Por Miguel Carrillo
Bascary
En algunos estados es tradición ornamentar el remate
de una bandera de ceremonia con un accesorio que por lo general se denomina
como “corbata”.
Además de esta faceta estética, el adminículo ha sido
usado como soporte para exhibir las condecoraciones adquiridas por una unidad
militar o institución.
En la actualidad, sus dimensiones suelen ser modestas
y la habitualidad de su uso no despierta mayor atención. Sin embargo, no siempre fue así.
La corbata en una bandera actual
A fines del siglo XIX y comienzos del XX las corbatas
tuvieron un tamaño desmesurado, así lo evidencian los ejemplos que les
presento.
El primero, que abre esta entrada, consiste en la talla
que la escultora argentina “Lola” Mora preparó con vistas a integrar un
monumento a la Bandera argentina que se debió levantar en la ciudad de Rosario
en recuerdo de su creación, cosa que finalmente no se concretó. La artista fue contratada a tal efecto en 1909; para 1925 la obra no había sido terminada, por lo que se le rescindió el contrato. Sus fragmentos hoy integran el conjunto emplazado en el pasaje Juramento, contiguo al Monumento Nacional a la Bandera Argentina, inaugurado en 1957.
El mármol nos muestra al general Manuel Belgrano
sosteniendo una bandera de ceremonia de gran tamaño, hasta el punto que debe
ser sostenida plegada para que no arrastre por el piso. El circunstancial
abanderado, incluso debe ayudarse con su mano izquierda. Su moño es de unos 60
centímetros de ancho. Su lanza, similar a las que
entonces se usaban en el ejército de Francia, revela la influencia de este
origen en la composición de la artista. Veamos un detalle de la fotografía:
En el segundo caso, se trata de una bandera usada por
un regimiento boliviano durante la "Guerra del Pacífico" (1879 – 1884).
Fotografía contenida en un álbum editado en Chile en el año 1909. La peculiaridad
radica en que, además de identificar a la unidad, también es un gigantesco “detente”,
sacramental religioso en donde la imagen del Sagrado Corazón de Jesús se erige
como una barrera al mal de quien lo porta con la debida unción, en este caso la unidad a la que define. Adviértase el tamaño de la corbata con relación a la cabeza del abanderado.
En el siguiente, tenemos un ejemplar característico de
la época, perteneciente a una unidad de Prusia. Fue usado en la guerra que opuso
a este país con Francia entre 1870/1871.
Luego, la bandera francesa que usó la “Legión
Extranjera” durante la Primera Guerra Mundial. La corbata, de inusitado ancho,
luce la condecoración de la “Legión de Honor” y siete “cruces de guerra”; nada
menos. El cuerpo es el más condecorado en la historia de Francia, luego del “Régiment d'infanterie chars de marine” (RICM)
Por su parte, los “Regulares de Melilla”, creado en
1911 es la unidad más distinguida del Ejército de España. Así lo evidencia su
bandera, cuajada de cintas de honor. No se trata de una corbata pero lo inusual
del caso perita que lo cite en la presente. De hecho, acumula más de cien cintillas honoríficas.
Como vemos, esto de las corbatas en las banderas es una
cuestión de modas bajo la óptica de la Vexilología.
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