Las banderas con doble diseño
Por Miguel Carrillo
Bascary
En los últimos años se multiplicaron en Argentina las banderas municipales o comunales, pero es lamentable que por falta de un adecuado apoyo profesional muchas incumplen las pautas de diseño que aconseja la Vexilología (disciplina que estudia estos emblemas)
Apoyo profesional en Vexilología
Si bien son pocos los vexilólogos serios que
existen en el país, esto no debería ser obstáculo para que un municipio o
comuna pueda contar con un prudente asesoramiento. Entre otros aspectos
positivos, un diseño de mejor concepción aumentará la posibilidad de que el
símbolo alcance la trascendencia que de él espera.
La especificidad de la temática es de significación;
implica vastos conocimientos de diversas vertientes que confluyen en la
Vexilología.
Digamos desde ya, que las competencias profesionales
de un licenciado en diseño no son suficientes. Tampoco un graduado en
Comunicación; ni en Publicidad; ni en Bellas Artes; ni en Ceremonial cuentan
con la capacitación objetiva que les permita diseñar una bandera acorde a las
reglas vexilólogicas.
Como en cualquier orden además de un título
universitario de base se deberá analizar la trayectoria laboral, como evidencia
de competencia y de la responsabilidad implicada en la adopción de un emblema
que representará a un conjunto social institucionalizado como municipio o comuna, nada menos.
Una dura realidad
Son verdaderamente excepcionales las ordenanzas que
disponen modelos patrones de banderas confeccionados en forma acorde a las escalas de
colores estandarizadas a nivel internacional; también es muy común que no
contengan imágenes vectoriales, las que deberían asegurar la exacta reproducción
del emblema. Además, muchísimas veces se omite disponer sobre las proporciones
del paño; así como las características y colores de la corbata; del tahalí y de
las bandas para escoltas.
¡Parecen ser demasiados olvidos para la importancia
que se espera de una bandera municipal o comunal! Sin embargo, en la práctica suele
haber urgencias políticas que demanden apurar los “tiempos” de los proyectos,
lo que incide en el resultado final. En otras, los aspectos técnicos inherentes conspiran para el trámite de la norma por cuanto los legisladores dudan a consecuencia de no contar con asesoramiento idóneo.
Es lógico que cada comunidad adopte la bandera que
ella misma decida. Generalmente lo hará a través de un concurso. Como evidencia
de la autonomía de la voluntad, la decisión merece el condigno reconocimiento;
pero no deja de ser una pena cuando vemos algunos muy pobres resultados.
En lo cotidiano es muy común que se aprueben enseñas
que cargan en sus paños emblemas muy complejos. Más aún, algunas contienen excesivos
elementos que se transforman en una mezcolanza ininteligible, particularmente
cuando se izan en lo alto de un mástil.
A título de ejemplo se muestran algunos diseños de
banderas locales, todas ellas de Argentina, que muestran un notorio alejamiento de
los cánones vexilográficos:
Procedimiento superador
En esta oportunidad me dedicaré a explicar uno de los medios que podrían mejorar el diseño de una bandera, sea que esta ya se encuentre en uso o que surja por medio de un concurso.
Consiste en oficializar que el paño tenga sus cargas en dos dimensiones, ya sea de ceremonia o de izar. En consecuencia, constituirá una “bandera de doble diseño”, sobre lo que abundaré seguidamente.
Desde ya que existen dos opciones; ya se trate de la
adopción de una nueva bandera o bien, que se procure reformarla,
perfeccionándola.
a) Bandera en proceso de concurso
En este primer caso las bases del concurso se redactarán de tal forma que, contando con el asesoramiento vexilológico adecuado, la autoridad municipal pueda introducir algún cambio en el diseño que resulte ganador. Cabe descontar que la gestión que encare el proyecto aspira a que el emblema tenga la calidad técnica-vexilológica necesaria y que anhela que sea positivamente aceptado y mantenido por la comunidad.
