sábado, 13 de agosto de 2016

La Historia en la Numismática

Moneda por el Bicentenario de la Independencia Argentina
Reverso                                        Anverso

Por Miguel Carrillo Bascary

El 9 de julio del año 2016 Argentina celebró el bicentenario de la declaración de su independencia. Para conmemorarlo el Gobierno nacional apeló a un medio clásico para estas ocasiones de profundo impacto en la historia de un país; emitió una moneda que se puso en circulación pocos días más tarde con un valor de 2 pesos (Cambio a la fecha: u$s 1 = $15). Su baja denominación justificó una emisión de 200.000 unidades. Se caracteriza por su condición bimetálica en cobre y níquel, con anillo dorado. Esta composición permite que el usuario la relacione visualmente con la moneda conmemorativa emitida para el bicentenario del primer gobierno patrio, emitida en el año 2010; estableciendo una evidente correspondencia pues ambas fechas son las principales para la historia nacional.

                                     Reverso                                                 Anverso

En el anverso la moneda incorpora una síntesis del Escudo argentino, cuyos colores se indican según la clásica catalogación heráldica de Pietrasanta (en rayas; puntos y claros). Destaca como atributo central un gorro de la Libertad (al que se nomina erróneamente como “frigio”) colocado sobre una pica, sostenida por dos manos diestras; sobre un campo cuyo cuartel superior se representa en azul y el inferior en blanco. En el nivel superior del anillo se lee “REPÚBLICA ARGENTINA”, y en la base “1816 INDEPENDENCIA 2016”.

La entidad emisora, el Banco Central, informó su simbolismo con las siguientes palabras: el gorro frigio, como símbolo de la libertad, sostenido por la pica, representación de la defensa de la patria. Completan la alegoría las manos entrelazadas, expresión de la unión y la hermandad de los pueblos de las Provincias Unidas del Río de la Plata. En el campo superior, en lenguaje heráldico, los colores patrios mediante un lineado horizontal el celeste; y el blanco, con el campo inferior liso.

La belleza destaca en la simplicidad, que en este caso hallamos plenamente lograda.

En el reverso destaca netamente el valor monetario, que ocupa la derecha de un campo partido en vertical; el sector opuesto presenta el contorno de un sol estilizado, del que se observan cinco rayos flamígeros. Sobre este último detalle, el banco emisor indica que se inspira en la charretera del uniforme del general José de San Martín, considerado como el “padre de la Patria”, libertador de Chile y del Perú; quién, además, fue un principalísimo promotor de la independencia nacional.

 El general José de San Martín (óleo de Gil de Castro)

Charreteras que San Martín regaló al general Zapiola (Museo Hist. de Luján)

En la corona puede leerse el lema histórico que adoptaron los primeros gobiernos patrios “EN UNIÓN Y LIBERTAD”, que también figuró en las primeras monedas patrias, acuñadas en 1813. En la porción inferior consta el año del Bicentenario, “2016”; separado de la leyenda anterior por ocho puntos en relieve.

A nuestro entender, el diseño del reverso de la nueva moneda contrasta negativamente con la cara principal. Al trazo del Sol le falta carácter y si no fuera por la información de la entidad emisora, nada permitiría caracterizarlo. Por nuestra parte hubiéramos preferido que se colocara el Sol típico de nuestra primera moneda, el que corona al Escudo nacional y ondea en el centro de la Bandera argentina. Pero, claro está que es nuestro humilde opinión.

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