viernes, 9 de agosto de 2019

Las bandas: emblemas de honor y poder

Las bandas símbolos de dignidad y poder

Enrique II, hijo de Alfonso XI, con banda y capa de armiños

Por Miguel Carrillo Bascary
Los orígenes de la tradición

Una ancestral costumbre latina y muy particularmente hispana es el uso de bandas cruzadas sobre el pecho que desde la Antigüedad vemos lucir en sus retratos a reyes, dignatarios y jefes militares.

Podríamos remontar su origen hasta el tahalí que se empleaba para llevar la espada. De allí que su correcto uso indique que estas bandas se llevan pendientes desde el hombro derecho, atravesando pecho y espalda, hacia el lado izquierdo de la cintura. Sin embargo, cuando el portador lleva espada la banda se emplea a la inversa, de izquierda a derecha, a fin de no estorbar el empleo del arma si es necesario desenfunda.

Entre las más antiguas referencias sobre el uso de estas bandas se encuentra la “Crónica de Alfonso XI, "el Justiciero”, rey de Castilla (1312 a 1350). Allí se cuenta que en 1330 él mismo se ciñó una banda de tela “ancha como una mano” y autorizó que le imitaran algunos caballeros distinguidos como señal de su particular lealtad o de los notables servicios militares prestados. Las referencias que guarda la tradición difieren en cuanto al color de la banda; para algunos era negra y para otros, roja.

Son numerosas las alusiones al uso de bandas que nos aporta la iconografía de la época colonial tardía. Por conocidas,  sobresalen los retratos de los monarcas, virreyes y otros dignatarios de la Corte castellana. En particular recordamos los cuadros en que Goya pintó al Rey y a su familia, donde los retratados ostenta la banda de la Orden de Carlos III con sus clásicas franjas: celeste, blanca y celeste. Peculiar estructura que da origen a una de las hipótesis sobre el diseño de la Bandera argentina.

Carlos IV y familia

También se destaca el uso de bandas en los miembros de las órdenes militares más tradicionales en España. Asimismo, utilizaban bandas los oficiales superiores de los reales ejércitos y los profesores de las universidades.

Aquí se demuestra una de las funciones de las bandas, identificar a su portador como alguien dotado de poder. No puede negarse que las bandas ofrecen una alta visibilidad. Originalmente se empleaban sobre la misma armadura para que los subordinados distinguieran a sus jefes. En el uso actual se lucen sobre el traje, excepto cuando el dignatario viste frac, única oportunidad en que se oculta parcialmente bajo esta prenda. 

Capitanes generales de la Real Armada de España

Cuando un vasallo recibía la banda de una orden a la que pertenecía el monarca, de alguna manera se asimilaba al grupo íntimo del Rey, pero esto no implicaba una equiparación, siempre se reconocía preeminencia al monarca.

La imposición de las bandas se realizaba mediante un ceremonial solemne que tenía por objeto evidenciar que su portador era particularmente distinguido de entre sus pares. El uso de las bandas denotaba un avance en el servicio al Rey y en el mando castrense; según el caso. Por tal motivo las bandas se usaban tanto durante el desempeño de las funciones asignadas y en todas aquellas ocasiones donde se ponía en evidencia el rango: ceremonias cortesanas y religiosas; desfiles y paradas; bailes; festivales y similares.

Fernando VII

De estas referencias podemos inferir que las bandas tenían un doble significado: eran investidura de autoridad y también evidenciaban una distinción por servicios meritorios prestados, tanto militares como civiles, lo que señalaba que el portador poseía determinada autoridad y gozaba de ciertos privilegios.

Luis de Córdova y Córdova (2º Cap. gral. de la Armada Real, siglo XVIII)

Las bandas en tierras rioplatenses

En la historia argentina las bandas aparecen tempranamente en una evidente continuidad con el uso vigente en los últimos años de la Colonia. Es así que en el ámbito militar son reguladas como atributo de los brigadieres generales, adoptando los colores blanco y celeste con flecos de hilo de oro en sus puntas. Así resulta del decreto emitido por la Asamblea Constituyente de 1813, datado el 5 de mayo de ese año, complementado por su similar de fecha 1º de febrero de 1814, que establecía diversas variedades de este atributo.

