Cuando el asesoramiento falta o no se respeta
Por Miguel Carrillo Bascary
Es bienvenida toda acción
de concientización sobre la prevención del
cáncer de mama, a tal fin se instituyó el mes de octubre y particularmente
el día 19. Se trata de una enfermedad que tomada a tiempo puede ser curada en
gran cantidad de casos por lo que su temprano diagnóstico resulta fundamental
para todo tratamiento posterior, tanto sean mujeres como hombres, ya que nadie
está exento de verse afectado. A tal propósito la creatividad comprometida para llamar la atención de la población es
invalorable y la realidad cotidiana nos lo demuestra a cada instante.
El color rosado es el punto en común de todas las campañas y así está
internacionalizado
Entre las acciones concientizadoras se cuenta llevar
un lazo rosa sobre la vestimenta,
iluminar de igual color los edificios públicos y hasta elementos paisajísticos.
Vestir alguna prenda del mismo, organizar maratones, exposiciones,
bicicleteadas, volanteadas, producir cortos en TV y actividades multimediales,
son algunas otras actividades que se desarrollan en el mes de octubre. Muchas
personalidades son convocadas a igual efecto.
No siempre fue el rosa
La inspiradora de la cinta
rosa que se transformó en divisa
universal sobre la concientización de la lucha contra este cáncer fue Charlotte Haley, quien, curada de su
enfermedad, ideó distribuir cintas color
durazno en distintos lugares de los Estados Unidos.
Esto inspiró a Alexandra Penney, editora de Self, revista de salud femenina, quien en conjunto con Evelyn Lauder, vicepresidenta del
gigante de la Cosmetología, Estée Lauder,
también sobreviviente al mal, promovieron
una gran campaña con el objetivo de profundizar las investigaciones
médicas, difundir la necesidad de los controles periódicos y colaborar con las
terapias de apoyo a pacientes. Corría el año 1992, cuando en la oportunidad se
dispuso cambiar el color, llevándolo
al rosa que en Occidente se asocia con lo femenino.
Sin embargo …
Pareciera que siempre
surgen cuestiones que complican todo y, en este caso, la causa parecería que
radica en la falta de asesoramiento
adecuado.
En Comodoro Rivadavia existe
un interesantísimo Museo Ferroportuario[1]
que fue recientemente recuperado y que cumple con una labor cultural excelente,
según las referencias obtenidas. Como elemento patrimonial de los comodorenses es
hoy un verdadero ícono de la historia
local.
Como resulta de la
fotografía que abre esta nota, de esta manera la Vexilología
se asocia a la preocupación por la
concientización sobre este cáncer, sobre tan importante cuestión. Es indudable
el impacto que se logra al ver ondear una bandera en el paisaje cotidiano de
una pujante ciudad.
La iniciativa cuenta con
todo el apoyo oficial hasta el punto
en que, según informa el medio “La Posta Comodorense”, en esta oportunidad el izamiento de la bandera rosa fue
encabezado por la Secretaria de Cultura de la Municipalidad local y su par de
la Secretaria de la Mujer, Género, Juventud y Diversidad, en compañía de la rectora
de la Universidad Nacional de la Patagonia “San Juan Bosco”, concejales municipales
y destacados referentes cívicos y personas que se encuentran en lucha contra
este mal. Es indudable el mérito que impulsa tan loable iniciativa y la buena fe que la inspira.
Pero …
El medio elegido entraña
un grave y lamentable equívoco. Efectivamente,
el mástil destinado a la bandera rosa es el único que existe en el lugar y esto
implicó desplazar a la Enseña nacional,
tal como resulta de las fotografías. Nada más inapropiado.
Quitar la Celeste y Blanca
que identifica a la Nación argentina para reemplazarla por otro vexilo evidencia
que quien lo dispone y ejecuta no tiene clara la escala de valores comprometida.
Ni el más excelso propósito puede justificar el acto. Queda en claro que las autoridades implicadas no recibieron el
debido asesoramiento, o eventualmente, que éste no fue escuchado.
En suma, la sustitución es un garrafal error, escrito
con todas las letras y con indudable pesar.
Si se quiere generar un
hecho simbólico como el del para llamar la atención de los transeúntes pudo
apelarse a muchos otros medios que no
implique quitar de su alto sitial a la Bandera oficial de la Nación.
Tampoco hubiera correspondido izar en el mismo palo la
insignia rosa bajo la Bandera argentina, por la sencilla razón de que solo la enseña provincial puede flamear en posición inferior. El
símbolo nacional evidencia soberanía, mientras que el local expresa la
autonomía que la Constitución le reconoce, por lo que es elemental que ninguna
otra puede compartir mástil.
La solución para instalar
el paño rosa es muy simple. En la eventualidad, lo adecuado hubiera sido colocar otros mástiles y destinar alguno a la
bandera rosa.
El hecho constatado en Comodoro Rivadavia no constituye un delito de agravio al símbolo nacional, nada de eso[2]. Para que se tipifique el mismo es imprescindible que en los autores del acto debió existir propósito deliberado de ofender la majestad de símbolo, lo que obviamente no es el caso.
Pero, reitero, no es propio que autoridades municipales de alto nivel autoricen y convaliden con su presencia un acontecimiento inapropiado que desnuda una falta de advertencia elemental en materia de dimensionar la valoración del Símbolo y del respeto que merece.
[1] https://cultura.vivamoscomodoro.gob.ar/index.php/museo-ferroportuario
[2] Código Penal. Artículo 222. [...] Será reprimido con prisión de uno a cuatro años el que públicamente ultrajare la bandera, el escudo o el himno de la Nación o los emblemas de una provincia argentina.
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