lunes, 18 de marzo de 2024

Vicisitudes del cuarto símbolo nacional argentino

¿Dónde y cómo se exhibió la Bandera legada”

La histórica enseña en el “Salón Dorado” de Casa de Gobierno (1925-2021)

Por Miguel Carrillo Bascary

La investigación histórica suele sorprendernos con revelaciones sobre el pasado que aportan nuevas perspectivas sobre acontecimientos donde se creía que estaba todo clarificado. Prueba de esto es haber encontrado un decreto del Poder Ejecutivo de la provincia de Jujuy en donde se dispuso la manera en que se solemnizó la entronización de la “Bandera Nacional de la Libertad Civil” que el general Manuel Belgrano legó el 25 de mayo de 1813 a los jujeños como testimonio de su heroísmo en las batallas de Tucumán y Salta.

Avatares

El símbolo fue preservado por este mártir como preciada reliquia a través de enormes vicisitudes, tal como lo relato en mi libro “La Bandera nacional de la Libertad Civil, su historia y su pueblo. Recuerdo ahí que inicialmente se preservó en la sala capitular de Jujuy. La invasión realista de enero de 1814 determinó que se llevara a Tucumán junto con los archivos capitulares jujeños. Allí estuvo encerrada en una petaca por varios años hasta que fue retornada a Jujuy, desde entonces volvió a la sala de acuerdos de su Cabildo, cuando esta institución se suprimió en 1837 pasó al presbiterio, en la nave central de la iglesia matriz (hoy catedral). Luego que un terremoto afectó su estructura, a fines de la década de 1870, se instaló en el recinto de sesiones de la Legislatura local, donde se la preservó hasta 1921 en un templete, que se habilitó en 1885. Fue en estos últimos años que al textil se le recortaron sus extremos que estaban sensiblemente deteriorados, por lo que adquirió el formato que hoy presenta.

Hacia fines del siglo XIX se la llegó a conocer como “la bandera peregrina” o “viajera” ya que desde distintos lugares del país la pidieron a Jujuy. El 11 de julio de 1894 fue llevada hasta Salta, donde se le tributó un sentido homenaje en el campo donde tuvo lugar la célebre batalla. Para el 9 de julio de 1898 llegó a Rosario por tren, en ocasión de colocarse la piedra fundamental del Monumento a la Bandera, a su paso fue ovacionada en distintas localidades. Tucumán la recibió en 1906, y entonces se la mostró en el “Salón de la Independencia” a los miles de personas que fueron a venerarla. Para el centenario de la muerte de Belgrano, en 1920, se la reclamó desde Buenos Aires, pero el gobierno de Jujuy dispuso que ya no saliera de la provincia ya que estos traslados amenazaban la integridad material del símbolo.

Al aproximarse el centenario de la creación de la Bandera nacional se estudió colocarla en la plaza “Belgrano”, en la capital jujeña, bajo el pedestal de la estatua que recuerda al prócer. Ya en 1912 se la quiso realzar instalándola en una capilla a construirse en la iglesia matriz, a tal fin se definieron dos proyectos. Ninguna de estas iniciativas prosperó.

Bocetos de la fachada, en las derechas las capillas para la Bandera

La oportunidad llegó cuando comenzó a construirse la “Casa de Gobierno” de la provincia y en los planos se resolvió asignarle un espacio de significación. En 1921 cuando aún estaba en obras el palacio la bandera se trasladó al despacho del gobernador, donde permaneció hasta 1927, cuando finalmente se la depositó en el “Salón Dorado” del edificio, que con el tiempo pasó a denominarse “Salón de la Bandera”. Allí estuvo hasta el 25 de mayo del año 2021 cuando quedó preservada con las debidas condiciones técnicas que aseguran su conservación, en el centro de interpretación, que se construyó en un ángulo del primer piso de la sede de gobierno.

La Bandera en su centro de interpretación

El decreto de entronización

Pero volvamos a 1927 cuando finalmente Jujuy quiso dar el debido realce a esta verdadera reliquia histórica de la nacionalidad. Por entonces gobernaba la provincia el Dr. Benjamín Villafañe (hijo) quien desempeñó el cargo desde 1924 a 1927, una progresista gestión que culminó con la entronización del legado belgraniano en la “Casa de Gobierno”. 

