CUATRO HIPÓTESIS SIN RESPUESTA sobre el diseño original de la Bandera nacional argentina
Por Miguel Carrillo Bascary
El 27 de febrero de 1812
es la fecha de la primera exhibición pública de la Bandera argentina. Ofrecemos
esta síntesis argumental sobre los diseños que se especula pudo tener en su
origen. En los links y notas que aportamos constan reenvíos a diversos
documentos que fundamentan este post.
La enseña nacional argentina, dice la historia (y certifica la
consideración general) nació el 27 de febrero de 1812[1],
a la vera del caudaloso río Paraná, en el pequeño poblado que por entonces era conocido
como Capilla del Rosario y que con el tiempo se desarrolló hasta convertirse en
la ciudad de Rosario. Como recuerdo de su creación y primer izamiento en el
sitio preciso del acontecimiento se levanta hoy el Monumento Nacional a la Bandera , inaugurado el 20
de junio de 1957. El todavía coronel Manuel Belgrano es reconocido como su
creador. Como testigos de aquél momento inolvidable actuaron las fuerzas
militares que estaban bajo su comando (fundamentalmente el Regimiento de
Infantería 5, ex “Legión Patricia”) y el pueblo rosarino.
Vitral alegórico del primer izamiento
Catedral
Metropolitana, Rosario[2]
Mucho se ha escrito al respecto, pero lo que más concentra la
atención es el debate sobre cómo era esa
bandera. De ella conocemos hasta la
hora de su primer izamiento, pero no tenemos certeza de su diseño. Belgrano
envió al Triunvirato un oficio[3]
donde informó en detalle sobre los hechos, pero evitó dejarnos una descripción
precisa. Se limitó a escribir sobre la bandera: “…la mandé hacer blanca y celeste, conforme a los colores de la
escarapela”. Vemos entonces que el mismo Prócer nos señaló por qué uso
estos colores; nunca aclaró la forma en que los dispuso. En lo único en que coinciden los historiadores es que el
blanco predominaba sobre el celeste, bien fuera porque estuviera en primera
posición o por tener una mayor proporción respecto del otro.
Surge entonces la siguiente pregunta que todos los argentinos alguna
vez nos hicimos:
¿Cómo fue nuestra primera bandera, la izada en Rosario
el 27 de febrero de 1812?
Intentar una respuesta ha consumido ríos de tinta y encendiendo las
pasiones; cuyas brasas periódicamente se reavivan, hasta la actualidad. Pasaron
ya dos siglos de aquél histórico momento pero no es posible llegar a una
conclusión definitiva por falta de una información documental específica,
aunque contemos con el relato de los acontecimientos que el propio Belgrano
envió al Triunvirato[4].
Posiblemente nunca será factible disponer de alguna documentación contemporánea
a la fecha que esclarezca la cuestión. Entendemos entonces, que para atender la
natural curiosidad que todo argentino siente se impone una sola conducta: señalar las diversas hipótesis en debate,
reseñando sus principales argumentos, para que cada interlocutor saque sus propias conclusiones. Creemos que ninguna
de las versiones articuladas puede imponerse como si fuera verdad dogmática,
pero interpretamos que es válido señalar aquella que posee argumentos con mejor
respaldo.
Oficio
de Belgrano al Triunvirato, Rosario; 27 de febrero de 1812
A más de doscientos años de aquél tórrido día rosarino son cuatro
las posibilidades que plantean los estudiosos, según se expresa en las siguientes
imágenes:
Fig. 1 - Sugerencia de Mitre
1. La teoría que sugirió Mitre[5] (1858), Figura 1. Se basa en la leyenda
tradicional de que Belgrano se inspiró en la imagen de las nubes y del cielo
para componer la primera bandera. Fue adoptada por la historiografía oficial
desde mediados del siglo XIX; se consagró canónicamente a través del sistema
escolar oficial y tácitamente se impuso como verdad dogmática durante muchas décadas.
