lunes, 19 de octubre de 2020

Las banderas jamás deben quedar ocultas

Con la gracia de un elefante en el ballet

Serie: Problemas de Ceremonial

Las banderas jamás se presentan parcialmente ocultas

Por Miguel Carrillo Bascary

Las faltas de atención de las oficinas gubernamentales de Ceremonial siguen dando temas para el comentario.

Cabe recordar que los poderes ejecutivos son la cara visible de un gobierno. A sus poderes ejecutivos les corresponde representar a su nación ante la comunidad internacional y en este cometido el Ceremonial cobra una dimensión superlativa.

Por otra parte, los Ejecutivos ejercen el liderazgo ante su propio pueblo y todos sus actos exigen grados significativos de atención en los procesos de comunicación como vía de trasmisión de sus políticas y publicidad de sus actos.

Todos los poderes ejecutivos del mundo tienen una oficina especializada en Ceremonial. Tanto las democracias occidentales; los regímenes comunistas; los emiratos; los gobiernos populistas de izquierda y de derecha; los personalismos; todos. Los nombres y rangos burocráticos podrán variar, pero sus funciones son similares.

Como expresión de sus incumbencias, se supone que aquellos que las integran deben contar con una capacitación superlativa en materia de Ceremonial y Protocolo. En la práctica no es siempre así, en estos tipos de puestos a menudo se opta por la alineación política, con las negativas implicancias consiguientes.

Cuando todo funciona bien, a la formación académica personal de los ceremonialistas de ley se le suma la experiencia práctica acumulada por su constante desempeño, que se traduce en la responsabilidad de llevar adelante numerosísimos actos y ceremonias, cada día, día tras día. La labor de estos profesionales no es compatible con una jornada de ocho horas, demanda mucho más, aún en fines de semana y con vacaciones siempre postergadas por razones de servicio.

Además, la trayectoria institucional de cada oficina de ceremonial posee saberes y competencias de las que los funcionarios se sirven para cumplir sus actividades.

Pese a lo reseñado la alta exposición que implica el Ceremonial de los poderes ejecutivos importa la posibilidad de errores. Esto se magnifica si la competencia de sus funcionarios no se encuentra al nivel requerido.

Los deslices son ampliamente comentados en los medios profesionales; tanto del Ceremonial como de la diplomacia y la comunicación; para solaz de algunos y vergüenza de otros.

El caso de hoy

Otra toma del mismo problema

En la oportunidad les ofrezco el análisis de un grueso error ocurrido en el altísimo nivel de la  “Casa Blanca”, obviamente la corte del hombre más poderoso del mundo.

Creo que sería superfluo destacar el profundo respeto de los estadounidenses por su bandera nacional, lo que incrementa la sorpresa.

La fotografía que abre esta entrada nos permite señalar de qué manera se subalternizó la bandera nacional de E. Unidos y, también, la que representa al presidente de esta nación.

No se necesita ser versado en Ceremonial para advertir que las pantallas de TV colocados en ambos lados de la tribuna destinada al presidente de E. Unidos ocultan parcialmente las banderas, en una forma francamente inaceptable. La toma data de junio del corriente año.

Es evidente que ambos televisores fueron fijados en las pilastras que enmarcan la tribuna presidencial, con lo que el espacio destinado a las banderas quedó muy reducido ya que, si se hubieran centrado la figura del mandatario las habrías tapado.

¿Cómo debió procederse? 

La solución más simple y obvia es quitar los televisores, para permitir que las banderas luzcan en toda su plenitud. 

Si esto no fuera posible por cualquier circunstancia, debido a lo estrecho del espacio se debieron colocar los paños de las banderas por delante a los dispositivos electrónicos, aunque esto hubiera implicado cubrir una mínima porción de las pantallas. 

Las banderas se jerarquizan colocándolas por delante de las pantallas, la pérdida de visión implicada es mínima

La majestad de un símbolo nacional exige su protagonismo en todo momento, más aún cuando consideramos que la bandera representa al pueblo, en quién reside el poder quién también es el mandatario del presidente al que se destina la tribuna.

Conclusión

Es preferible capitalizar los errores ajenos para no vivenciarlos en nuestro diario desempeño. 

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