Benjamín Villafañe – Casa de Gobierno de Jujuy
"Salon Dorado (flecha naranja) - Centro de Interpretación (flecha celeste)

Villafañe ordenó los actos celebratorios mediante el decreto que se trascribe:

Decreto publicado en el diario “El Orden” de Jujuy, 23 de abril, 1927

Queda de relieve que además del acto protocolar previsto en el artículo 1º, se solemnizó la ocasión con las sesiones del “II Congreso de Historia Americana “que organizó la “Academia Americana de la historia”, prestigiosa entidad que agrupaba 69 asociaciones de todo el continente, Las sesiones se desarrollaron en el mismísimo “Salón de la Bandera” en donde se reunieron eruditos argentinos y de otros países. El evento se desarrolló con gran éxito y dejó importantes trabajos para la historiografía americana. Una comisión de notables se ocupó también de otras acciones conmemorativas.

Foto protocolar de los miembros del congreso, en el centro el gobernador Villafañe, al fondo la “Bandera Nacional de la Libertad Civil”

El hallazgo del decreto permitió referenciar el alto valor de la reliquia y la enorme consideración de que gozaba. No eran tiempos donde fuera fácil reunir expertos de diversas nacionalidades en un punto geográfico de difícil acceso, como lo era Jujuy.

Paralelamente queda expuesta las honras que mereció esta bandera a lo largo de dos siglos en donde siempre se exhibió en espacios dignisimos.

jueves, 14 de marzo de 2024

Error de bulto a nivel ministerial

No pasar por alto aparentes detalles

 

El Ministro y el equívoco pin

Por Miguel Carrillo Bascary 

Hace pocos días el ministro de Economía, Luis Caputo, concurrió al evento anual de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos en Argentina (AmCham). En la oportunidad lució en la solapa de su saco un pequeño pin que mostraba las banderas de Argentina y los Estados Unidos cruzadas, tal como se muestra en la foto.

El hecho no pasó desapercibido para aquellos que conocen de Ceremonial y fue negativamente comentado en las redes y en medios opositores al Gobierno. Para colmo coincidió con el “Día del Escudo Nacional”.

Es evidente que se trató de uno de los famosos “errores no forzados” que tanta repercusión despierta en el mundo de la política, que en el caso de Caputo alcanzó gran impacto debido a su investidura y a la situación en que ocurrió.

Esto no hace sino destacar el extremo cuidado que los funcionarios deben comprometer en cuestiones que se vinculan con el ceremonial, lo que demanda la actuación de sus equipos de colaboradores especializados para no incurrir en deslices.

Tengo para mí que el Ministro intentó mostrar un detalle de amistad con empresarios norteamericano y los funcionarios del caso, consistente en mostrarse con el pin de referencia. El caso es que lo que exhibió implicó privilegiar al símbolo nacional extranjero por sobre la Bandera Argentina, nada menos. Para que el pin fuera correcto la Enseña nacional debió ir a la derecha, postergando a la izquierda la de E. Unidos.

Los comentarios sobran, aunque corresponde señalar la falta de profesionalismo en la materia. Reitero, más allá de la responsabilidad jerárquica inocultable que involucró al Ministro, quien falló en la ocasión fue su equipo de asesores. No se les debió pasar un aparente detalle que expuso a su jefe a las críticas, no cabe pedir al Ministro que además de sus altas responsabilidades tenga que estar en este tipo de cosas.

Para abundar sobre el significado de las banderas cruzadas remito a una nota que publiqué en este Blog: https://banderasargentinas.blogspot.com/2024/02/las-banderas-cruzadas.html

Es de esperar que una lección tan dura haya sido aprendida y que no se repitan situaciones similares, particularmente en un momento en que la acción de los altos funcionarios gubernamentales debe enfocarse en los grandes problemas de su competencia y en que la oposición se empeña en criticar cualquier circunstancia.

En definitiva, que cuando se exhiban los símbolos nacionales, debe extremarse el cuidado para no incurrir en errores de Protocolo que afectan a la debida jerarquía que a ellos corresponde.

martes, 12 de marzo de 2024

Web del Instituto Nacional Belgraniano

De nuevo disponible on line

Superados los problemas técnicos que hace un año quitaron de la red a la página web oficial del INSTITUTO NACIONAL BELGRANIANO, tengo el gran gusto de hacerles saber su restablecimiento al completo.

