Las seis imágenes de la advocación
Por Miguel Carrillo Bascary
Dos observaciones necesarias
La primera: los
católicos no “adoran” a la Virgen María, ni mucho menos a sus imágenes. María,
como madre de Jesús y de la Iglesia, es merecedora de una especial veneración, por
méritos propios, superior a la que reciben todos los santos y santas [1]. Solo
es sujeto de adoración la Trinidad Santa, en sus tres personas: Dios Padre, Dios
Hijo y Dios Espíritu Santo. A la Virgen María y a los Santos se los venera, es
decir que en ellos se celebra con distintas formas el de amor de Dios Nuestro Señor.
La segunda: la Santísima Virgen no dispensa milagros. Ella intercede ante Dios, quien en su providencia dispone las gracias pertinentes, si así conviene a la salvación de los beneficiados o de otras personas.
Sumario
En la Catedral de Rosario, provincia de Santa Fe, Argentina, se veneran varias imágenes de la Virgen María, madre de Jesucristo y de la Iglesia. En esta nota se mencionarán las se refieren a la advocación de Nuestra Señora del Rosario, específicamente, y se completa el análisis en una segunda entrega que puede consultarse desde el siguiente linkeado (http://banderasargentinas.blogspot.com/2021/10/las-imagenes-de-nuestra-senora-en-la.html). Para esta exposición se mantendrá el orden cronológico que determina la fecha de su emplazamiento en el templo.
1ª) La Imagen Histórica
En el Camarín y santuario se encuentra la más significativa de todas por ser la más antigua, aquella que con toda justicia se identifica como la “histórica” o la “fundadora” (*), ya que en derredor del humilde templo que le estaba dedicado se formó un poblado que con los años comenzó a ser conocido como “Capilla de Nuestra Señora del Rosario”. Esta referencia alude al nombre del curato que se creó en 1731 con asiento en el lugar. Es también aquella que todos los rosarinos reconocen como “patrona jurada”, a la que los pobladores prestaron público compromiso de fidelidad a partir de la ley de 1823 donde el Gobierno de la provincia de Santa Fe erigió a Rosario como “ilustre y fiel villa”, al par que reconoció a la advocación el espiritual patronazgo que ya era tradición popular.
La tradición indica que fue el segundo párroco del Curato, el barcelonés Francisco Antonio de Cossio y Therán [2], quien promovió la adquisición de esta imagen. Previsiblemente convocó a los pocos cientos de vecinos del Pago de los Arroyos para que aportaran su óbolo con cuyo producido la encargó a la ciudad de Cádiz (Andalucía), sede de antiguas y afamadas corporaciones de artesanos imagineros. Como era propio de los tiempos el cometido insumió varios años e implicó un azaroso viaje por mar que la llevó hasta el puerto de Bs. Aires, acompañada de otra, muy parecida. No es el caso ocuparnos aquí de los avatares a que dio lugar esta coincidencia [3]. En mérito a la brevedad digamos que la talla arribó a Rosario el 3 de mayo de 1773, cuando fue recibida por un nuevo párroco, Miguel Antonio de Escudero [4], quien a la sazón estaba a cargo del Curato, ya que el autor de la iniciativa había fallecido. Puede representase la alegría y el orgullo de aquellos pobladores ante la novedad; sin dudas que también los fieles de la campaña aledaña se movilizaron para conocerla y para ponerse bajo su protección.
Con toda seguridad, esta es aquella ante la cual oró el general Manuel Belgrano en sus repetidos pasos por Rosario, particularmente en febrero de 1812, cuando permaneció en el poblado casi un mes, en cuyo transcurso creó la Bandera nacional. Es la misma también que reverenció el futuro papa Pío IX (Mons. Juan M. Mastai Ferretti), cuando en su juventud llegó en 1824 a Rosario integrando la misión del enviado papal a Chile, Mons. Giovanni Muzzi. Más de cien años después otro gran papa, el santo Juan Pablo II, celebró la Eucaristía ante ella, fue el 11 de abril de 1987.
Es una “imagen de vestir”, como se estilaba mucho en la época, fue elaborada en madera de sándalo que se reviste con diversos ropajes primorosamente bordados, el cabello es natural [5] y está cubierto por una delicada mantilla blanca, sujeta por la corona, mientras que las manos y la cara son de madera policroma al igual que las del Niño Dios que sostiene con su brazo izquierdo. Este es rubio, con su cabello tallado en la madera. Entre sus manos la Virgen lleva un rosario que periódicamente se cambia, utilizando aquellos que suelen donar sus devotos [6].
