Más allá de la Justicia
Por Miguel
Carrillo Bascary
Por decisión de un jurado popular, acaba de emitirse condena a cadena perpetua en el juicio más importante de la historia del Chaco (Argentina).
Comienza a cerrarse así las secuelas del asesinato de Cecilia Strzyzowski, cuyas circunstancias de muerte superan toda imaginación por la atrocidad que comporta.
En el sentir de la comunidad hay un gran alivio al ver que el sistema judicial superó los fuertes
coindicionamientos políticos que procuraban la impunidad de los acusados.
Verdaderamente puede
decirse que, se hizo justicia.
No es mi propósito abundar
al respecto, sino comentar un lamentable
desliz que afectó nada más ni nada menos que a la bandera provincial que
acompañó al tribunal actuante.
En tiempos donde las imágenes
cobran tanta importancia y, siendo un juicio de tanta significación, se debió cuidar que la proyección institucional
fuera debidamente prolija. Es de lamentar que no ocurrió así.
En un ámbito donde actúa
uno de los poderes del Estado las
banderas no son parte del decorado, sino que expresan toda la fuerza de lo
que representan.
En la fotografía que abre esta nota la bandera argentina equivale a la presencia de toda la Nación y a su aparato
gubernamental, mientras que el vexilo del
Chaco corporiza a la comunidad y a las autoridades de esa provincia.
Si se observa la toma se verá sin mayor dificultad que la enseña chaqueña muestra un desteñido de su segmento verde que se trasunta sobre el blanco de su centro.
No debió ser así. En una situación como la expuesta no es un detalle menor.
¡Chaco no se lo merece!


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