Esto implica poder disponer de contenidos invalorables referidos a la historia del general Manuel Belgrano, su obra y las circunstancias de su tiempo.

Asimismo, consta de materiales sobre la historia y el ceremonial de los símbolos nacionales, la información institucional de la entidad y su enorme presencia en el mundo de la investigación y la difusión de los hechos y valores belgranianos.

También incluye más de 40 libros on-line, entre los que destacan aquellos que reproducen los documentos del Archivo Belgraniano y la colección de los “Anales del Instituto”.

En suma, un material excepcional, de utilidad para los investigadores, docentes y todos aquellos con inquietudes históricas.

Acceso a través del link: http://manuelbelgrano.gov.ar/

M.C.B.

sábado, 9 de marzo de 2024

Ángel Guido, orfebre

Faceta poco conocida del genial arquitecto-ingeniero

Placa votiva que elaboró Guido donada por las Cooperativas Escolares

Por Miguel Carrillo Bascary

Ángel Guido fue una persona de amplia sensibilidad artística, un don que canalizó profesionalmente a través de sus múltiples obras arquitectónicas y escultóricas, pero que también se manifestó en la música, la poesía, la escenografía teatral, la historia del arte, la arqueología y el urbanismo.

Ángel Guido (1896-1960)

Me referí a él en otras notas publicadas en este blog (ver Anexo, al final), hoy me interesa destacar una obra menor que expresa su talento como orfebre, que se expresa en la placa votiva con que los “Cooperadores Escolares de la Provincia de Santa Fe” quisieron testimoniar su homenaje a la Bandera Nacional, a poco de inaugurarse el Monumento que la ciudadanía le levantó en Rosario y que tuvo en Guido a su principal mentor.

Los donantes

La cooperación escolar[1] es una institución señera surgida de la participación cívica preocupada por la educación de las nuevas generaciones. En concreto su misión consiste en promover y coadyuvar a la labor de los establecimientos educativos del sistema de gestión pública. Su auge se concretó aproximadamente entre 1890 y 1930, con posterioridad el rol del Estado en el sector limitó su injerencia, pero su importante labor persiste hasta la actualidad, con diversas modalidades. A la fecha en que se concretó la donación, 1958, su pujanza era muy significativa.

Las placas donadas y la historia

Después que se inauguró el Monumento Nacional a la Bandera en junio de 1957 hubo muchas instituciones públicas y privadas que donaron valiosas placas para testimoniar su adhesión al acontecimiento o su homenaje al símbolo nacional y al general Belgrano. Con los años se fueron sumando muchas más. Entre ellas, la que mandaron a confeccionar los Cooperadores Escolares de Santa Fe.

Ninguna se colocó, a la espera de que pudiera habilitarse un espacio que las reuniera. En el proyecto de la obra se previó al efecto una galería subterránea, a nivel del Hemiciclo, bajo las gradas que llevan al Atrio y que debía permitir que los interesados la recorrieran contemplando las placas. Lamentablemente, el propósito se frustró por un importante desajuste entre los planos del sector de la Torre y el Patio Cívico.

Esto redujo la galería hoy a un estrecho espacio triangular de dificultoso acceso, cuyas dimensiones impiden la perspectiva necesaria. Al diluirse el proyecto las placas quedaron estibadas desordenadamente en sectores internos del memorial.

Debió esperarse hasta el año 1999 cuando se inauguró el Pasaje Juramento cuando se adaptó uno de sus sectores para exhibir las placas rescatadas del olvido, entre ellas estuvo la que diseñó Guido. Aún está allí, a despecho de los saqueadores que han hecho desaparecer muchas, un mal que prolifera en toda la ciudad. Sería oportuno, más aún, necesario que se les diera un nuevo y seguro destino a las 123 que superviven a la fecha.

