La revolución femenina en ciernes
Por Miguel Carrillo Bascary
El popular “Le Petit Journale” del domingo 28 de marzo
de 1897 nos muestra una fresca imagen en las postrimerías del siglo XIX, como
resulta del epígrafe que la titula.
La viñeta es todo un dechado de modernismo que a su vez implica el concepto de empoderamiento de la mujer como pauta progresista propia de los nuevos tiempos, de tal forma que anticipan con claridad la revolución femenina que se consagrará en el siglo XX.
El espacio muestra un muy concurrido ámbito parisino, que toma por fondo la sede de la Alcaidía de la “Ciudad Luz” en donde con toda lógica acaba de celebrarse el enlace entre los principales protagonistas del cuadro.
En primer plano se observa a los contrayentes a bordo de la entonces revolucionaria bicicleta, del tipo tándem, en donde se evidencia el principal aspecto progresista de la composición, pues quien conduce es la novia.
Por su parte, el reciente esposo la mira arrobado, en tácita actitud de someterse a la bella y femenina conductora.
Poco más atrás algunos miembros del cortejo, también en bicicletas, acompañan a la feliz pareja; quien viste uniforme militar francés fija su mirada en la compañera que viste un atrevido vestido de luminoso rojo.
Otras damas de la escena no llevan polleras sino amplias babuchas, otro signo de la evolución de la recatada moda que predominó hasta el “fin de siecle”.
Por lo demás el conservadurismo se centra en el formal atuendo de los hombres que se presentan tocados de chisteras y sombreros bombín.
Todavía faltaban años para que la mujer predominara en las fábricas y conquistara el mundo del trabajo a despecho de la convocatoria de los hombres a la guerra.
Muchos más hasta que Cocó Chanel impusiera su práctico
traje sastre y ni qué decir para que Mary Quant impusiera la minifalda.
Pese a todo, desde nuestra perspectiva de comienzos
del siglo XXI, la portada del suplemento resulta toda una premonición de los
nuevos tiempos que llegaban.
No hay comentarios:
Publicar un comentario