Carece de pruebas documentales. Diversas fuentes indican que el diseño de tres
franjas se comenzó a usar aisladamente en 1813, aunque algunos sostienen que ya
se empleaba en tiempos del Primer Triunvirato (1812) y que lo intentó imponer
Rivadavia, su secretario, ni bien se enteró de los hechos ocurridos en Rosario[6]. Con el
tiempo esta composición se difundió y eclipsó a otras manifestaciones[7]. Este
diseño fue el que oficializó el Congreso General reunido en Tucumán, el mismo que
declaró la independencia en 1816[8]. Más
tarde, en 1818, l a
misma autoridad le agregó el Sol, tomado del sello de la Asamblea General
Constituyente de 1813, y que se difundió en las primeras monedas acuñadas por
las Provincias Unidas del Río de la Plata en el mismo año. En definitiva, este
es el diseño oficial de la Bandera nacional argentina que fue convalidado
reiteradamente a través de diversas leyes y decretos[9]
Fig. 2 - Parecer de Chaparro
2. El parecer de
Félix Chaparro[10] (1940). Propuso
el diseño de la Figura 2, sin aportar fundamentos verificables. Dijo que se
basaba en “tradiciones orales” de su ciudad, pero no dejó registro de qué forma
o por qué medios la recopiló. Ningún historiador rosarino de su época avaló
esta supuesta tradición. En una publicación posterior (1957), Chaparro adhirió
al criterio de Mario Belgrano (que veremos luego), sin explicar las razones que
motivaron su cambio de opinión.
Fig. 3 - Teoría de Mario Belgrano
3. La tesis de Mario Belgrano Vega[11] (1927). Este académico señaló que la
primera bandera fue como la expuesta en la Figura 3. Su criterio se funda ello en las
manifestaciones de su ilustre antecesor, que dejó escrito haber dispuesto la Bandera “conforme a los
colores de la escarapela nacional”. En consecuencia, el diseño de la Bandera surge de desplegar
materialmente la escarapela en su forma original, centro celeste y corona alba,
como se explica más abajo. La tesis cuenta en su favor con la existencia de un
verdadero documento pictórico, el retrato al óleo pintado al Prócer, que posó
personalmente ante el artista Francoise Carbonnier (Londres, 1815), en
oportunidad de su misión diplomática en Europa (cuadro que reproducimos más
abajo). Siguiendo los cánones de la composición pictórica vigentes en la época,
se retrata al protagonista con un hecho o atributo que explique al observador alguna
circunstancia de su vida; de tal forma que lo exprese de la mejor forma
posible. En este caso vemos a Belgrano con señorial atavío acorde a la moda y,
en una ventana, a su lado, ejecutada con una precisión de miniaturista, se
despliega una escena de batalla donde se destacan claramente dos banderas de
franjas horizontales, la superior blanca y la inferior celeste. En la misma
composición hay quienes señalan la existencia de vestigios de dos banderas más,
con la misma composición. Se entiende que Belgrano debió dar precisas
instrucciones al artista sobre cómo deseaba ser caracterizado y cómo debían
iluminarse las banderas y uniformes ya que éstos coinciden exactamente con los
que se usaban en el Río de la
Plata hacia 1812. Otras enseñas similares de la época aportan
testimonios coincidentes: la insignia del Ejército de los Andes que llevó San
Martín para libertar a Chile; la que se atribuye al Batallón 7 de Libertos,
existente en el Museo Histórico de Montevideo[12]; una
descripción de época de la enseña de los Patricios[13] y el
relato del contemporáneo Juan Manuel Beruti[14], en
sus “Memorias curiosas”. Esta hipótesis es hoy la posición oficial del
Instituto Nacional Belgraniano[15].
