sábado, 28 de mayo de 2016

Hacia el Bicentenario

Logo “Bicentenario de la  Independencia Argentina”


Por Miguel Carrillo Bascary

El presidente argentino, Mauricio Macri, sorprendió a los argentinos con un mensaje por Twitter donde anunció:

"Te presento el logo que vamos a usar para las celebraciones de los 200 años de nuestra Independencia …una escarapela con un sol brillante en su centro"

Con estas simples palabras quedó presentado el logo que usará el gobierno nacional en todas las actividades destinadas a celebrar la magna fecha; también podrán usarlo los particulares que lo deseen.

Para los amigos de este blog que no sean argentinos les cuento que el 9 de julio de 1816, en la ciudad de Tucumán se declaró la independencia de las “Provincias Unidas en Sud América” lo que implicó que Argentina surgiera como una nación libre a independiente.

El emblema tiene una clara reminiscencia con el que se utilizó en el año 2010, aludiendo al primer grito de libertad (25 de mayo de 1810) y a la formación del primer gobierno patrio. Este surgió de un concurso convocado durante la presidencia de Cristina Fernández. Fue profusamente usado tanto en aquél entonces como con posterioridad.

El logo de 2010 se estructuró sobre la base de la escarapela nacional a la que se adicionó el Sol idealizado que puede verse en la Bandera argentina (“Sol de Mayo”). Su aspecto fue identificado jocosamente como “un huevo frito”. Nunca faltan los detractores.


La comparación entre el diseño del 2010 y del 2016 queda plasmada en la siguiente imagen.


Esta similitud no es casual, ambos fueron diseñados por Hernán Berdichevsy.

La analogía esconde un profundo significado, con la adopción del nuevo emblema el gobierno de Macri establece una continuidad conceptual y semiótica entre el acontecimiento de 1810/ 2010 y de 1816/2016 que trasciende la identificación oficialista que para algunos pudo generar el uso del primero.

En este sentido, el actual Gobierno está llevando un claro mensaje a la sociedad diciéndonos que la unidad de los argentinos en la gran causa nacional de la Independencia debe superar toda antinomia.

Críticas y nuestra respuesta 

La sociedad acogió la iniciativa con comentarios de todo tipo. La principal objeción fue “que había desaparecido el Sol”, lo que en el parecer de los críticos “devalúa el nuevo diseño”.

Por nuestra parte, acotamos que en el 2010 se había cuestionado la propuesta, justamente “por llevar el Sol”. Entonces se dijo que era “un sol desproporcionado”; que los tradicionales colores argentinos “quedaban eclipsados por la magnitud del Astro”; que el Sol como tal no existía en la iconografía de la cultura vigente en 1810 y que no fue sino hasta 1813 que hizo su aparición en la Historia, plasmado en las primeras monedas patrias que se acuñaron ese año.

Como vemos la crítica por la crítica misma tiene un accionar pendular.

En realidad el Sol no ha desaparecido de la propuesta 2016, sino que se representa con todo su potencial, dinamizando los colores nacionales que conforman su contorno.

Trataremos de explicarlo con los siguientes términos. Si representamos al Sol en un dibujo partimos de un círculo, naturalmente amarillo y le agregamos rayos, así lo concibe la cultura humana más allá de apreciaciones de detalle. Pero, si miramos directamente al Astro rey no vemos ese círculo áureo sino un núcleo blanco, enceguecedor, que difumina el contorno circular de la estrella. 

En consecuencia, en el logo del 2016 el Sol está; pero está potenciado, en plenitud de su brillo, señalando una evolución plenamente dinámica que supera el diseño usado hace seis años.

Esto es, precisamente, lo que el autor y el Gobierno quisieron simbolizar en el nuevo emblema.

El mensaje subliminal que nos envía el actual Gobierno es muy claro, su gesto tiende una mano entre los argentinos divididos actualmente por una “grieta” ideológica, como muchos comunicadores coinciden en definir.

¿Cómo surgió el emblema?

Berdichevsky, en declaraciones al diario “Clarín” nos ilustra sobre estas circunstancias:

Apenas hicimos el logo del 2010, con el equipo nos pusimos a pensar qué haríamos si nos llegaban a llamar en 2016 para un nuevo logo. No creíamos que fueran a hacerlo, pero en febrero [2016] nos llamaron del nuevo gobierno (1) y nos dijeron: 'Queremos saber tu opinión sobre el futuro del Bicentenario'. El símbolo anterior tuvo una aceptación enorme y me pareció que tirar eso abajo y construir algo nuevo iba a ser algo tonto. Por eso, lo mejor que pudimos hacer [era tomar] ese símbolo, que ya tiene una representación, modificarlo, evolucionarlo, pero no borrarlo. Un poco la idea es unir esta 'grieta' de la que todos hablan”.

Siguió diciendo:

El otro tenía 20 pétalos para representar las 20 décadas. Ahora, esa representación es con 20 líneas. Que se van a mover en el formato digital y van a crear nuevas estructuras. El logo ya no es estático, es dinámico, está en constante movimiento".

Ezequiel Colombo, subsecretario de Contenidos de Difusión del Gobierno coordinó la selección. Al parecer se realizaron consultas a otros diseñadores. Berdichevsky a través de su estudio “BrandVrew” le presentó en abril tres ideas para satisfacer la consulta realizada y, aclaró: 

"... eligieron la tercera, la única que no tenía el sol amarillo en el medio. Y también nos parecía la mejor".

Otros aportes:

En las últimas semanas se conocieron también otras propuestas similares estructuradas por instituciones diversas.
El propuesto por la Universidad Nacional de Tucumán
difundido desde el año 2015

Emblema definido por la Municipalidad de Tucumán


 
 Su similar, planteado por la Gobernación 
de la provincia de Tucumán

Desde el Gobierno nacional se indicó que ninguno de estos diseños era incompatible con los restantes y que cada uno podría emplearse en los respectivos ámbitos de origen.

También se computan más propuestas:


Para saber más:

No hay comentarios:

Publicar un comentario