En 1941 respondiendo a una antigua costumbre y con autorización del entonces papa y hoy venerable, Pío XII, la imagen fue solemnemente coronada por el pueblo de Rosario. En la oportunidad se le reemplazó la antigua corona, que era de sencilla plata cincelada, por otra nueva, construida con los donativos de unas 850 damas de la sociedad rosarina, también se le confeccionó un aura con el fin de resaltarla desde su pequeñez. Una corona más pequeña se destinó al Divino Niño [7].
La figura mide
El primitivo templo estaba construido en adobe, más tarde fue sucesivamente reedificado, en la última oportunidad se consagró en 1888 y es el mismo que hoy se levanta, en el emplazamiento del primitivo. Al parecer fue en esta fecha, cuando se consideró que la figura histórica de Nuestra Señora era tan pequeña, que resultaba poco visible por los fieles que ocupaban la gran nave.
Por eso, la imagen antigua fue retirada de la expectación general y se la colocó en una hornacina, dentro de la sacristía [10], de maneras que los sacerdotes que se preparaban a celebrar la Santa Misa pudieran recogerse ante ella en oración.
Ahí permaneció hasta 1925 cuando se consagró al culto el Camarín santuario, ubicado en el subsuelo bajo el crucero de la nave, que le fue especialmente destinado. Hoy puede ser venerada en la intimidad de esa preciosa capilla, cada sábado a las 8,45 horas cuando en épocas de normalidad se abre para celebrar allí la Santa Eucaristía.
2ª) La Virgen “Grande”
Volviendo hacia atrás en el tiempo, hacia 1888, se instaló en el altar principal una imagen de mayor tamaño, que hoy está contenida en una vitrina-hornacina, de madera lustrada, con detallas de dorado a la hoja, ornamentado con columnas de estilo corintio. Se ubica sobre el sagrario de la capilla del Santísimo Sacramento, que ofició como baptisterio hasta las más recientes reformas (1995 – 1997), sobre el lateral derecho de la nave. Por la altura de su emplazamiento no se pudo medir su altura pero aparenta ser de un metro con 60 centímetros. Es también una imagen de vestir y está recubierta con un antiguo manto blanco bordado en dorado, al igual que el Divino Niño, al que sostiene sobre su izquierda. Cuenta con una corona grande y suma un aura por detrás de la cabeza. En su mano derecha, la Virgen sostiene un cetro dorado, símbolo de su potestad, como Madre de Nuestro Señor.
Ocurre que, atendiendo a las regulaciones litúrgicas que implicó el Concilio Ecuménico Vaticano II, se dispuso que el Santísimo Sacramento se dispusiera en una pequeña capilla, para permitir que lo adoren los fieles en un ámbito más favorable al recogimiento, esto explica el cambio de función del sector.
Esta imagen permaneció hasta 1899 en el Altar principal concitando la piedad popular hasta que la generosidad de la congregación laica de las “Hijas de María” permitió instalar el maravilloso Altar mayor [11] traído desde Italia, que se habilitó por entonces.
3ª y 4a. ) Nuestras
Señoras de Pompeya
En el cielorraso de la nave destaca otra imagen de Nuestra Señora del Rosario, en su advocación de Pompeya, en el acto de entregar el sacramental a Santa Catalina de Siena y Santo Domingo de Guzmán, decididos promotores de la devoción. El motivo que se repite en el retablo del antiguo, rodeado por veinticuatro ángeles. La pintada por los hermanos Monti entre 1908 y 1910, en cuanto a la del altar, podría datarse en 1899.
5ª) La imagen del Atrio
Quien se aproxima a la Catedral desde la plaza “25 de Mayo” podrá ver otra gran imagen de Ntra. Sra. del Rosario, ubicada sobre el techo del atrio. Es de tamaño natural y fue elaborada en metal dorado, muestra la Virgen María, con un Rosario en su mano derecha y sostiene al Niño en actitud de bendecir, con su manita izquierda lleva un orbe, símbolo de su mensaje un universal. Fue donada por una dama rosarina y se instaló con las reformas edilicias que se completaron en 1927.