Fig. 4 - Tesis de Fernández Díaz
4. La propuesta enunciada por Augusto Fernández
Díaz[16] (1957), Figura 4. Este investigador considera que
la bandera primigenia es una de las descubiertas en 1885 en la capilla de
Titiri (Macha, Bolivia). La idea sigue el parecer del sacerdote que las halló, quién
interpretó que habrían sido ocultadas allí luego de la derrota de Ayohuma (14
de noviembre de 1813). Una bandera, similar a la argentina actual, fue
oportunamente cedida a nuestro país y se encuentra en el Museo Histórico
Nacional (Bs. Aires). La otra, de diseño blanco, celeste y blanco es la que
centraliza la atención de Fernández Díaz, hoy se encuentra en Sucre (Bolivia) y
constituye la pieza fundadora del museo “Casa de la Libertad”. También se
encontraron entonces otras dos banderas, azules y rojas, pero posteriormente se
perdieron. Fernández Díaz dio a conocer su tesis en varios artículos que
publicó en el diario “La Capital” de Rosario en 1957, contemporáneamente a la
inauguración del Monumento a la Bandera en Rosario, por lo que alcanzó gran
difusión. Cuenta con importante divulgación y, básicamente plantea una teoría
conspirativa que procuraría ocultar cuál fue en su origen la composición de la
Bandera. Más allá de las lucubraciones de Fernández Díaz no hay hechos que
certifiquen su validez. Se cuestiona su relato por que, para llevar las enseñas
a Titiri desde el campo de batalla, quién lo haya hecho debió atravesar las líneas
españolas, trayecto que ponía en riesgo que fueran tomadas como trofeo con
mucha mayor probabilidad que si se llevaba en sentido contrario. La principal
objeción a Fernández Díaz surge del propio Belgrano que en su “Proclama a los pueblos del Alto Perú[17]”,
fechada en Tucumán el 25 de febrero de 1814 dice: “He depositado en sus manos [las de su sucesor al mando, San Martín] la
Bandera del Ejército que en medio de tantos peligros he conservado, y no dudéis
que la tremolará sobre las más altas cumbres de los Andes, sacándoos de entre
las garras de la tiranía y dando días de gloria y de paz a la Amada Patria”.
En consecuencia, si en febrero de 1814 Belgrano disponía de la “bandera del
Ejército”, que había conservado tras su derrota en Ayohuma, mal podía haberla
hecho ocultar en la capilla de Titiri.
UNA
COMPARACIÓN NOVEDOSA
Fernández Díaz esquematizó su visión trasladando la forma de la
escarapela a un paño; sobre la que pretendió sustentar su razonamiento mediante
el dibujo que elaboró en su tablero de dibujo y que reproducimos:
Siguiendo ese método simplificamos la traza de Fernández Díaz y la
coloreamos, como resulta del Croquis “1”:
1 - Esquema de Fernández Díaz reproducido por Sebastián
Schvartzman
2 - Ilustración de Schvartzman, según esbozo de Miguel Carrillo Bascary
La tesis de Mario Belgrano, se concreta en
el Croquis “2” , con un resultado muy diferente al anterior. El
dibujo se corresponde con: a) el informe que el Prócer hizo al Triunvirato contándole
sobre los hechos de Rosario; b) las evidencias que surgen del retrato pintado
por Carbonnier y c) los otros elementos icnográficos de la época que ya
reseñáramos. Este desarrollo concreto fue esquematizado por el vexilólogo
Miguel Carrillo Bascary, quién lo llamó “argumento basado en la construcción
material de la primera escarapela” que puede explicarse mediante una prueba
histórica de carácter experimental[18]:
Si tomamos una escarapela
que posea la composición con la que fue creada: con centro celeste y corona
blanca, la deshacemos y la estiramos en todo su largo, obtenemos una cinta
similar a las banderas del cuadro de Carbonnier. Si magnificamos esta cinta y
le damos forma de bandera tendemos el diseño sugerido por Mario Belgrano. Dicho
de otra manera: estimamos que para armar la primera escarapela, se tomó una
cinta bicolor con el blanco cosido sobre el celeste; la eventual costurera dio
forma redonda a la pieza haciendo un “fruncido”, en el lado inferior de la
cinta. Así se logró la escarapela, de centro celeste y corona blanca. Si posteriormente,
cortamos el hilván ratificamos la mecánica expuesta pero con sentido inverso. Los
alentamos a concretar la prueba en forma material, lo que es muy sencillo. El modelo
elaborado en tela o papel permitirá experimentar lo explicado.
Los argumentos de Fernández Díaz y de
Belgrano-Carrillo Bascary, se corresponden totalmente con la descripción que
hizo el Prócer en su oficio al Triunvirato (27 de febrero de 1812); o sea, que
la primera bandera era “conforme a la escarapela” decretada. Pero, si
comparamos los argumentos de Mario Belgrano y de Fernández Díaz, se verá que el
esquema del primero es mucho más natural y más concreto que el segundo. Este
último solo puede concebirse sobre el tablero de dibujo donde nació. Por
nuestra parte, interpretamos que en aquellos tiempos la simplicidad presidía
las actividades humanas por lo que la tesis de Mario Belgrano resulta mucho más
factible; además de contar a su favor con otros testimonios pictóricos y
materiales.