Pje. Juramento, vista general del plaquero (Monumento a la Bandera)

Descripción y significado de la pieza

La donada por los Cooperadores es la de mayor tamaño de todas que hoy pueden verse en el Pasaje Juramento. Su imagen abre esta nota. Mide unos 105 cts. de alto por 65 cts. de ancho y tiene un borde de volutas. Se ignora si el texto que contiene fue definido por los comitentes, lo más probable, puede ser que éstos fijaran ciertas pautas o dieran total libertad al artista. En la misma puede leerse, todo expresado en mayúsculas:

“NIÑOS ARGENTINOS DE MANOS SUAVES Y PENSAMIENTOS PUROS FUERON ALBOS PORTADORES DE ESTA PATRIÓTICA OFRENDA DE SUS PADRES, REUNIDOS EN ASOCIACIONES COOPERADORAS ESCOLARES QUE FLORECEN EN EL ÁMBITO DE LA PROVINCIA DE SANTA FE.

LO HICIERON CON LA MENTE PUESTA EN LA IMAGEN DEL GRAL. DON MANUEL BELGRANO. SU NOMBRE EN SUS LABIOS Y EN EL CORAZÓN UN EMOCIONADO FERVOR HACIA LA BANDERA QUE EL CREÓ Y ENARBOLÓ POR PRIMERA VEZ EN ESTE LUGAR.

LA MISMA QUE FLAMEA AIROSA AL TOPE DEL MÁSTIL ENCLAVADO EN EL PATIO DE LA ESCUELA A CUYA SOMBRA TUTELAR APRENDEN A AMARLA MIENTRAS ESTUDIAN, SONRÍEN Y ESPERAN.

LA GLORIOSA BANDERA CELESTE Y BLANCA QUE VENERAN SUS MAYORES Y HEMOS DE HONRAR TODOS EN CUYOS ANCHOS PLIEGUES DE ALTO VUELO AMPARAN SU VIDA SERES DIGNOS Y LIBRES.

HOMENAJE DE LOS COOPERADORES ESCOLARES DE LA PROVINCIA DE SANTA FE/ 11 XI 1958

La alegoría que preside la placa se centra en un logo circular, orlado en celeste donde se lee “COOPERACION / ESCOLAR”, en el centro destaca un libro abierto al que suponemos emblema del saber, y sobre él se posicionan dos manos, una masculina y otra femenina, simbolizando la tarea conjunta de hombres y mujeres empeñados en el proceso educativo. Ambas sostienen como ofrenda un estilizado corazón pintado en rojo, que aludiría al amor por los alumnos que implica el ser docente, de él emana un vapor blanco, cuya interpretación no es para nada evidente. El emblema descansa sobre el capitel de una columna jónica, expresando el vínculo con la cultura clásica. Su base queda oculta por el Escudo Nacional, que a mi juicio refiere al sistema educativo oficial, justamente, este símbolo es el centro ideográfico de la placa. De él se desprende, hacia ambos lados, una orla con los colores nacionales, imagen que otorga neto dinamismo al conjunto contrastando con sus rasgos esquemáticos, predominantemente rectos. Como tenantes o portadores del conjunto aparece una figura femenina, vestida con guardapolvo, y otra, masculina, con sobrio traje y corbata, con obvias connotaciones de docentes. 

Detalle de la placa

Por detrás de éstos se recortan siete niñas e igual número de niños, dispuestos con naturalidad a cada lado de sus educadores, todos (menos el maestro) portan libros y visten guardapolvos de diversa confección, clara muestra de la diversidad. Por detrás de lo descripto se advierten los colores nacionales representados con el rayado heráldico, esta base escénica remite al concepto de la argentinidad, como pauta esencial del sistema educativo nacional.

Valoración

Como vemos, la obra posee un desarrollo muy formal, muy jerárquico, que reflejaba los cánones que entonces regían la Educación oficial. La rigidez de las figuras es otra característica de Guido, como se expresó en las directivas que fijó para las esculturas del Monumento a la Bandera, tanto las elaboradas por José Fioravanti y               Alfredo Bigatti, emplazadas en derredor de la Torre, como en las “Cuatro Américas” que diseñó él mismo y que lucen en el Propileo. Los elementos son simples, concretos, de fácil comprensión para el observador, están dotadas de cierta candidez, aunque a mi juicio manifiestan un ritmo reiterado, deslucido.

Los créditos

En la bordura perimetral del blasón consta que el proyecto pertenece al “Ing. Arq. Ángel Guido” y que la fundición se realizó en los afamados “Talleres Olinto Gallo”, tradicional y ya desaparecida casa de la ciudad de Rosario. Según se observa en otras placas fueron muchas las que se realizaron en la misma.

