El proyecto de Roberto Adduci (1995)
Por Miguel Carrillo Bascary
En 1991 siete provincias de Argentina[1] se habían munido de banderas particulares como medio para reforzar su identidad. El gobernador de Bs. Aires, Antonio Cafiero, intentó hacer lo propio en las postrimerías de su gobierno. Así, el apresurado proyecto definió un diseño que aprobó por Decreto Nº2.932/ 1991[2], pocas semanas más tarde culminaba el mandato cafierista. Como no tuvo principio de ejecución, ni tampoco implicó la participación popular, la norma cayó en desuetudo. Salvo ocasional cita por parte de algún erudito, esta bandera fue totalmente olvidada.
Pasados unos años el investigador Roberto Jorge Adduci promovió
una iniciativa personal con igual objeto. Interesa aclarar que, por entonces, era secretario de la hoy inactiva “Asociación
Argentina de Vexilología”.
Para llevar adelante su idea eligió un importante evento académico. Se trató del “Congreso Nacional de Historia Argentina”
realizado en la Capital Federal en conmemoración de los 150 años de la batalla
de la Vuelta de Obligado[3].
El foro había sido declarado de interés nacional y provincial, por lo que reunió
a un muy calificado grupo de estudiosos.
Animado con la buena recepción de su exposición en dicho Congreso, Adduci
resolvió presentar su idea ante la Cámara de Diputados de la provincia de
Buenos Aires, dándole forma de una iniciativa de particular[4]
con la esperanza de que fuera convertida en ley. En la fundamentación hizo un somero análisis de la evolución institucional de la provincia y manifestó haberse inspirado en la bandera del 2do. Batallón de Policía, usada
entre 1840 y 1852, a la que quitó las leyendas y los gorros.
La divisa fue una de las tantas que se usaron entre 1832 y 1852 durante el régimen de Juan Manuel de Rosas, gobernador de Bs. Aires, y verdadero “hombre fuerte” en aquellos tiempos. A consecuencia de su inveterada fobia al color celeste, al que consideraba una divisa de sus opositores (los unitarios), sin mediar norma alguna hizo oscurecer las franjas exteriores y sumó a su paño gorros frigios (píleos, en realidad) al par que, contando con su beneplácito, sus partidarios agregaron leyendas sectarias contra sus enemigos y loas a la federación. Esta realidad se mantuvo hasta que el 3 de febrero de 1852 Rosas fue derrotado en la batalla de Caseros, lo que determinó su exilio en Inglaterra y la desaparición de su régimen. Llegada la década de 1990, algunos referentes del rosismo sugirieron que la provincia de Bs. Aires adoptase como emblema un formato que recreara las características de aquellas banderas pretéritas, empero, el odio visceral de las leyendas resultaba inaceptable para la vida democrática moderna, por lo que no prosperaron.
En los breves fundamentos de su anteproyecto Adduci sugirió que el vexilo debía mantener las franjas de la Bandera Nacional, pero en un tono de
azul subido, que remitiera a las enseñas de los tiempos de Rosas. Como emblema
central que la caracterizara entendía que debía plasmarse el escudo provincial,
tal como lo había definido la Ley Nº4.351 de 1935, con la peculiaridad de
sustituir el lemnisco con los colores nacionales por otro, totalmente rojo. El conjunto no cumplía con las pautas técnicas de la Vexilología, que
demanda establecer un modelo patrón que permita la reproducción exacta de toda
pieza, pero la referencia al blasón establecido por ley, la determinación del “azul
clásico” (Pantone 19- 4052) y el
acompañamiento del croquis monocromo que se reproduce seguidamente, define medianamente un diseño-tipo que se basara en esas características.
Si bien no logró su aprobación como ley, la propuesta de Adduci constituye un importante antecedente histórico de la bandera bonaerense que se recién implementaría en 1997. Fue a través de un concurso con participación de niños de escuela primara que contó con gran apoyo oficial e importante aparato mediático y que finalmente culminó con el dictado de la Ley Nº11.997 que estableció formalmente el símbolo de la provincia. Ampliaré al respecto en las próximas semanas.
Adenda
Roberto Jorge Aducci es abogado y profesor en la Universidad del Salvador (Bs. Aires), participa en el Centro de Estudios del Pensamiento Americano (CEPA) y es miembro del Instituto Heráldico de Bs. Aires.
Notas:
[1] Eran ellas: Santiago del Estero, Santa Fe, Corrientes, Entre Ríos, San
Luis, Neuquén y Formosa.
[3] Para los lectores que no son argentinos, el enfrentamiento citado lo protagonizaron
las armadas de Inglaterra y Francia que finalmente rompieron el bloqueo
dispuesto por la Confederación Argentina sobre el curso del río Paraná. Si bien
fue una derrota de las fuerzas locales, su heroico desempeño la transformó en una
jornada épica en cuando a la defensa de la soberanía. Ocurrió el 20 de
noviembre de 1845.
[4] En Argentina solo el Ejecutivo y los legisladores pueden
presentar proyectos de ley, pero el artículo 34 de su Constitución habilita que los
particulares puedan peticionar al Congreso acompañando un anteproyecto de ley. Eventualmente diputados o senadores pueden darle su aval y con ello llegarse a convertir en ley.
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