Una sabrosa anécdota
Por Miguel Carrillo Bascary
Es conocido
que uno de los equipos de futbol de mayor arraigo y predicamento en la ciudad
es Newell's Old Boys. Fue fundado en el año 1903 y su casaca tradicional es
roja y negra, por mitades. Su clásico rival es Rosario Central, cuya camiseta es azul y amarillo, según da cuenta el escudo que usaba en la época.
Con estos
antecedentes invitamos a leer la noticia aparecida en “La Capital” de Rosario,
el principal y más que centenario periódico de la ciudad en su edición del 2 de
enero de 1981,
(Texto ampliado del recorte)
"Burdo gesto
La crónica de los festejos futbolísticos en nuestra ciudad registra
numerosos hechos que avanzando más allá de los naturales límites de la fiesta, que
protagonizaron las hinchadas, dejan los saldos de destrozos y agresiones
personales que no condicen con el buen espíritu que debería animar estas
celebraciones. Pero esta vez la malentendida pasión por ese deporte, ha
avanzado un poco más. Algún exaltado se permitió colocar ayer, al tope de uno
de los mástiles situados en el Patio Cívico del Monumento Nacional a la
Bandera, un lienzo con los colores de Newell´s Old Boys. Es lamentable que un
sitio con tal alto valor cívico e histórico para Rosario y para todo el país,
sea tomado como escenario de estas burdas manifestaciones."
¿Cómo se explica lo leído?
Es una
costumbre que en el Monumento a la Bandera sito en Rosario se icen las enseñas
de los países con los que Argentina mantiene relaciones diplomáticas el día
nacional de tales estados.
El
izamiento se concreta en el mástil “escolta” del Patio Cívico, acompañando a la
Bandera nacional argentina, como marcan las reglas del protocolo vexilológico.
Y aquí
viene lo mejor: el 1º de enero la república de Haití celebra el día de su
independencia, ocurrida en 1804. Cuando la noticia fue publicada Haití tenía una bandera roja y
negra, idéntica a los colores de Newell. ¡Con esto se explica el error del
cronista!
Cuando el cronista llevó su inquietud al entonces Jefe de redacción del Diario, éste no dudó en apoyar la publicación, pese a los pedidos de prudencia de algún colega.
El periodista en cuestión se ufanaba de haber puesto en evidencia el fanatismo de algún desubicado rojinegro. ¡Lo había impulsado su sangre auriazul, del que todavía es hincha furioso! Socio en la "picardía" ¡El buen Jefe, también era un notorio centralista!
Esto ocurrió hasta conocer la aclaración que dio a conocer la dirección del Monumento, la que debió publicarse días más tarde.
Dicen sus compañeros de trabajo que ambos fueron blanco de cargadas durante las siguientes semanas. Todavía se recuerda el despiste en algún asado!
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