martes, 22 de diciembre de 2015

Cuando los paños son grandes

Soluciones sencillas para el correcto uso de banderas grandes        
 Abanderado del Regimiento de Infantería Asturias (España, 1727)

Por Miguel Carrillo Bascary

Por lo general, las dimensiones de una bandera de ceremonias destinada a ser paseada en desfiles guardarán proporción con la altura promedio de una persona adulta.

La Historia nos demuestra que desde el siglo XVII y hasta bien entrado el XIX las unidades de infantería portaban banderas cuyos paños eran mucho más grandes que los actuales y por lo general tendían tener una forma cuadrada. Esto tenía una clara funcionalidad, permitir que el comandante de un ejército pudiera distinguir con claridad la posición de las unidades en el campo de batalla, un presupuesto esencial para ordenar sus desplazamientos.                         

En la actualidad hay diversas circunstancias (generalmente ocurre durante las conmemoraciones históricas) que obligar a usar banderas de gran porte, lo que además de embarazar al abanderado y de complicar sus evoluciones demanda numerosos cuidados para evitar uno de los grandes pecados que se pueden cometer en el Ceremonial vexilológico: que el paño arrastre por el suelo.

La cuestión parece ser insoluble pero generalmente se magnifica. La practicidad (pragmatismo prefieren decir algunos) aporta dos sencillas formas para resolver el problema:

a) Enrollar el paño en el asta - Pareciera que este sistema es el más sencillo aunque su estética no resulta agradable; pero el principal inconveniente radica en cuando se enrolla el paño cambia el eje de sustentación del asta (por que se agrega mayor peso en el tramo superior) y con esto las maniobras con la bandera complican el desempeño de su portador.


b) Sumar la ayuda de un escolta- Si bien el abanderado será el principal protagonista puede servirse de la colaboración del primer escolta que contribuirá a recoger algún tramo del paño para evitar que arrastre.
  
Portador de la réplica del Pendón del Clavijo (Astorga, España) acompañado de mazeros

Observación
        Eventualmente, si las dimensiones del paño no son desmedidas, el abanderado podrá apoyar el extremo en su extremidad izquierda (hombro; antebrazo) y aún ayudarse tomándolo con la siniestra

En conclusión
Cualquiera que sea el método que se elija es imprescindible que el abanderado y sus escoltas ensayen las diversas posiciones; solo así se puede asegurar con cierta perspectiva de éxito que durante la ceremonia todo se desarrolle con normalidad.

En este tipo de situaciones hay un dicho con plena vigencia:

Si no se ensaya es muy factible que algo salga mal

Si se ensaya, lo que sale bien seguro que saldrá mejor

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