Retrato pintado a Belgrano
por Carbonnier en 1815. Por muchos años estuvo en poder de los descendientes
del Prócer, finalmente se vendió al Banco de Olavarría y luego a la
Municipalidad de esa ciudad; hoy se preserva en el Museo Municipal de Bellas
Artes “Dámaso Arce”. Existen numerosas copias que no contienen la escena de
nuestro particular interés; otras versiones la alteran pintando banderas trifranjas.
Detalle: se observan las dos
banderas aludidas, con toda claridad
Las banderas con un mayor aumento
Las dimensiones de cada bandera se corresponden con las que
por entonces usaban la caballería y la infantería, respectivamente.
(Mañana continúa en: http://banderasargentinas.blogspot.com/2016/02/cuatro-hipotesis-sin-respuesta-sobreel_26.html)
Notas
y referencias
[1] Puede ampliarse
en: http://manuelbelgrano.gov.ar/bandera/creacion-de-la-bandera-nacional/
[2] Fotografía
tomada de Internet, presumiblemente obra de Bambi García, publicada en
“Vitrales sacros en Rosario”. Edit. Butteri y Grisolía, Rosario, 2010. 130
páginas. Atención: la composición contiene un error histórico evidente: muestra a un patricio izando la Bandera, cuando en rigor de verdad este rol fue cumplido por la más alta autoridad civil y política que se hallaba en Rosario, el regidor de tercer voto del Cabildo de la ciudad de Santa Fe, Cosme Maciel.
[3] Oficio, minuta
y proclama fechados el 27 de febrero de 1812. AGN (Archivo General de la
Nación). División Nacional. Sección Gobierno, Bandera y Escarapela, 1812
(X.44-8-29)
[4] Los documentos
pueden consultarse desde: http://manuelbelgrano.gov.ar/bandera/creacion-de-la-bandera-nacional/
[5] Bartolomé Mitre (1821- 1906) fue un
militar argentino, que llegó a gobernar la provincia de Bs. Aires y a presidir
la Nación (1862 – 1868) a quién se considera uno de los representantes señeros
de la Historiografía argentina. Fue el primer historiador argentino que basó su
producción en documentos y en la recopilación metódica de las tradiciones. Su
extensa obra se concreta fundamentalmente en “La Historia de Belgrano y de la Independencia
Argentina” (edición definitiva de 1869) y
la “Historia de San Martín y de la
Emancipación Sudamericana” (última edición, 1890) A él se le debe
el descubrimiento de los principales documentos que relatan el origen de
nuestra bandera. De tendencia liberal, el prestigio que alcanzó en su tiempo lo
transformó en referente principalísimo del pasado nacional. Conforme a sus
obras, la Generación del 80 y la escuela que siguió sus postulados definieron
los programas de estudio oficiales que rigieron por más de ocho décadas. Su
extensa labor periodística como fundador del diario “La Nación” (Bs. Aires,
1870) estuvo en consonancia con esta visión. Como porteño que era no llegó
trascender la visión localista del acontecer argentino; como masón, son
evidentes los prejuicios culturales que surgen de sus obras.
[6] ROSENKRANTZ,
Eduardo. “La Bandera de la Patria”. Ed. Grito Sagrado. Bs. Aires, 1988. 246
páginas.
[7] El más lejano e
indubitable testimonio de una bandera trifranja se conserva en Tucumán, en el
templo de San Francisco- Según los estudios de fray Luis Cano (“La
primera bandera Argentina de Tucumán”, en Revista de la Junta de Estudios Históricos
de Tucumán, Nº 3. Tucumán, 1970), se documenta en 1813 por lo que es factible que datara de
fines del año anterior. Una reseña de esa obra, que nos realiza Juan Pablo
Bustos Thames, puede leerse en http://www.elsigloweb.com/nota.php?id=138007.
También consta la descripción de una enseña similar empleada como emblema de
recluta en Potosí, en mayo de 1813; que fue dada a conocer por Julio
Luqui-Lagleyze y María Cristina D´Andrea en “¿La más
antigua descripción de la
Bandera Argentina ? en los “Anales Inéditos de Potosí – 1813” , Revista del Mar,
Nº148. Buenos Aires, 1998. Por su parte, Gaspar Vigodet oficia al Ministro en
España, con fecha 16 de octubre de 1813, escribiendo: “Nos enteramos que los
rebeldes de Buenos Aires han enarbolado un pabellón con listas azul celeste a
los costados y uno blanco en medio”. En 1815 se prescribió el uso de la
bandera trifranja, celeste, blanca y celeste, en diversas patentes de corso.