 

Anexo: Notas específicamente referidas a Guido que se publicaron en este Blog:

Crónicas del Monumento/ 3: http://banderasargentinas.blogspot.com/2021/05/cronicas-del-monumento-la-bandera-3-el.html

Crónicas del Monumento/ 4: http://banderasargentinas.blogspot.com/2021/06/cronicas-del-monumento-la-bandera-4-la.html

Crónicas del Monumento /5: http://banderasargentinas.blogspot.com/2021/09/cronicas-del-monumento-la-bandera-5.html

Rosario en su memoria y el protagonismo de Ángel Guido: http://banderasargentinas.blogspot.com/2021/04/libros-de-regalo.html



[1] Una buena síntesis histórica del rol de estas instituciones puede verse en: Historia de las cooperadoras escolares en la Argentina, editada por el Ministerio de Educación de la Nación (Bs. Aires, 2023): https://backend.educ.ar/refactor_resource/get-attachment/50177?disposition=inline

viernes, 8 de marzo de 2024

El poncho y el Ceremonial

Su vigencia intemporal 

Gauchos de Yala, provincia de Jujuy

Por Miguel Carrillo Bascary

Los artículos que últimamente escribí sobre los ponchos provinciales motivaron que varias personas me consultaran sobre el uso de esta prenda.

Obviamente que su significado como elemento cultural entraña diversas implicancias que se trasuntan en el ceremonial social. Si bien el poncho está presente en muchas culturas, es en América donde alcanza particular relevancia hasta el punto que su origen modestamente rural ha trascendido hasta la actualidad más allá de las enormes transformaciones que definen su evolución. En realidad, es una prenda práctica, muy sencilla, sobre la que vale la pena hacer varias puntualizaciones, ya que los avances de la globalización amenazan con desnaturalizarla.

Representantes de la Federación Gaucha de Jujuy en una ceremonia oficial

Gauchos con ponchos salteños

En Argentina el poncho es sinónimo del gaucho, ícono cultural reconocido por todos. Hoy su uso persiste en diversas circunstancias, particularmente en el interior del país. Esta aceptación no obsta a ciertas afirmaciones, que no por obvias, son inoportunas. Quizás lo primero a señalar es que se trata de una prenda que emplean tanto los hombres como las mujeres y, aun, de niños.

Para los lectores que no sean americanos cabe señalar que es una prenda tejida (originalmente en telar manual), más larga que ancha, con un corte central (boca) por donde se inserta la cabeza, de tal forma que cubre la mayor parte del cuerpo dejando los brazos en libertad. La naturaleza de las fibras empleadas es vastísima[1]: lana, seda, vegetales y aún el cuero. Si la temperatura no lo amerita, el usuario suele plegarlo sobre su hombro izquierdo, posición que permite echarle mano con toda naturalidad, aunque los zurdos lo llevan acomodado en su derecha. Un detalle de elegancia, requiere que en estos casos el poncho se doble cuidadosamente, se considera un descuido portarlo de cualquier modo.

El dirigente socialista Alfredo Palacios (1880-1965)
con su poncho descuidadamente colocado

Se admite que poncho vaya echado hacia atrás, tanto en forma completa (con lo que se asimila a una capa) como parcial, caso en que la practicidad demanda dejar cubierto el brazo inhábil y libre el que mejor se use.

Un tradicionalista tucumano ataviado con el poncho de su provincia

Con el brazo izquierdo descubierto

El poncho se usa en cualquier tipo de circunstancia y sobre todo tipo de vestimenta, tanto tradicional como de vanguardia, de hecho, muchos grandes diseñadores lo incluyen en sus colecciones, bien que como una fantasía étnica.

Yendo a lo habitual es factible lucirlo con traje, ropa sport y aún sobre el uniforme (si la reglamentación castrense lo habilita, como ocurrió en el pasado). Obvio que solo un snob lo revestiría sobre un smoking o similar.

Hay algunas tacitas prohibiciones que rigen el uso del poncho. Aunque a la folklorista Soledad Pastorutti, pueda resultarle indiferente, esta prenda no se revolea, excepto se emplee en los arreos, lo que indica poco aprecio por ella, ya que en la operación se cubrirá de polvo y se arriesgará su integridad.

