Las bridas
Por Miguel Carrillo Bascary
Quienes trabajan en Ceremonial saben lo difícil que es el mantenimiento cotidiano de las banderas debido a la caprichosa acción de los vientos. Estos hijos de Eolo las desgarran y desgastan hasta que las tornan inservibles. Según sea la zona geográfica su efecto puede ser más pronunciado, lo que incide en su preservación notoriamente. También es sabido que el costo de estos elementos no es menor y que está directamente vinculado con la superficie del paño.
Para intentar limitar el batido se emplean diversas variedades de bridas, es en las Islas Británicas donde las he visto con profusión. En Argentina se denominan “riendas” un término netamente telúrico, vinculado a nuestra herencia gauchesca, aunque su uso es realmente excepcional.
En concreto se tratan de cabos que limitan el vuelo de los paños para intentar evitar que la brisa los enrolle perjudicando el buen aspecto y, a la larga su integridad.
Usualmente los fabricantes locales no proporcionan paños con bridas, quizás porque cuanto más rápida sea la necesidad de reponer banderas mejor será para ellos.
Es factible colocar este tipo de bridas a cualquier bandera de izar y también a las que se exhiben en astiles, para ello bastará adosarlas mediante una costura fuerte al ángulo inferior del vuelo.
Como material puede ser una tira género similar a la de la bandera o, con preferencia, bien un cabo de material sintético traslúcido. Todo es cuestión de ensayar hasta dar con una forma adecuada.
En el apuro por responder a una consulta apelo aquí a una imagen publicada recientemente por Tonhito Karransa, en "Vexilología-Vexillology", que corresponde a unas banderas utilizadas en Lugo (Galicia, España), no sin prometer alguna nota algo más extensa sobre tan peculiar y útil adminículo.
En contrario diré que hay puristas que rechazan de plano el uso de bridas, por entender que los paños deben flamear sin que nada los contenga. A este razonable argumento puede contestarse señalando que no conozco ninguna normativa vigente entre las de muchos países que tengo coleccionadas, que contengan alguna disposición que prohíba el complemento o que demande explícitamente que los paños deben ondear con absoluta libertad. Eventualmente, agradecería conocer si existiera alguna disposición en contrario.
Como vemos siempre podrá haber opiniones encontradas por mi parte, creo que el pragmatismo, un principio muy propio
del Ceremonial, corre con ventaja.
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