lunes, 21 de diciembre de 2020

Banderas en las pulperías de la pampa

Rojo, había carne fresca; blanco, bebidas

 

Texto al pie de la ilustración: “1. La Pulperia con una caña con grimpola á la puerta que le sirve de distintibo. 2 Un Paisano q.e llega á comprar bebida. 3. Hastas q.e llaman Chifles en donde se conduce regularm.te la bebida para Viaje. 4 Cocina. 5. Vista de un rancho de campo q.e llaman Chacara” (sic)

 

Por Miguel Carrillo Bascary

Quienes vivimos en este siglo XXI tenemos muy afianzada la idea de que las banderas representan a estados, ciudades y un vario pinto conjunto de agrupaciones de humanos, pero en la historia, estos vexilos también han servido como señales empleadas para trasmitir un mensaje convencionalmente conocido.

Un ejemplo lo vemos en los banderines que solían usarse en las pulperías ubicadas en la inmensidad de las llanuras pampeanas durante el siglo XIX, como señal para los gauchos que la recorrían.

Según lo rescata de las tradiciones orales el literato argentino Leopoldo Lugones, el rojo indicaba la disponibilidad de carne y el blanco, la de bebidas, obviamente alcohólicas.

En su obra “El Payador”, publicado en 1916, puede leerse:

    “Para el domingo, la pulpería aislada en la pampa como una barcaza en el mar, izaba en la punta de un largo palo, que era igualmente vigía para observar a los indios merodeadores, un guión, blanco si no había más que bebida, rojo si también vendía carne. Los gauchos llegaban con sus parejeros de carrera y sus gallos. Pronto disponían en el suelo aplanado, canchas para la taba. Otros concertaban sobre el mostrador, partidas de truco y de monte. Allá buscábanse los valientes de fama “para tantearse el pulso” en duelos provocados por una trampa de juego, una pulla o un poético lance de contrapunto. Este último incidente provenía de una institución y un tipo que han sido la honra de nuestra campaña, al comportar su ejercicio el culto apasionado de la poesía” (Pág. 58;  tomo 1; https://www.letras.edu.ar/elpayador.pdf)

La referencia nos la ofrece el investigador Roberto Amigo, jefe de curadores del Museo Nacional de Bellas Artes, quien tuvo a su cargo la muestra “Un viajero virreinal. Acuarelas inéditas de la sociedad rioplatense” realizada en dicho repositorio entre noviembre de 2015 y enero del 2016. El catálogo de viñetas realizadas entre fines del siglo XVIII y el XIX fue editado posteriormente y en él se ilustra una acuarela que el investigador describe con las siguientes palabras:

"El jinete de espaldas, de pie junto a su caballo, lleva un poncho arribeño decorado con listas de colores; usa el cabello largo y atado con una trenza, con un sombrero de ala ancha; botas de potro y espuelas. Cuelgan de su montura tres chifles de cornamenta de buey donde se almacena la bebida para las travesías; seguramente ha llegado para reabastecerse. En la puerta de la pulpería aparece la figura de una mujer campesina, de escasa representación en el conjunto, con abalorios al cuello, pañuelo en la cabeza; camisa y pollera acampanada. Es, probablemente, la encargada del comercio, cuyo propietario puede que haya sido el mismo que el de la chacra que se representa en el fondo de la composición. Este rancho en el horizonte se menciona en el texto como "el que llaman chacara".

A lo expuesto puedo agregar que el uso de gallardetes obedece a su simplicidad de confección, obviamente, pero también a su función. Para que fuera visible desde lejos un véxilo debe flamear y para esto nada mejor que un jirón de tela, por su mejor aerodinamia y menor peso.



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