Por Miguel Carrillo Bascary
Una costumbre ancestral conmemora cada 1º de agosto como
el “día de la Pachamama”, la Madre Tierra, principio fecundante que reconocen
los pueblos andinos. No es propósito de esta breve entrada abundar al respecto,
pero la ocasión sirve para avanzar en una de las manifestaciones de la fiesta,
que implica acompañar las celebraciones con el ondear de la Wiphala.
Este término puede traducirse al español como “bandera”.
Sin embargo, como se ocupan de deslindar autorizadas voces, la Wiphala
es mucho más que una bandera, ya
que se trataría de un emblema cultural por el que se expresa un aspecto esencial
de la cosmogonía de esos pueblos.
El uso de la Wiphala
es relativamente reciente a nivel
popular. Aunque hay quienes la remontan hasta la época incásica, otros
desmienten esta proyección en forma terminante y algunos más sitúan su
aparición entre los descendientes incásicos, pero ya en plena dominación
española. En definitiva, constituye un tema controversial, según la
bibliografía más seria. Tanto en Perú, como en Bolivia, en Ecuador, en Chile y
en Argentina las voces a favor y en
contra se alzan en una polémica que parece no tener fin.
A nivel popular, su empleo se ha difundido en los últimos
veinte años, aunque también en estos ámbitos levanta apasionadas cuestiones. Para más, la
corriente de la new age hace de la
Wiphala un símbolo de la vida natural, lo que la transforma en un elemento de marketing y contribuye a
oscurecer su significado.
Ciertas expresiones vernáculas identifican a la Wiphala como símbolo de todos los pueblos originarios de América, una caracterización que está lejos de contar con solido fundamento ya que muchos de estos la rechazan, específicamente. Tampoco la admiten los que habitan América Central y del Norte.
Los casos de rechazo
paradigmáticos son aquellos que componen la etnia araucana y la mayor parte de los grupos de la guaraní. Ellos la visualizan como un emblema del imperialismo cultural del Incario
que se les pretendió imponer por la dominación militar en tiempos pasados.
En el caso del Estado
Plurinacional de Bolivia, la constitución del año 2009 y la normativa
derivada han cuidado bien de definir a qué tipo de wiphala caracteriza como
segunda bandera de esa nación. Es aquella que se corresponde con la región Sur del
Tawantinsuyo, el Qullasuyo; en el
desarrollo actual del concepto las restantes son el Antisuyo (Este); Qontisuyo (Oeste)
y el Chinchaysuyo (Norte), que se identifican con otros emblemas, muy
parecidos, pero con diversa composición. Veamos una imagen que los
particulariza:
La determinación legal vigente en Bolivia no ha tenido
réplica en las varias provincias de la
República Argentina que admiten su uso en diversas circunstancias; es el
caso de Jujuy; Tucumán; Catamarca y el Chaco. Por esto, cuando se analizan las
leyes pertinentes es natural que nos preguntemos ¿a cuál de las muchas wiphalas se refieren?
Para responder a esta problemática es que, en el proyecto de Ley de Símbolos Nacionales,
Emblemas y su Ceremonial” que bajo mi firma se encuentra a consideración
del Congreso, se incluye a la Wiphala,
caracterizándola en debida forma.
Abre esta
presentación una imagen que compila algunos de los tipos de wiphala que he recopilado a lo largo de
los años. Con solo mirarla se
entenderá la necesidad que solicitar precisiones cada vez que se mencione a una
wiphala. Por mi pare tengo censadas unas 27 variantes.
También veremos allí algunos ejemplares que incorporan
diseños que reflejan a otro símbolo de las culturas vernáculas, la chacana o cruz
andina. Pero también hay composiciones que se alejan de aquellas más divulgadas,
como aquella que consiste en un paño donde predomina el color blanco, a la que
se identifica como una “wiphala macho”,
por contraposición a las multicolores, que se designan como “wiphalas hembras”.
Es así, que este próximo 1º de agosto, a despecho de los
trágicos efectos de la pandemia que aflige al mundo, en las regiones andinas y aledañas, aflorarán wiphalas de todo tipo en una silente prédica a la Pacha, para
pedirle que tenga benevolencia con su sufriente pueblo.
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