Cuando la misma Corporación sancionó el Estatuto Provisorio, en 1814, dispuso que el Director Supremo, titular del poder ejecutivo, se distinguiera con una banda, blanca en el medio y azul a los costados, terminada en una borla de oro (artículo 3º). La norma especificaba que tal banda sería “distintivo de su elevada representación”.

Poco más adelante, el Congreso General reunido en Tucumán confirmó esta práctica por medio del decreto fechado el 25 de febrero de 1818 y procuró que la banda del Director Supremo no se confundiera con las que utilizaban dignatarios de inferior jerarquía. A tal fin el decreto dispuso que la banda directorial llevara un sol bordado en oro, sobre el pecho, para que su lucimiento fuera ostensile. Por lo tanto, Juan Martín de Pueyrredón fue la primera autoridad patria que lució el Sol en el pecho.

Se considera que el Sol elegido se correspondía con el que corona el escudo adoptado por la Asamblea de 1813 para los sellos del Estado; que luego pasó a la moneda y, a la propia Bandera nacional, precisamente en 1818. Todos los autores señalan este precedente como el origen de la actual “banda presidencial”.

Por otra parte, el decreto de 1818 implícitamente señaló que era relativamente común el uso de bandas con variados propósitos, pero que todas ellas indicaban una dignidad especial en su portador, bien sea como autoridad política, militar o como miembro de alguna orden meritoria. Vgr. la “Legión de Mérito”, creada en Chile, para distinguir a los guerreros que combatieron por su libertad, distintivo que era muy usado por los militares argentinos que habían acompañado al Libertador en su campaña trasandina.

Las escasas referencias de tiempos posteriores señalan que las bandas continuaron en uso de las autoridades unipersonales durante el tiempo del Directorio y en la presidencia de Rivadavia.

Ocurrió lo propio en provincias. En Bs. Aires Rosas empleaba una banda enteramente rojo punzó. Los gobernadores entrerrianos y santafesinos las utilizaban conforme a los colores de sus banderas provinciales. Según referencias el resto de los gobernadores también usaron bandas pero no se cuenta con certeza sobre sus colores.

Bandas presidenciales y otras

Ya en el período constitucional la costumbre se mantuvo y vemos su uso por parte del presidente de la Nación y los gobernadores de provincia; muchas veces se empleaba lisa.

Justo José de Urquiza, primer presidente constitucional, Argentina

Urquiza lució habitualmente una banda bicolor, celeste y blanca, al igual que los presidentes Derqui, Mitre y Sarmiento. Sin embargo, hay evidencias iconográficas de que estos últimos usaron también bandas con la tradicional composición trifranja, celeste, blanca y celeste, sumando el Escudo nacional. Avellaneda empleó solo bandas trifranjas con un escudo rodeado de banderas y de un anillo de 14 estrellas, aludiendo a las provincias históricas; pero también fue el primer presidente constitucional que lució el Sol en el centro. Desde la presidencia de Roca se emplearon escudos nacionales. Pellegrini y Quintana lo llevaron flanqueado por catorce banderas. Yrigoyen en su segundo mandato y Justo, volvieron al Sol; pero J. F. Uriburu empleó otra vez un escudo. Ortiz y Castillo utilizaron ambos diseños en forma aleatoria.

Antiguas bandas presidenciales (Museo del Bicentenario, Bs. Aires)

Finalmente, durante el gobierno de Farrel (1944 – 1946) se adoptó el criterio de utilizar exclusivamente el Sol, disposición que fue respetada en los gobiernos que le siguieron, tanto los de iure como los de facto.

