El vuelo del Albatros (de la Tierra del Fuego a Nueva Zelanda)
Por Miguel Carrillo Bascary
En mayo de 1999 se abrió el concurso para
definir una bandera que identificara a la provincia
de Tierra del Fuego, Antártida e
Islas del Atlántico Sur. El jurado se expidió mediante dictamen del 29 de
septiembre de 1999. De los treinta y tres proyectos fue elegido el diseño que la
arquitecta Teresa Martínez presentó
bajo el seudónimo de “Albatros”.
Cuando me llegó el modelo pidiéndome asesoramiento
vexilológico sobre la propuesta no pude menos que asombrarme por su originalidad; el contorno de la Isla Grande, el perfil sugerido del ave que lo designaba, proyectándose
hacia la “Cruz el Sur” (clara alusión a las regiones australes); el celeste de
los espacios marítimos que componen el territorio y la combinación de colores,
que aluden a nuestra Enseña nacional; adicionando el naranja con se identifica la presencia humana argentina en el continente antártico (*). Obviamente, que la recomendación fue positiva. Poco
tiempo más tarde la ley Nº458 (noviembre de 1999) aprobó su oficialización como
bandera oficial de la citada provincia.
Avatares políticos demoraron mucho la puesta en
ejecución de la ley. La Gobernación fueguina me había hecho el honor de consultarme
como asesor en Vexilología tarea que concreté en la lejanía de mi ciudad, por
eso tuve la dicha de ser invitado a la ceremonia oficial de su primer izamiento,
que se concretó en el mástil ubicado frente a la Intendencia de Ushuaia, un
claro día de sol, donde el frío daba tregua tras varias jornadas verdaderamente
gélidas. Era el 1º de junio de 2004, día en el que cada año se conmemora la
provincialización (fue establecido por la ley Nº7 de 1992)
Cuando la brisa comenzó a desplegar la bandera alguien
de los presentes exclamó “¡Vuela!”. Era verdad, al parecer nadie había reparado
que cuando el paño flameaba proyectaba al Albatros con un dinamismo
sorprendente que muy bien recordaba su vuelo del ave.
Con la difusión posterior se verificó la alta
valoración que esta bandera merece entre los vexilólogos de todo el mundo. Su
diseño es muy original; sus colores llamativos y contrastantes; el simbolismo
muy rico y ajustado a la realidad de esta provincia argentina; la más austral
de nuestro territorio.
Hace pocas semanas acaba de terminar el plazo
para presentar propuestas para el concurso que definirá la nueva bandera de
Nueva Zelandia. Despertó gran entusiasmo entre sus nacionales, como que se
recibieron más de 10.292 diseños. Entre ellos encontramos tres, donde el
albatros es decidido protagonista.
1) “Albatros”; diseñado por: Nick Wilson,
de la Costa Oeste. La síntesis de su fundamento nos cuenta de un albatros en
vuelo, signo de buen augurio para la cultura polinesia; la constelación de la
Cruz del Sur punteada en blanco y rojo que significan la cultura británica.
2) “Se eleva sobre …” (Soarin Above), de Ant Johnson, también
de Waikato. Su autor nos hace saber que el albatros real es llamado “Toroa” en
lengua maorí; en la bandera se eleva recordando aproximadamente la forma del
territorio neozelandés. El azul representa al océano; el blanco y el negro son
los colores deportivos nacionales. El negro alude al cielo (Ranginui) y el
blanco de las alas a la paz y la luz.
Concretando
Es evidente que en los tres
proyectos presentados al concurso de Nueva Zelanda manifiestan coincidencias notables con el adoptado en 1991 como bandera de la Tierra del Fuego. En los dos primeros la referencia es
mucho más marcada, pero en “Albatros” la correspondencia es realmente pasmosa.
Ignoro si los autores citados
conocieron el “Albatros” de Teresa Martínez. En todo caso el uso de esta ave
para representar dos regiones insulares tan parecidas, pero ubicadas cada una en las
Antípodas es muy apropiada.
En todo caso corresponde el mérito a Teresa Martínez haber plasmado su inspiración en una bandera oficial. Ninguna de las propuestas neozelandesas fue seleccionada entre las 40 que eligió el jurado para la etapa final del concurso.
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