Abanderadas y abanderados
Por Miguel Carrillo Bascary
La bandera olímpica izada en la ceremonia de inauguración de los Juegos de Tokio ingresó al estadio portada por un deportista de cada continente que por distintas razones se habían destacado por su participación en la lucha contra la pandemia. América estuvo representada por la medallista de oro y hoy graduada como médica, la argentina Paula Pareto (Judo); Asia por Kento Momota (Japón, Bádminton); África por Mehdi Essadiq (Marruecos, Triatlón); Europa por Paola Ogechi Egonu (Italia, Vóley); Oceanía por Elena Galiabovitch (Australia, Tiro) y por el conjunto de atletas refugiados, Cyrille Fagat Tchatchet II (originario de Camerún, Halterofilia). Como medallista oro en “Río - 2016”, Pareto había portado la bandera argentina en la ceremonia de cierre de Río de Janeiro, hacer ya cinco años.
Desde los primeros “Juegos Olímpicos” de la era moderna las ceremonias de apertura y de cierre incluyeron el desfile de los abanderados de cada delegación. Los portadores son seleccionados de entre los deportistas más destacados de cada país, por lo que la función constituye un timbre de honor y reconocimiento al merecedor.
El paso de los abanderados, con las coloridas divisas siempre fue un emotivo momento que mantiene el interés en los espectadores aún en la actualidad cuando el paso de las más de doscientas representaciones generen cierto tedio en el público. Conscientes de este factor negativo el “Comité Olímpico Internacional” introdujo como novedad que los abanderados pudieran presentarse con el traje típico de su nación. Así, la aparición del abanderado de Tonga, el taekwondista y esquiador de fondo, Pita Taufatofua, calzando la tradicional ta’vala (estera tongana) y luciendo su torso desnudo, cubierto de aceite de coco, causó una verdadera sensación en “Río - 2016”.
Usualmente las presentaciones en la apertura eran muy
formales, el abanderado desfilaba ceremoniosamente seguido por los componentes
de su delegación en cuidadas filas que marchaban acompasadamente. Por contraste
en la clausura, acorde al clima de distensión imperante era mucho más distendido, desde el abanderado
hasta el último de los integrantes pasaban en alegre turbamulta. Con el cambio de paradigmas sociales la
formalidad hoy prácticamente ha desaparecido.
Para “Tokio 2020 (2021)” el C.O.I. sugirió presentar
dos abanderados, una mujer y un hombre, como forma de reconocer el protagonismo
universal de la mujer en el mundo del deporte. En “Río – 2016”, las abanderadas
femeninas habían sido el 38% del total, cifra que se consideró exigua. En la
presente edición la mayoría de los comités olímpicos nacionales adhirieron a
esta política inclusiva.
Fueron 205 delegaciones las que participaron en el desfile original, a las que se sumó el conglomerado de deportistas refugiados y apátridas que lo hicieron precedidos por la bandera del movimiento olímpico. Una lacerante realidad visibilizada por este medio.
Las delegaciones que no hicieron uso de esta
posibilidad y presentaron solo un abanderado varón, fueron: Bermuda, Djibuti,
Surinam, Tayikistán, Vanuatu, Bangla Desh, Brunei, Omán, Emiratos Árabes,
Etiopía, Malí y Libia; aunque debe aclarar que Surinam lo hizo por solo llevar deportistas varones, al igual que Vanuatu y los Emiratos.
En otros casos inconvenientes con los vuelos y otras circunstancias de hecho impidieron que llegaran a tiempo varios de los abanderados designados. Fue el caso de: Camboya, Islas Comores, Indonesia, Eritrea, Santo Tomé y Príncipe, Sierra Leona, Mauricio, Gabón y la Rep. Democrática del Congo.
Respondiendo a la solicitud del C.O.I. otros países de fuerte cultura islámica incluyeron a una mujer y a un hombre como sus abanderados, Qatar y Arabia Saudita, por ejemplo.
La delegación qataríEn contraste, hubo naciones donde una mujer fue única
portadora de su bandera, pese a que en la nómina distribuida se había hecho constar que sería una pareja de ambos sexos: Somalia, Angola, Camerún, Gambia, Guinea-Bissau,
Congo, Islas Vírgenes Británicas, Nicaragua y Togo.
También fue el caso de Grecia, país que por tradición abre el desfile inaugural.
La bandera griega en desfileAunque de hecho, la nómina oficial de abanderados hizo saber que en algunas naciones se dispuso que solo una mujer llevara la bandera una mujer: Samoa (la única deportista de la delegación), San Vicente y las Granadinas, Trinidad-Tobago y Congo.
Se computó también las presencias simbólicas de Guinea
y de Tanzania que, en razón de la pandemia que afecta al mundo, no presentaron
deportistas. Sus banderas fueron llevadas por sendos voluntarios locales.
En el desarrollo de la ceremonia se vio que algunos abanderados mantuvieron permanentemente asida el asta de su enseña nacional, mientras que otros, la portaron alternativamente; así lo vemos en las siguientes fotografías.
Vanuatu presentó un solo abanderado, ya que no llevó
deportistas mujeres, quien desfiló a pecho descubierto y con una colorida falda
de fibras vegetales, se trató de Riilio Rii, remero de la especialidad Skiff,
de 27 años.
En la delegación tongana desfiló el carismático Pita, acompañando a Malla Paseka, competidora de Taekwondo, vestida también con un traje típico.
Fue particular la imagen de compañerismo que proyectaron los portadores de Argentina, que desfilaron abrazados buena parte del trayecto, Cecilia Carranza Saroli y Santiago Lange, medalla dorada en Vela (clase Nacra 17) en “Río – 2016”. En mi parecer, la dupla más simpática de todas las que pasaron, y lo digo no por ser argentino.
Fue muy expresiva la imagen de integración que expresó la pareja de abanderados de Uruguay.
Otro caso curioso resultó el de República Dominicana,
donde los dos abanderados fueron hombres, aunque en la nómina oficial, que se difundió previamente se informó que serían una mujer y un varón.
Lo mismo se vio en la delegación de Ecuador, pese a
que la mayoría de los deportistas que inscribió fueron mujeres (30 y 18
hombres).
Es conocido el cuestionamiento de la Rep. Popular
China R.P. que impuso como condición de reingreso a las competencias internacionales que la
Rep. Nacionalista China (Taipéi/Taiwán) no usara su nombre ni tampoco su bandera,
pretensión que conmovió los cimientos del movimiento. Finalmente, este capricho
político resultante de las tensiones de la Guerra Fría, hizo que en 1981 el C.O.I. capitulara mediante la “Resolución de Nagoya” que implicó la incorporación de la R. P.
China al olimpismo, pero hizo que las delegaciones chino-nacionalistas debieran usar el nombre de
“China Taipei” y que se identificaran en los eventos olímpicos con una bandera
particular que se denomina “de la flor de ciruelo” (meihua), su emblema nacional. La resolución alcanzó vigencia desde
los Juegos de Invierno de “Sarajevo – 1984”.
Los deportistas rusos se presentaron bajo la bandera del “Comité Olímpico Ruso” (R.O.C., sus siglas en inglés) a consecuencia de la sanción que experimenta su país por los dopajes sistemáticos constatados en “Soche – 2014”, que se extenderá todavía dos años más.
No dejó de sorprender la abanderada de Siria, Hend
Zaza (Tenis de mesa), junto con Ahmad Saber Hamcho, que compite en Equitación. Ella es la más joven representante olímpica ya que cuenta
con solo 12 años, pero a juzgar por sus resultados deportivos el reconocimiento
está plenamente justificado.
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