6ª) La réplica
Desde 1995 se muestra en el templete que
complementa el antiguo retablo del Altar Mayor, es una imagen idéntica a la que se venera en el Camarín[12].
Esta réplica se elaboró con propósitos pastorales, para que presidiera las
procesiones y las peregrinaciones a otras ciudades y parroquias de la Arquidiócesis.
Con esto se preserva la integridad de la imagen histórica durante los
traslados, ya de por sí muy frágil por el correr de los años. Muchos visitantes
que recorren el templo suelen sorprenderse de ver dos imágenes idénticas y
quienes no ingresan al Camarín consideran que la original es la que se expone
en el templete.
Esta nota se continúa en: http://banderasargentinas.blogspot.com/2021/10/las-imagenes-de-nuestra-senora-en-la.html
( * ) Cabe aclarar que la primera imagen que se veneró en el sitio donde hoy se levanta la Catedral, fue la de Ntra. Sra. del Rosario, que había pertenecido a la capilla de un asentamiento de calchaquíes afincados en inmediaciones del arroyo Cululú, al Norte de la ciudad de Santa Fe, que debieron emigrar por los ataques de otras etnias rivales, hacia 1708/1709. El ajuar del templo se depositó en la ciudad de Santa Fe y cuando se dispuso erigir el Curato del Pago de los Arroyos, algunos de estos elementos, entre ellos la imagen de Nuestra Señora, fueron cedidos al poblado que, con los años se denominó Rosario. En consecuencia el título de "fundadora" corresponde a la advocación, no a la imagen en concreto. Cuando aquellos calchaquíes se afincaron más al Sur, reclamaron la devolución de su patrona, hasta que en 1773 llegó de España da imagen que hoy se venera en la Catedral y la anterior fue devuelta. El Dr. Miguel Chiarpenello desentrañó la historia de esta última talla en un trabajo de investigación minucioso y documentado, que publicó bajo el título "La Imagen Olvidada (Rosario, algo para recordar)" (Ed. del autor. Rosario,2010)"; al que completó con el opúsculo "Rosario, la imagen. Su emblema fundacional" (Ed. del autor. Rosario, 2011). Una importantísima contribución a la historia de Rosario. De esta manera se dilucidó una cuestión que dio lugar a numerosas hipótesis.
[1] Véase en el “Catecismo de la Iglesia Católica”, los numerales 971 y
972, y, en particular,: https://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p123a9p6_sp.html
[2] Fue cura párroco desde 1744 hasta su fallecimiento, ocurrido en 1760.
[3] Para mayor información, los interesados podrán consultar el libro “La
Catedral y Rosario”, de Mons. Raúl Giménez (Rosario 2005); pág. 13. La obra
puede adquirirse en la Santería de la parroquia.
[4] Fue cura párroco de San Nicolás entre 1766 y 1781, pero se desempeñó a cargo del Curato del Rosario ante la última enfermedad de su titular. El 9 de octubre de 1812 tenía Escudero una avanzada edad y, hallándose en San Nicolás, una flotilla realista salida de Montevideo saqueó el poblado y fue asesinado a consecuencia de una herida de arma blanca que le propinaron.
[5] Como el cabello es un material perecedero debe ser cambiado con el
paso de los años, en la actualidad es rubio, anteriormente fue castaño oscuro.
[6] El Rosario ha sido cambiado por algún de los
muchos que se han ofrendado a la Virgen.
[7] Puede ampliarse sobre esta ceremonia en: https://banderasargentinas.blogspot.com/2021/09/a-80-anos-de-la-coronacion-de-ntra-sra.html
[8] Considerando su actual corona y la peana sobre la que está instalada, la imagen mide 101 centímetros.
[9] La corona, el aura y la peana, datan de 1941. La construcción de la peana se confió al taller del Colegio “San José”, de la congregación Salesiana (Sacerdotes de Don Bosco), el arquitecto Alberto Marull actuó como supervisor. Su diseño habría sido ejecutado por el arquitecto Ángel Guido, a quien se debe el Monumento Nacional a la Bandera.
[10] En las sacristías se guardan los objetos destinados al culto; allí
también se revisten los ministros antes de las ceremonias.
[11] Fue solemnemente consagrado el 6 de octubre de 1910.
[12] Luego de su construcción esta figura se preservaba en la contra
sacristía, hasta que fue definitivamente entronizada en el templete del antiguo
Altar Mayor.
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