¿Cuántas
banderas habrá llevado?
Por Miguel Carrillo Bascary
Esta foto fue compartida recientemente en las redes como forma de reivindicar los méritos académicos del Dr. Carlos Fernando Rosenkrantz (*1958) con motivo de una campaña de desprestigio desarrollada desde alguna usina del poder. En ella destaca un detalle que justifica ampliamente este comentario.
Rosenkrantz recibió por dos veces la honrosa responsabilidad de portar la Bandera Nacional. La primera ocasión fue en 1975, cuando terminaba su educación media en el Colegio Nacional “Domingo F. Sarmiento” de la ciudad de Buenos Aires. Su biografía indica que la segunda oportunidad fue en 1983, cuando se graduó de abogado como el mejor alumno de su promoción en la Facultad de Derecho de la Universidad de Bs. Aires; con un promedio final de 9.42. Esto lo destaca sobremanera teniendo en cuenta que el número y el grado de excelencia de quienes se gradúan en esa casa, una de las más prestigiosas de Latinoamérica. Sus orígenes pueden remontarse a 1814 (Ref.: http://www.derecho.uba.ar/institucional/historia). Entre sus estudios de post-grado Rosenkrantz acredita un doctorado en Yale. Hoy integra la Corte Suprema de Justicia de la Nación y se desempeña como su presidente. Pero, no es nuestro propósito referirnos a su persona; si se desea ampliar al respecto puede consultarse https://www.csjn.gov.ar/files/institucional/rosenkrantz.pdf
Volvamos a la fotografía que ilustra esta entrada. Allí se ve al joven graduado que porta la bandera de ceremonia de su facultad. En uno de los brazos de su corbata alcanza a leerse el nombre de la universidad de pertenencia. Lleva un tahalí muy oscurecido por el tiempo que luce el Escudo Nacional a la altura del pecho. Esta pieza es el objeto de nuestro comentario.
La confección de los tahalíes no está reglamentada en detalle a nivel nacional, excepción hecho de aquellos que sirven para transportar a las banderas de las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
La única referencia está contenida en el Decreto Nº858/ 1999, artículo 4º, que reza:
“Tahalí: Será de cuero forrado con
igual tela y colores que la Bandera, terminado en una cuja del mismo material y
características”.
Por tradición llevan en su cara externa los colores
nacionales; mientras que su reverso es monocromático. Antiguamente se
confeccionaban de cuero y se los forraba de terciopelo (éste parece ser el caso
del fotografiado) o de gros de seda. Su recia constitución ha determinado que todavía
presten servicio muchos de antigua data. Por caso, el “Manual de Ceremonial y
Protocolo de las universidades nacionales” (Ac. Pl. Nº 836/12 ANEXO) reproduce
casi textualmente al citado decreto, cuando en su página 18 dispone:
“Tahalí: será de terciopelo de seda
con iguales colores que la Bandera, de 10 cm. de ancho, terminando en una cuja
forrada con los mismos colores”.
Los paños de las banderas nacionales suelen acreditar unas dos
décadas de uso promedio, si son bien cuidadas pueden superar esta data. En nuestra experiencia hemos encontrado algunos casos verdaderamente excepcionales de mayor antigüedad.
Por su parte, las corbatas también registran largo
tiempo de servicios, pero los tahalíes suelen superarlas largamente.
La pátina del tiempo que vemos reflejada sobre el
tahalí de la foto y la presencia del Escudo justifican una data que podría ubicarse
quizás, a comienzos del siglo XX. Otra evidencia de su larga data es que el blasón
central dejó de usarse en las banderas de ceremonia uso civil aproximadamente en los años
40. Solían bordarse con hilos de oro y sedas por lo que su supresión resultó una
forma de abaratar el costo del accesorio.
Es cierto que a la vista del observador un tahalí oscurecido por el tiempo puede parecer inapropiado, pero para formular una justa crítica debe observarse que la antigüedad no es sinónimo de decrepitud, sino que evidencia la dignidad de un largo servicio. Emplear un tahalí desgastado y oscurecido es un gesto de austeridad institucional ya que se interpreta que, mientras pueda cumplir dignamente su función no debería descartarse.
Lo que resulta claro es que la decisión de emplear este u otro tahalí
no depende de la elección del abanderado, sino de la entidad que le confía su
representación en el honor de portar la Enseña patria. Muy distinto sería el
caso si presentara un aspecto ajado; deshilachado o si contiene manchas que lo
desluzcan.
El tahalí es un accesorio de la bandera; por lógica no
forma parte de ella. Su existencia se justifica en su función de permitir que
el abanderado coloque el paño en la cuja, resaltando la presencia del símbolo
en los momentos más solemnes de las ceremonias.
Abundando, respecto de los abanderados, la web oficial de la Facultad de Derecho (U.B.A.)
consigna:
“Las Colaciones de Grado. Este evento se efectúa periódicamente y en él prestan juramento egresados de las carreras que se cursan en nuestra Facultad. También es ocasión de entrega de premios y otras distinciones a profesores y alumnos. Lo presiden las autoridades y adquiere gran relieve por el marco adecuado (Salón de actos o Aula Magna), la entrada del Pabellón Nacional en manos de la/el abanderado/o y escoltas (mientras se oye la Canción de la Bandera), el Himno Nacional entonado por una soprano, acompañada por piano, (evocando las antiguas ceremonias), y la retirada de la Bandera, en tanto suena el Himno a Sarmiento.” http://www.derecho.uba.ar/institucional/rinstitucionales/asuntos_institucionales_guia_visitantes_10.php
Adenda: durante la búsqueda de alguna fotografía más reciente de algún abanderado de la mencionada Casa dimos con la siguiente, que corresponde al doctor Carlos Fernández, promoción 1984, hoy afectado de esclerosis bilateral aminotrófica (ELA), la misma patología sufrida por Stephen Hawking. Sus referencias personales merecen destacarse, para ello podrá consultarse: http://elaargentina.blogspot.com/2006/07/hemos-recibido-la-visita-de-el.html
Al finalizar este breve comentario nos queda una pregunta;
¿continuará en uso el veterano tahalí que llevaron Rosenkrantz en 1983 y González en 1984?
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