lunes, 12 de junio de 2017

Cofres y banderas

Preservación de banderas de carácter patrimonial

Cofre para bandera de estilo moderno

Por Miguel Carrillo Bascary

En Argentina no está regulada la forma de guardar las banderas retiradas de servicio pero se impone realizarlo preservando su dignidad y con los cuidados del caso. Seguidamente brindaré algunas referencias que pueden ser de interés.

Por diversas circunstancias hay banderas que con el paso del tiempo adquieren un carácter patrimonial con referencia a la escuela o institución a la que pertenecen, en consecuencia conviene preservarlas como testimonio de los hechos a los que se asocian.

Por ejemplo: la primera bandera que perteneció a la institución; aquella que fue donada por algún benefactor sobre quién se guarda especial memoria; la que ondeó al cierta ocasión particular que hace a la historia de la entidad; etc.

En su caso corresponderá que el titular de la institución disponga formalmente la preservación del paño; bien sea por propia decisión, si sus atribuciones se lo permiten o por acuerdo de directorio o comisión directiva.

La última vez que se use esa bandera deberá rodearse de especiales detalles para que la comunidad tome conocimiento cabal de por qué se ha dispuesto la preservarla como testimonio destinado a las futuras generaciones. De esta forma conviene que en el acto el locutor o maestro de ceremonias destaque lo pertinente y que en el momento de dirige a los presentes el titular de la institución se refiera a las motivaciones de lo dispuesto.

Luego de la ceremonia las autoridades firmarán un acta (debe estar pre-redactada) donde con términos sencillos se dejará constancia del hecho. Como cierre es factible que la autoridad invite a otros miembros que así lo deseen para que suscriban el acta de referencia; esta apertura a la participación general sin dudas que será positivamente valorada.

Cofres para banderas de estilo antiguo

Las banderas retiradas del servicio se preservan en cofres también llamados “arquetas”, cuyas características pueden ser muy variadas. Los más antiguos solían ser de bronce o conformaban verdaderas piezas de ebanistería, muy elaboradas, particularmente en su tapa. En la actualidad se impone la sencillez y la practicidad.

En el mercado hay negocios especializados que pueden ofrecer cofres para banderas en medidas estándares, pero lo más común es que se confecciones a pedido, en cuyo caso cualquier hábil carpintero podrá hacerlo.

Antes de mandar construir un cofre de este tipo se debe considerar dónde se colocará y qué dimensiones tiene la bandera; esto es fundamental para que pueda acomodarse en el lugar de jerarquía que corresponda. Un cofre muy grande puede ser engorroso, uno muy pequeño no llegar a contener la pieza.

Corresponde que el recinto donde se instale tenga un uso acorde: lo ideal será el lugar donde sesione la comisión directiva o sala de directorio; el despacho del titular de la entidad o, mejor aún, el museo institucional; eventualmente, la biblioteca; pero siempre deberá asignársele un lugar destacado.

Para su construcción se recomienda usar maderas típicas de la zona. Decía que su exterior bien puede ser muy sencillo o tallado; realzado con herrajes o tachas. Siempre se preferirá darle un lustre que resalte la veta de la madera; personalmente desaconsejo recubrirlo con pintura.

En ocasiones se encuentran cofres tapizados en su fondo interior y, a veces, también sus laterales; en algunos casos se los rellena para que adopten una forma de almohadillado. Desaliento totalmente estas prácticas por que con el tiempo en el revestimiento pueden anidar insectos que eventualmente afectarán el paño.

Cofre moderno con laterales y tapa vidriados

La costumbre consagra que tenga una tapa vidriada para dejar que se aprecie el contenido. Aconsejo colocar un burlete de fieltro en el sector donde la tapa hace contacto con los laterales, esto preservará el interior del ingreso de polvo.

Al cofre se le colocará una cerradura, como signo de respeto por el valor de su contenido.

Si la bandera a preservar es “de izar” se guardará encanastada, con el Sol hacia arriba. Si fuera “de ceremonia”, se plegará cuidando que el Sol quede en el centro, sin doblez alguno.

Bajo la pieza se colocará el acta de referencia o una copia (si es que el original debe permanecer en el libro respectivo o guardarse en otro sector). En su caso, el acta se introducirá en un sobre plástico transparente, bien cerrado.

Como protección para el ataque de la polilla, entre los pliegues del textil conviene esparcir naftalina la que deberán renovarse periódicamente (un par de veces por año)

También pueden atesorarse las corbatas, en cuyo caso se colocan bajo el paño, en su mismo cofre.
Cuando se prescinda de un tahalí que tenga algún significado especial, se colocará bajo el paño de la bandera retirada de servicio. Hay tahalíes antiguos cuyas características hacen muy aconsejable guardarlos, particularmente por el bordado de su Sol o por contener escudos.

Usualmente las bandas no se preservan.

Las mismas apreciaciones corresponden para las banderas provinciales (subnacionales) y municipales.

Notael presente es una actividad del "Programa Rosario Cuna de la Bandera", de la Municipalidad de Rosario 

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