"La Sole" y su clásico gesto coreográfico

Tampoco se coloca con la boca atravesada, en paralelo con los hombros (excepto en Chile, donde la costumbre campera determina una confección particular, a lo huaso[2]).

Poncho de un huaso chileno, con boca horizontal

No debe confundirse al poncho con el chiripá, aunque en algunos espectáculos coreográficos “para gringos” sea bastante habitual.

Entre los tradicionalistas el poncho es parte esencial de su vestimenta para desfiles y presentaciones. Es proverbial que así se luzca en todo el interior argentino.

Por supuesto que el poncho es un emblema de identidad, de jerarquía social y de pertenencia a un partido o cualquier otro grupo. Es imposible no recordar que tras el triunfo patriota en la batalla de Salta (20 de febrero de 1813) el poncho celeste y blanco del teniente coronel del batallón de Castas, destacado a la vanguardia, José Superí, sirvió de improvisada bandera que se mostró desde el campanario de la iglesia de la Merced haciendo saber al general Belgrano que la plaza estaba tomada.

En la guerra por la Independencia los ponchos patrios,[3] de azules oscuros, con forro rojo sirvieron para uniformar a las tropas patriotas desde 1810. Durante las luchas civiles en Argentina, los de color rojo eran típicos de los federales, mientras que los celeste o verdes, referenciaban al bando unitario.

Por su alto precio, los elaborados en lana de vicuña, identificaron a los caciques, terratenientes y funcionarios, más tarde se hicieron tradicionales atributos muchos presidentes y hombres de la política, lo que persiste hasta la actualidad. Puede pensarse que es una manifestación de empatía para con las clases populares, aunque otros entiendan que solo expresan un culto genuino por las tradiciones vernáculas. Los ponchos de vicuña son considerados un regalo protocolar que implica una alta distinción para quien lo recibe.

 Juan M. Urtubey, con la banda de gobernador de Salta
 y el típico poncho de su provincia

El expresidente Perón, emponchado

El dirigente radical Ricardo Balbín y el expresidente Arturo Illia

En tiempos fríos hay quienes lo pliegan y colocan sobre sus espaldas, a la manera de un chal, con lo que proporciona un abrigo localizado, de esta manera es una excelente cubierta en caso de lluvia.

El expresidente Raúl Alfonsín con el poncho 
que le regaló Juan C. Altuna, intendente de Cdro. Rivadavia, en 1993

También los de color blanco o “natural” cumplieron el propósito de distinguir a sus usuarios, como ejemplo se cuentan algunos que usaron San Martín y Urquiza.

Poncho que el Libertadro recibió de los pehuenches en 1816
Hoy en el Museo Histório Nacional[4] 

Lo que resulta indudable es que el poncho resalta la presencia de su portador en un grupo humano. Obviamente su calidad, textura, colores y diseños deben ser armoniosos para contribuir a la valoración social del usuario.

Las decoraciones permitían los orígenes geográficos de quien lo llevaba, costumbre que se perdió pero que en las últimas décadas se está recobrando, como resulta de la serie de notas que se vienen publicando en este Blog.

Paisano con poncho pampa (dibujo de Tito Saubidet)

Entre los pueblos originarios las características del tejido, su diseño y colores permitía distinguir entre las etnias; más aún, algunas de las figuras que decoraban los ponchos expresaba el quantum de la riqueza de su poseedor. Acá interesa rescatar lo que nos cuenta el inefable Lucio V. Mansilla en su célebre obra “Una excursión a los indios ranqueles”, cuyos apuntes, se reunieron en dos tomos publicados en 1870. Ahí refiere que, al despedirse del cacique Mariano Rosas[5], ocurrió lo siguiente:

Iba a salir del toldo; me llamó y sacándose el poncho pampa que tenía puesto, me dijo, dándomelo. -Tome, hermano, úselo en mi nombre, es hecho por mi mujer principal. Acepté el obsequio que tenía una gran significación y se lo devolví, dándole yo mi poncho de goma. Al recibirlo, me dijo: -Si alguna vez no hay paces, mis indios no lo han de matar, hermano, viéndole ese poncho. -Hermano (le contesté): si algún día no hay paces y nos encontramos por ahí, lo he de sacar a usted por esa prenda. La gran significación que el poncho de Mariano Rosas tenía, no era que pudiera servirme de escudo en un peligro, sino que el poncho tejido por la mujer principal[6], es entre los indios un gaje de amor, es como el anillo nupcial entre los cristianos. Cuando salí del toldo y me vieron con el poncho del cacique, una expresión de sorpresa se pintó en todas las fisonomías”.