En este caso, el pertinente asesoramiento permitirá corregir algún detalle de la composición para adecuarlo
a los cánones requeridos, sin que el autor de la iniciativa deba verse
molestado por la mutación y preservando a la autoridad local de todo
cuestionamiento que pudiera generar un artista. Hay experiencias donde la
sociedad misma se fracturó en torno a una controversia en la materia.
Un ejemplo paradigmático es la bandera de la provincia
de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur. Del pertinente
concurso fue seleccionado el proyecto de la arquitecta Teresa Martínez.
Antes de ser aprobado se me consultó y
sugerí una ligera modificación que permitió la confección de la para que resistiera mejor los
fuertes vientos de la región. De haberse mantenido el diseño original los
ejemplares de flameo habrían sido más susceptibles al desgarro. A la larga el
ahorro presupuestario que esto implicó debe haber sido considerables. Las siguientes
imágenes dan cuenta de lo que se adelantó:
b) Banderas ya oficializadas
En el segundo caso cabrá dictar una ordenanza que reformule
parcialmente la norma que oficializó el símbolo, en atención a las reglas que
inspira la Vexilolografía.
Cuando una bandera vigente tenga una característica
disvaliosa, puede ser factible superar el déficit sin incorporar una
modificación sustancial al diseño que ya cuenta con la adhesión primaria de la
población.
Lo primero será analizar el diseño para determinar si puede
perfeccionarse el símbolo. Si así ocurriera, corresponderá dictar una ordenanza
complementaria, aunque esto demandará una redacción técnica y jurídica forma
muy cuidadosa.
Una forma de superar el problema de visualización de
la bandera izada consiste en amplificar el emblema que cargue el paño y, eventualmente,
modificar algunos de sus trazos. A veces la mutación será tan mínima que no
será advertida por quien no esté en materia.
Un ejemplo muy interesante radica en la bandera del
partido de Lomas de Zamora, provincia de Bs. Aires, cuya imagen abre esta nota.
Fue concebida para solemnizar los 150 de la creación del partido (Ley
provincial N°336 de 1861). Se preseleccionó a cinco diseños, de los que finalmente
surgió el que se adoptó. Se presentó oficialmente el 9 de julio del año 2011. La
propuesta ganadora correspondió a las niñas: Laila Castillo; Camila Ciccone y
Carolina Gaja, alumnas del 3º Año de la modalidad “Arte” del Instituto “Presbítero
Dr. Antonio Sáenz”, establecimiento que pertenece al Obispado de Lomas de
Zamora.
Si se analiza detenidamente ser verá que el emblema
central del ejemplar para izar es de mayores dimensiones que el que corresponde
a la bandera de ceremonia. Con esto resulta fácilmente advertible por el observador
que la contempla al pie del mástil o a la distancia. Por otra parte, el menor
desarrollo de la carga en el paño de ceremonia, disminuye la magnitud del bordado
y con ello se abarata el costo; además resulta una composición más delicada,
menos masiva, que si tuviera el diámetro de la versión usada para izamientos.
Un ejercicio de aplicación
Para que el procedimiento sea más claro tomaremos la bandera de Turkmenistán en ella existe una
guarda lateral que la convierte en una de las más complejas del mundo, ya que
en ella se reproducen cinco diseños, típicos de las alfombras que enorgullecen
a esta nación, los que representan a las etnias de mayor presencia en el país;
con la sumatoria de las ramas de olivo que aparecen en la enseña de Naciones
Unidas.
Cuando se exhibe en un mástil los detalles de
la guarda son prácticamente ininteligibles. Izada en el mástil monumental emplazado
en Ashgabat que con sus 133 metros es el quinto en el mundo, la aplicación se
hace aún más confusa, pese a las dimensiones del paño. Lo que se agudiza si el
viento no es suficiente para desplegarlo.
Eventualmente la legislación local podría
autorizar que cuando se traten de banderas de izar de uso no oficial, se empleen ejemplares con rasgos simplificados (opción 1) o,
más radicalmente, eliminarlos, quedando el color rojo ocupe todo el segmento (opción 2).
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