Ver por ejemplo: AGN, División Nacional, Sección
Gobierno, Marina, Corsarios, 1812-1815, X. 5-1-2
[9] Mencionamos en
especial el Decreto Nº10.302/ 1944 (http://www.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.do;jsessionid=B99E15B78447B862E6C9843FF9F947E8?id=59311);
la Ley Nº 23.208 (http://www.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.do?id=24855)
y el Decreto Nº1650/ 2010 (http://www.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.do?id=175328)
[10] Félix Amadeo Chaparro (1887 – 1959).
Nacido en Rosario se dedicó a la historia regional en muy variados tópicos, con
una marcada percepción de la problemática social. Gran polemista. Su
multifacética producción está teñida por las cambiantes visiones ideológicas
que adoptó sucesivamente en su vida. Fue miembro correspondiente de la Academia Nacional de la Historia. Prolífico
publicista; en lo específico destaca "Belgrano y los símbolos de la
Patria",1942 (38 págs) y "La Bandera de Artigas o de la Federación y
las Banderas Provinciales del Litoral",1951 (68 págs)
[11] Mario Belgrano Vega Belgrano, tal su
apellido completo, era descendiente directo del general Manuel Belgrano. Nació
en París en 1884 y murió en Bs. Aires en 1947. Abogado, se dedicó a los
estudios históricos y llegó a formar parte de la Academia Nacional de la
Historia. Sin dudas que su principal obra es la biografía de su ilustre
antecesor “Belgrano”, cuya primera edición vio la luz en 1927 y la última en
1941. También destacan “La
Francia y la monarquía en el Plata” y “Rivadavia y sus gestiones diplomáticas”,
ambas en 1933.
[12] LUQUI
-LAGLEYZE, Julio M. y D’ANDREA, María Cristina: “Hallazgo de la bandera del
Regimiento Nº 7 de Infantería de Libertos 1813 –1816”. En www.geocities.com/regimientosdeamerica/Articulos.html,
consultado en 20 de diciembre 2014.
[13] Ver “Banderas Históricas de los Patricios” de
Julio Luqui-Lagleyze; en “Patricios de Bs. Aires”
de Miguel De Marco e Isidoro Ruiz Moreno (Ediverb. Bs. Aires, 2001. 266
páginas). Además: http://www.revisionistas.com.ar/?p=6711
[14] Ver pagina 231
de Beruti, Juan Manuel. “Memorias
Curiosas”. Reimp. Emece. Bs. Aires, 2001. 552
páginas.
[16] Augusto
Fernández Díaz. Nació en Rosario, el 6 de enero de 1885.
Falleció a los noventa y cinco años, el 7 de julio de 1980. Ingeniero civil,
recibido a la temprana edad de 22 años. Su tesis “Obras de salubridad en
Concordia” tuvo repercusión internacional. Hacia 1913 se dedicó a la
explotación agropecuaria donde la soledad del campo fue terreno fértil para
cultivar su pasión por la
Historia que alimentó durante un largo viaje por los archivos
de España y Francia (1929). Fue un metódico investigador y un decidido
divulgador. Su pensamiento se volcó en decenas de artículos periodístico. Tuvo
una gran producción historiográfica (cerca de 140 títulos). Polemizó con
diversos estudiosos. En 1957 comenzó desde el
diario “La Capital ”
de Rosario difundió sus estudios sobre la Bandera argentina, tarea que continuó hasta el
año 1970. Solía decir: “Las búsquedas deben realizarse al margen de toda
ideología, sin sentimentalismos, simpatías ni rencores”. Fue miembro de la Junta Provincial de Estudios
Históricos de Santa Fe y de la Academia
Nacional de la Historia.
[17] Archivo General
de la Nación; Sala VII, 628.
C .N.P.H. Donación del Dr. J. E. Uriburu, Archivo del
Gral. Arenales. “Belgrano.1813-1814” ,
pág. 78.
[18] En “Belgrano”;
pág. 95 de la obra conjunta compilada por Roberto Elisalde (Edit. Bolsa de
Comercio de Rosario. Rosario, 2012. 410 páginas)
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