Las banderas sumadas
Por Miguel
Carrillo Bascary
Una muy curiosa variedad vexilológica son las
banderas sumadas donde dos y a veces más banderas forman conjunto único. Esta
pluralidad rompe con la constante generalizada por lo que son un poderoso
llamado a la atención del observador y remiten a complejas circunstancias históricas que no siempre es fácil
desentrañar.
Analizaremos varios casos
paradigmáticos, sin pretensión de agotar la temática, por
supuesto
Algunas nos son muy familiares, hasta el punto que
cuando una persona no versada las observa no llega a percibirlo. Es el caso la
que identificó al reino de Castilla y
León; con la que se culminó la Reconquista y se transformó en la insignia
de esa primera superpotencia mundial.
Otro caso muy conocido es
la Unión Jack del Reino Unido, que registra una evolución varias veces
centenaria e implica la paulatina superposición de las referidas a Inglaterra; Gales,
Escocia e Irlanda, como se grafica en la siguiente imagen:
Algunas señalan la
conjunción de dinastías, particularmente aquellas surgidas en Europa como
expresión de los complejos blasones medievales, donde cada partición
evidenciaba a un dominio. Un buen ejemplo es la de Felipe I de España:
Modernamente, entre las banderas con origen heráldico también podría inscribirse la del estado de Maryland, compuestas por las armas de su
fundador, Cecil Calvert II, barón de
Baltimore, que suma las barras recibidas de su padre a la cruz de los
Crossland, su familia materna.
Hay banderas sumadas que expresan uniones personales, donde dos coronas recaen sobre una misma persona y que, eventualmente, se prolongan en una dinastía. es el caso de Suecia - Noruega, formada en 1814 cuando el Parlamento de esta última aceptó como monarca a Carlos XIII de Suecia. Esto se mantuvo hasta que en 1905 Noruega declaró su independencia.
Suecia - Noruega
Se incluye en la nómina al Estandarte Real británico (Royal Standard) que simboliza la potestad de la monarquía sobre Inglaterra y Gales (los tres leones); Escocia (el león rampante) e Irlanda del Norte (al arpa):
Posiblemente donde la
sumatoria de banderas es más evidente es el caso del Imperio Austro – Húngaro (1867 – 1919), surgido de la coronación
como rey de Hungría de Francisco I, emperador de Austria (esposo de la mítica
Sisí). Su pabellón conjuga los colores de ambas nacionalidades, cargando los
escudos coronados de las dos monarquías.
Otras expresan coincidencias ideológicas. Lo evidencia la que como parte de Argentina utilizó la provincia de Entre Ríos a mediados del siglo XIX. En su primera mitad lleva la bandera argentina (aunque con azul en vez del tradicional celeste, mutación que se explica por la cromófobia hacia este último por parte del hombre fuerte de la época, Juan M. Rosas) y, en la mitad del vuelo, se compone dos franjas rojas y una blanca con lo que se identificaban los seguidores del mismo, con referencia al federalismo. La enseña se usó con distintas cargas; algunas netamente políticas o bien, sin emblema alguno.
En la convulsionada Guatemala entre 1851 y 1858 se empleó
esta enseña partida.
Un ejemplo muy particular
fue el de Sudáfrica que entre 1928 y
1994, que empleó un pabellón que remitía al de los Países Bajos y en su
centro llevaba los del Reino Unido; el estado Libre de Orange y del Transvaal.
Las que parecen, pero no lo son
Son varias también las
enseñas que llevan en el cantón las de naciones con las que guardan diferentes
tipos de vínculos. Algunas como testimonio de su pasado de colonial o protectorado. Caso de Australia, Nueva Zelanda
y Fidji
O bien, manifiestan lazos de amistad, como es el caso de la
enseña del estado de Hawái.
Algunos otros vexilos que
pueden confundirse con las banderas sumadas son las insignias de las fuerzas armadas; de presidentes; primeros
ministros o de otras autoridades y similares; pero no integran la calificación
ya que en estos casos se aplica el lábaro sobre un paño que no es propiamente
emblema de una nación.
Pabellones navales de Argelia y de Bahamas
No hay comentarios:
Publicar un comentario