El poncho de Mariano Rosas regaló a Mansilla, 
hoy en el Museo Histórico Nacional

En los desplazamientos a caballo, cuando el jinete no revestía su poncho, podía llevarlo doblado, inserto entre los pellones o, pero si era necesario galopar cabía colocarlo sobre el cubre pellón, a manera de elemento superior del recado. No faltaban tampoco los que preferían extenderlo por delante, cubriendo la cabeza de la silla y cayendo a los costados, esto permitía cortar los vientos de frente y se abrigaban las piernas.

Con el poncho por delante (dibujo de Eleodoro Marengo, 1970)

Otras funciones

Además de ser una prenda de vestir, históricamente el poncho admitió otras funciones, la más obvia es la de servir como manta del gaucho, tanto si lo usaba como cobertor en medio de la pampa como cuando disponía de un catre o cama. De faltar colchón, lo que no era raro, se extendía el poncho sobre los tientos de las camas, buscando cierta comodidad. 

Ocasionalmente oficiaba de paño o “carpeta”, para el juego de naipes y como elemento separador de ambientes, particularmente cuando se intentaba dar alguna privacidad a una dama o familia, ya que los ranchos no solían contar con habitaciones diferenciadas. Asimismo, podía hacer las veces de puerta o postigo, sobre todo para rechazar la lluvia impulsada por los vientos durante una tormenta. Ante las inclemencias del tiempo era factible improvisar con el poncho y unas ramas una suerte de toldo, para tratar de mantener un fuego encendido o de proteger a un niño o mujer de las precipitaciones. Si acaso era necesario portar alguna carga, a falta de cosa mejor, no era extraño darle forma de alforja. Lo que nunca se admitió, jamás, es usar del poncho como mantel de una mesa.

La tradición y la literatura nos informan que supo servir como pseudo escudo, cuando en un duelo el gaucho lo enrollaba sobre su antebrazo inhábil, sirviéndose de él para atajar o desviar las estocadas de su oponente. En la emergencia de un combate el gaucho solía desplegar su poncho para intentar desorientar momentáneamente a su rival, entorpecer sus movimientos y hasta lo llegaba a extender sobre el piso procurando hacerlo tropezar.

En suma

  • Usar poncho es una manifestación de la cultura tradicional, una suerte de alegato contra la globalización, en todos sus sentidos.
  • Salvo en circunstancias sumamente formales el pocho es una prenda aceptada en la mayor parte de las circunstancias sociales.
  • Su uso es positivamente valorado por el sentir mayoritario de los argentinos, constituye un elemento identificador que, más allá de todo subjetivismo, debe llevarse acorde al buen gusto y con la debida prestancia.



[1] La bibliografía señala ponchos confeccionados en: lana de vicuña (la más apreciada), alpaca, llama, guanaco, chinchilla y oveja, también con algodón, lino, seda e hilados industriales. Hasta hubo un tiempo que en el Noreste los pueblos wichi y qom emplearon la fibra de bromelia. En zonas montuosas se utiliza el cuero (Ref.: https://carlosraulrisso-escritor.blogspot.com/2016/07/poncho-de-cuero.html) Es común que se apele a mixturas, con excelentes resultados. Se cuentan también ponchos con entrelazado de hilos de oro o plata.

[3] Quizás en forma impropia, se aplica el término “poncho patrio” a los confeccionados en color celeste con aplicaciones en blanco, pero esto es una caracterización muy reciente.

[5] Pertenecía al clan de los Painé, hacia 1858 llegó a ser cacique principal de la confederación ranquelina. Había sido criado como ahijado del gobernador de Bs. Aires, Juan Manuel de Rosas, quien le otorgó su apellido.

[6] Se la identifica como Trepai Main o Tripaiman Carripilun, a quien también se le asigna el nombre cristiano de Petrona Carripilun (https://www.laarena.com.ar/caldenia/la-coleccion-de-ponchos-del-museo-historico-nacional-2023108900)