sábado, 30 de enero de 2016

Abanderados de a caballo

Dignos portadores del símbolo

Gaucho jujeño con bandera argentina (Foto: Diario El Tribuno, Jujuy)

                                                                Por Miguel Carrillo Bascary
Introducción
Las tradiciones rurales tienen una fuerte impronta emocional y cultural en todos los pueblos. En Argentina, la figura del gaucho fue magistralmente reflejada en la inmortal obra de José Hernández, el “Martín Fierro”. Es el prototipo del hombre libre, consustanciado con su tierra, emblema de una cultura en donde el caballo es parte misma de todos los aspectos de la vida.
Más allá de los particularismos determinados por las diversas regiones los vaqueros de todo el mundo comparten valores y tradiciones que hoy tienen plena vigencia. El gaucho argentino; uruguayo; del Sur brasileño y del Paraguay, de los llanos de Bolivia, el huaso chileno, los llaneros de Colombia y Venezuela, los morocuchos, chalanes y qorilazos de Perú; los chagras de Ecuador; los charros de México; por supuesto que los cowboys de Norteamérica; los pantaneiros y vaqueiros del Brasil; así como los vaqueros que hallamos en las grandes llanuras de Europa y de Asia; de España; Australia y aún del Este de África son paradigmas íntimamente afianzados con su medio ambiente y con los diversos perfiles de una vida y cultura ganadera. Tampoco podemos olvidar a los jinetes de las estepas y desiertos, que comparten una misma esencia con todos los mencionados.
Esta realidad tan propia se enlaza fuertemente con la identidad de las naciones que se enorgullecen de su herencia vaquera; por ello es habitual que los hombres de a caballo participen activamente en diversas conmemoraciones y fiestas típicas. Es lógico también que durante estas intervenciones se exhiban banderas nacionales y regionales, lo que determina la oportunidad de analizar ciertos aspectos del ceremonial vexilológico, desde la particular perspectiva de los jinetes.
Convengamos que hay ciertas peculiaridades que definen el ceremonial de banderas cuando éstas son paseadas a caballo.
El presente y otros futuros aportes
Las reflexiones que formularemos en este y en futuros post tienen por destinatarios a todos los gauchos y sus homólogos en todas las planicies del mundo. A ellos nuestro sentido homenaje del que no podemos excluir a esas maravillosas bestias que son los caballos que desde la noche de los tiempos acompañaron el progreso de la humanidad.

Posición del abanderado
Por razones de protocolo y tradición la bandera se sostiene con la diestra (aunque el abanderado sea zurdo), de manera que la mano quede aproximadamente a la altura del pecho del jinete; su brazo irá extendido hacia la derecha; a unos veinte centímetros aproximadamente por delante del plano toráxico. El codo se lleva levemente flexionado, en ángulo con el asta (bien encastrada en la cuja) y con el eje que forman el torso y la pierna derecha. El asta va por delante de la pierna. Esta aposición otorga el mayor control posible sobre el conjunto asta-bandera.
Llevando la "Bandera Nacional de la Libertad Civil", en formato de antiguo uso, donde el largo es mayor que el ancho (Foto: web Jujuy al Momento)

La enseña provincial de Santiago del Estero llevada por un gaucho  (Foto: gauchosdesantiago.blogspot)

Un accesorio fundamental para el abanderado jinete
La cuja es un aditamento que merece un tratamiento intensivo, porque es fundamental para los abanderados de a caballo. Su mismo nombre indica que es un elemento cóncavo usado para encajar allí el regatón del asta-bandera. Su boca debe ser suficientemente amplia, para que el abanderado pueda retirar el asta de su encastre en caso necesario.
Cuja de cuero (Foto: Miguel Carrillo Bascary)

Cuja elaborada con un cuerno vacuno (Foto: Miguel Carrillo Bascary)

La cuja se coloca pendiente de la estribera derecha o del mismo estribo, a gusto del usuario. Se confecciona en suela o cuero crudo, a manera de un cubilete firmemente cosido o remachado; también podrá ser de madera tallada o formarse con la punta de un cuerno vacuno. 
Se puede ahuecar el cuerno mediante un procedimiento mecánico de abrasión practicado con una punta aguzada; una mecha de torno manual o bien, se apelará a la mejor tradición telúrica de colocar el cuerno fresco (cortado recientemente) en un hormiguero y dejarlo allí varias semanas hasta que los insectos hayan devorado el interior blando y dejado la cornamenta lista para el uso buscado. Seguidamente se la enjuaga con lavandina diluida; luego se repite la operación empleando detergente y agua caliente; tras lo cuál se deja secar perfectamente durante varias horas; bajo el Sol fuerte, preferentemente. Después se aplica a pincel un sellador líquido y finalmente se le da un acabado, con sucesivas manos de cera o laca para impermeabilizarla y darle mayor duración, esto evitará que genere mal olor. Si se elige un cuerno que ya está muy seco se hierve en agua entre dos o cinco horas para que se ablande un poco, lo que permitirá trabajarlo.
Si la cuja de cuero se moja mucho hay que secarla lo antes posible para evitar que se contraiga y que luego dificulte introducir el asta.

Si el abanderado es una mujer que monta a la usanza tradicional, igual llevará la bandera sobre la derecha del animal, porque esta es la posición de honor definida por todos los ceremoniales. Para fijar la cuja se colocará un aditamento a la silla o se fijará en la argolla derecha de la cincha.
Gaucha abanderada montando como mujer, porta la "Bandera Nacional de la Libertad Civil" con el formato definido por la Ley nacional Nº27.134 (Foto: Miguel Carrillo Bascary)

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