Más que un detalle; una muestra de desconsideración
al ciudadano
Estado de las banderas de la Subsecretaría de Gestión de Recursos Humanos
(obtenida en mayo de 2015)
Por Miguel
Carrillo Bascary
No nos cansaremos nunca de poner en evidencia
aquellas situaciones donde las banderas se presenten en tan malas condiciones
que afecten la dignidad de la sociedad a la que representan y que evidencian la desidia y el desinterés
de los funcionarios responsables.
Como objeto material, las banderas no “sufren”,
pero como símbolo de un país, de una provincia, de una municipalidad o de una
institución encarnan a esos cuerpos sociales y toda desatención es una afrenta a
los mismos.
Veamos un ejemplo: si invitamos a un amigo a
cenar, solo le demostraremos desprecio si la servilleta que le proporcionamos
no guarda la higiene que es de esperar. En lo personal no me molestaría que
contenga algún desgarro o que esté descolorida por el uso; pero lo consideraría
una ofensa deliberada si presentara residuos de comida adheridos; alguna marca
de lápiz labial; si fuera arratonado por la suciedad o resulta pringosa al
tacto. Sin dudas que a vos te pasaría lo mismo.
Con las banderas ocurre algo similar.
Al comenzar presentamos la fotografía obtenida frente a
una oficina del gobierno de la ciudad de Bs. Aires, Como se verá, el blanco
prístino del paño hace mucho tiempo que dio lugar al gris/smog que hoy exhibe.
Para contraste aporto otra foto, también de la ciudad de Bs. Aires, donde su
enseña luce en plenitud. La comparación obvia mayores reflexiones.
Más aún la Enseña nacional hace tiempo que
perdió su blanco para “lucir” un gris, que paradójicamente resalta el amarillo
del Sol estampado.
Excelente estado de la bandera exhibida en la plaza de la República
Algo más grave
Sin embargo hay otra circunstancia mucho más
grave, si pensamos que decenas de funcionarios, quizás algunos de alta
jerarquía, ingresan diariamente a sus
trabajos, pasando bajo los pliegues inmundos de la bandera que debería
representar al Gobierno y a la sociedad que sustenta sus emolumentos.
La imagen lo dice todo. Si no hay un mínimo de
atención para con una bandera oficial, instalada en el acceso de la oficina, no
quiero ni pensar con qué falta de atención deben desempeñar sus cargos. Ojalá
me equivoque.
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