El Decreto Nº 10.302/44 estableció los caracteres de la banda presidencial en los siguientes términos:

“Art. 4.- La banda que distingue al Jefe del estado, autorizada por la Asamblea Constituyente en la reforma del estatuto Provisorio del Gobierno, de 26 de enero de 1814 y alcanzada por la distinción de 25 de febrero de 1818, ostentará los mismos colores, en igual posición, y el sol bordado en oro de la Bandera oficial. Esta insignia terminará en una borla de oro sin ningún otro emblema”

Como vemos la norma se apoya específicamente en los precedentes de 1814 y de 1818, lo que evidencia una continuidad entre los primeros gobiernos patrios y la presidencia de la Nación constituido en el año 1853.

Presidente Fernando De la Rúa (Argentina)

Ese decreto también especifica que tanto los colores como el Sol devienen de la propia Bandera nacional. De esta forma se plasma la identificación del Jefe de Gobierno nacional con la misma Patria, abstracción hecha de su persona; haciendo mérito aquí que al Presidente de la Nación le corresponde la representación oficial del Estado ante el concierto internacional. De esta manera, el primer mandatario “corporiza” al Estado en su propio físico.

Por el “Reglamento de Uniformes Militares” de 1871 se ratificó la vigencia del uso de bandas para los altos jefes del Ejército. La disposición se reiteró en su posterior versión, aprobada por decreto del 15 de mayo de 1896. El uso persiste hasta la actualidad.

General, uniforme de gala (Argentina)

En provincias no resultó extraño que las bandas de los gobernadores llevaran bordado el escudo local. Pero la costumbre no fue general. Algunos, como el de Misiones, no usan banda.

Miguel Liftchitz, gobernador de Santa Fe (2015 /2019)

Estos antecedentes identifican otro carácter relativo a las bandas; quién las usa desempeña una autoridad con mando efectivo, ya sea civil o militar. No conocemos que en Argentina hayan empleado bandas los legisladores o los jueces; tampoco los vicepresidentes (excepto cuando estuvieron en ejercicio de la presidencia) ni los ministros.

La tradición ha consagrado el significado de la banda presidencial. Así resulta de las palabras de Bartolomé Mitre, cuando el 12 de octubre de 1868, al poner posesión del cargo de nuevo presidente a Sarmiento, manifestó: “Coloco en vuestros hombros la Banda presidencial con los colores de nuestra bandera que simboliza la parte de soberanía que vais a representar”.

En concreto la banda presidencial, y por ende todas las otras bandas que suelen emplearse, no son un símbolo del Estado, sino exteriorizaciones del cargo desempeñado. Por consecuencia son un bien de propiedad y de uso del dignatario, de manera que, al dejar el cargo el funcionario saliente no la entrega, se la lleva como un recuerdo, privado ya de contenido, excepto de la memoria emotiva de la persona que la portó.

La tradición en otros estados americanos

Ceremonia de investidura de Ollanta Umala (Perú)

Perú reconoce el uso de banda bicolor dese que San Martín desempeñó el carácter de “protector” de su independencia. Aquí es tradicional que las autoridades inferiores usen bandas con diversos colores; lo que se asimila a Bolivia, en donde la verdadera investidura no es la banda presidencial, sino en el collar del Mariscal Sucre.

Autoridades de Cuzco (Bolivia)

Algo similar ocurre en Chile, aquí se interpreta que el atributo del poder radica en la “piocha”, término con que se designa a una condecoración, que une los dos extremos de la banda, a la altura de la cadera. Este elemento es una condecoración en forma de estrella de cinco puntas con el escudo chileno en su centro. Fue recibida por O’Higgins cuando en 1813 asumió como jefe del Ejército. Desde entonces se transmitió sucesivamente entre los primeros mandatarios. El último en usarla fue Salvador Allende. Según la versión oficial, la joya se perdió en el incendio ocurrido en el Palacio de La Moneda, el 11 de septiembre de 1973, cuando cayó el nombrado. Más tarde Pinochet hizo confeccionar una réplica que transmitió a su sucesor, Patricio Alwyn, dando continuidad a la costumbre. Para la tradición chilena la piocha es el símbolo del poder del que es investido el primer mandatario, la banda apenas es un accesorio de aquella.

Banda presidencial de Chile, usada con frac

El presidente de Uruguay, también emplea tradicionalmente una banda con pluralidad de rayas blancas y azules.

Banda presidencial de Uruguay

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