Apuntes para arquitectos y decoradores
Por Miguel Carrillo Bascary
El detalle sobre el
que pretendo ilustrar es muy técnico y preciso. Con esto respondo a la consulta que me hizo un profesional
arquitecto. Espero que quede respondida con esta nota y que su desarrollo pueda
esclarecer a otros interesados.
Entrando en materia
Se denominan “astiles” a los palos destinados a mostrar una bandera que se colocan en ángulo contra una fachada o elemento de la misma, insertas en dispositivos llamados “masteleros” que, por lo general, constan de una cuja, que soporta el peso del vexilo y del palo, así como de un pasador o anilla, que le aporta sujeción. También los hay para interiores, en donde los masteleros se apoyan en una pared.
Técnicamente es incorrecto llamarlos “mástiles”,
aunque se admite en como expresión coloquial. El vulgo no llega a distinguir
entre ambos términos.
Lo más común es que el mastelero se coloque por fuera de la línea del balcón,
resaltándolo de la fachada al máximo posible (ver foto inicial).
Pero hay casos donde el dispositivo se coloca por detrás de la barandilla.
¿Qué se obtiene con esta posición?
En principio evita intervenir sobre el diseño de la barandilla (o verja), manteniéndola en su más pura integridad al ojo del observador. Hay ejemplares magníficos elaborados en hierro forjado, otros muestran balaustradas verdaderamente preciosas, que es una pena ocultar, aunque sea en forma parcial. Veamos un ejemplo:
El astil debe sobresalir de tal forma que el paño caiga de su extremo con naturalidad, desde una altura que no oculte parte alguna de la barandilla, como vemos acá:
Es la manera indicada de presentar una bandera sobre una fachada patrimonial, particularmente cuando la ornamentación de la barandilla es muy elaborada, Así la misma luce en plenitud y ni la bandera, ni el astil compiten con ella. La foto que sigue ilustra la antítesis de que hablábamos.
Como se observa en la próxima fotografía, este tipo de soporte consta de un primer elemento que se proyecta desde la base de la barandilla hacia el interior del piso del balcón, y de un segundo, que se instala poco más abajo que el pasamano de la barandilla. De esta manera, ambos quedan ocultos a la vista del observador, por sobre el pasamano sobresale el astil que se proyecta hasta una altura tal que permita al paño extenderse, sin ocultar la barandilla. Observar la foto del caso:
En este croquis se representa en amarillo el astil inserto abarcando ambos segmentos
del mastelero.
Ahora veamos un esquema
didáctico:
Corte 1:
El violeta representa el volumen de la fachada, el liliáceo, el piso del
balcón; el celeste la barandilla, con su pasamano; los rojos, son los dos
segmentos del mastelero; el marrón indica el astil (palo), mientras que el
naranja es el paño del vexilo y la fina línea en verde señala el máximo largo
con que se puede proyectar el paño para dejar descubierta la barandilla.
Un inconveniente es que el primer elemento del mastelero queda
extendido sobre el piso del balcón, lo que demanda que quien lo transite tenga cuidado
para que su pie no se trabe inadvertidamente en él. Aquí podemos señalar dos
momentos:
a) si el astil está colocado,
la prevención debe ser permanente,
b) pero si solo se instala en ocasiones solemnes, es factible que el elemento “base” se articule,
de tal forma que en ausencia del palo, permanezca plegado contra la barandilla
brindando un paso despreocupado a cualquier usuario.
Corte 2:
La barra roja muestra la base del mastelero plegada contra la barandilla. La naranja es el anillo. La línea
quebrada señala cómo se extiende sobre el piso del balcón, mientras que el arco
y la figura amarilla indican el movimiento de flexión implicado.
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