Una versión datada en 1856
Por Miguel Carrillo Bascary
Desde fines del siglo XVIII y hasta las primeras décadas
del XX las entidades vinculadas con la navegación editaban guías donde se ilustraban banderas de todo el mundo que resultaban de
suma utilidad para los marinos. Para confeccionarlas, se procuraba contar con
información oficial, generalmente aportada por agentes consulares, lo no que no
siempre era posible; en tal caso se apelaba al testimonio de navegantes o
viajeros que pudieran aportar referencias complementarias. Como es lógico, las
omisiones y errores eran numerosos.
Es el caso de “Maritime
Flags and Standards of All Nations” editado por Alphonso Figsbee en Nueva
York (1856).
A los estudiosos de la Vexilología estas publicaciones
les proporcionan interesantísimas
observaciones ya que, incluso, se registran llamativas fantasías. Como ejemplo encontramos estas banderas atribuidas al
Uruguay y al “puerto fortificado de
Montevideo, capital de Uruguay”, según consta como epígrafe.
El color verdoso de las franjas hay que atribuirlo al
envejecimiento del papel; se estima que en su origen eran celestes, por toda
lógica. La curiosidad radica en la bandera
que se atribuye a Montevideo un paño con el Sol centrado y, con el rostro de un niño. Cabe acotar que en la
Vexilología de Uruguay se registran numerosísimas variantes en el diseño del
Sol por cuanto la normativa no definió en origen ningún diseño patrón. Este vexilo
nunca existió como se muestra.
En cuanto al pabellón
nacional uruguayo, corresponde al modelo surgido cuando se independizó al
país, en 1828, que tenía 9 listas celestes sobre fondo blanco, referidas a cada
uno de los 9 departamentos en que se dividió su administración. En julio de
1830 su número se redujeron a cuatro que en conjunto con las blancas sumaron
nueve, con lo que se satisfacía la representación indicada. Hacia 1830 las
franjas mutaron hacia un azul más oscuro;
en consecuencia, la imagen que nos muestra Aphonso Figsbee en 1856 ya está
desactualizada.
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