon como supernumerarios los “caballeros reales” y con el tiempo se les
sumaron algunos “caballeros extranjeros”.
El primero
de ellos fue Naser al-Din Shah Qajar, sha de Persia (1873) a quién siguió su
sucesor, Muzaffer-ed-Din. Pueden citarse también: el negus de Etiopía, Haile Selassie;
y los emperadores de Japón, Mutsuhito y Akihito.
Varios reyes
de España pertenecieron a la Orden: Alfonso XIII; Juan Carlos I y actualmente,
Felipe VI.
También se cuenta a los monarcas: Gustavo V y Carlos XVI, de Suecia;
Cristian X, de Dinamarca; Alberto, de Bélgica; Fernando y Carol II, de Rumania;
Jorge II, de Grecia; Haakon
VII y Harald V, de Noruega. A los que se suman los príncipes Guillermo de
Prusia; Leopoldo de Bavaria y Pablo de Yugoslavia.
Entre las
reinas y princesas foráneas se cuentan: Guillermina, Juliana y Beatriz de
Holanda; junto a Margarita de Dinamarca.
Otros miembros extranjeros registrados en la Orden
son: el archiduque Francisco Fernando, de Austria; los grandes duques Miguel,
de Rusia y Juan de Luxemburgo; el duque Luis Felipe de Braganza y varios nobles
de Alemania.
El emperador
del Brasil, Pedro I fue el único americano; también se cuentan varios caballeros
australianos y neozelandeses; pero significativamente no
se registra ningún canadiense. Posiblemente sorprenda conocer que Napoleón III
fue caballero de la Orden.
Pedro I de Brasil
Atributos de los miembros
En el coro de St. George hay 24
sitiales laterales destinados
a los caballeros de la cofradía. Sobre la posición que corresponde a cada miembro penden sus respectivos estandartes, posiblemente
el atributo más significativo para los amantes de la Vexilología.
El alto espaldar del sitial permite
que luzcan sus escudos heráldicos; una espada ceremonial y la cresta que
hipotéticamente podría identificar su yelmo. Seguidamente brindamos algunos ejemplos:
En el respaldo de cada asiento se adosan placas de diversa factura que señala la identidad de los
sucesivos titulares.
Cuando un miembro fallece se concreta una ceremonia especial cuya primera
edición se dispuso para conmemorar los seiscientos años de la creación de la
Orden. Fue ideada en 1948 por el entonces compañero decano, el obispo Eric
Hamilton, e implica la ofrenda ante el Altar Mayor de los atributos del miembro
fallecido; que luego serán entregados a sus descendientes o permanecerán discretamente
reservados en dependencias del templo, fuera de la vista del público. Sin
embargo, la placa identificatoria queda en el sitial, señalando la continuidad
del vínculo más allá de la muerte. La ceremonia fue formalmente aprobada por
Jorge VI en 1952.
Placa de sir Winston Churchill
Los estandartes
Teniendo presente las referencias a los torneos que configuraron el origen
de la Orden, los estandartes remiten a los que ostentaban los participantes
junto a sus pabellones (carpas) y su escudo, al que golpeaban los desafiantes a
duelo singular. Desde 1416 hay
constancias sobre la exhibición de estos banners en St. George. El primer
registro documentado data de 1503.
Los banners heráldicos, entre
los que por supuesto se encuentran los instalados en St. George Chapel tienen la peculiaridad de que su reverso no
es una imagen especular del anverso. Esto remite a una de las reglas de la Heráldica,
donde en el diseño de escudos se tiene muy presente el lado al que miran los
muebles (figuras) que cargan. Es así, que la generalidad “mira” hacia la
derecha (hacia el asta que sostiene el vexilo) y es la excepción que lo hagan
hacia la izquierda, posición de expresa una descendencia no legítima.
Banner del Emperador del Japón (es especular por ser idéntica la forma de colocar la carga)
Podría explicarse que el formato
cuadrado de los estandartes obedece al ser llevados a caballo, por lo que
sus proporciones los distingirían de las banderas. Sin embargo, si nos
remontamos a hacia atrás en el tiempo, encontraremos que las enseñas militares
de los siglos XV, XVI y XVII, por lo genera tienen sus lados iguales.
Los banners de los miembros de la Orden instalados en Saint George están sobredimensionados para permitir que
sus diseños puedan ser apreciados desde el solado de la capilla.
Otro hecho significativo es que las
astas de los estandartes están colocadas en perpendicular a los muros, de
manera que los paños caen en vertical permitiendo que puedan apreciarse en
su totalidad, ya que, si las astas se hubieran colocado en ángulo, el peso de
los textiles los hubiera ocultado parcialmente al observador.
Pero aún hay más al respecto, una acendrada
tradición indica que esta forma de exhibir las banderas, estandartes y
otros vexilos se reserva a los trofeos obtenidos en guerra, en un próximo post
veremos cuanto de verdad hay en esto y como se trasunta en el ceremonial.
Como vemos, la forma en que se disponen los estandartes está destinada a permitir
que sus titulares sean fácilmente identificados por quienes los observen, al
fin y al cabo, pertenecer a la cofradía era cuestión de honor y de vigilancia. Desde
nuestra actualidad diríamos que hay mucho marketing.
Nota: mayor información al respecto puede
consultarse con ventaja accediendo a:
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