Forma ceremonial de bendición de una bandera
(cabe destacar que las bandas de los escoltas están invertidas)
Por Miguel Carrillo Bascary
Orígenes y
evolución
Bendecir las banderas es
una antiquísima tradición universal.
La misma se originó ya en la Era Clásica, donde por medio de ese rito se pedía a
los dioses que protegieran al rey o al pueblo, simbolizados en sus banderas. Para
los romanos sus insignias eran objetos consagrados que se guardaban en el salón
principia de sus campamentos, un
recinto dedicado al culto. También hay registros similares en las crónicas de otros
pueblos y, asimismo, se evidencia en diversas religiones.
Maqueta hipotética de un campamento romano, en el recorte vemos el espacio de los vexilos
El Cristianismo resignificó esta práctica, en lo que tuvo mucho que
ver la llamada “visión de Constantino” previa a la batalla del puente Milvio
(año 312). Durante el Medioevo la
Iglesia dio forma al rito bendicional, que con algunas variaciones llega a
nuestros días. Una de sus manifestaciones de mayor relevancia fue la bandera
bendita que el papa León III entregó a Carlomagno, reconociéndolo como
protector de la Iglesia y emperador del Sacro
Imperio Romano Germánico (14 de diciembre de 800), la mítica “oriflama”.
Bendición de banderas, detalle de un libro iluminado, ca. 1365
Bendición de las banderas de El Cid, óleo de Fray Pedro Subercaseaux; 1916
En España también se hizo costumbre
bendecir los vexilos, la que pasó a las Américas. Manuel Beruti, en sus ya
clásicas “Memorias Curiosas”, reseña de qué manera se bendijeron las enseñas de los cuerpos milicianos que
se formaron para resistir a las Invasiones
Inglesas; otros testigos son coincidentes. Lo propio ocurrió con las banderas que usaron los ejércitos patriotas
durante las luchas por la emancipación.
El ejemplo más notorio es
el de la Bandera Nacional, que fue bendecida con toda solemnidad el 25 de mayo de 1812, en la ciudad de San
Salvador de Jujuy, ante el ejército que comandaba Belgrano y en presencia del
pueblo de la jurisdicción. Lo mismo se relata sobre la divisa del Ejército de los Andes,
que recibió la bendición el día 5 de enero de 1817 en la ciudad de Mendoza, en
vísperas de iniciarse la campaña que libertaría a Chile del poder colonial.
Bendición de la Bandera Nacional en Jujuy
Óleo de Luigi Di Servi, 1912, Catedral de Jujuy
Una reconstrucción muy opinable y una obra de arte destacada
En la actualidad, donde el secularismo es una pauta cultural en Occidente, la bendición de banderas sigue siendo una constante que trasciende lo religioso. Prueba de esto es la imagen siguiente, donde el papa Francisco imparte la bendición a las banderas del Olimpismo y del paralimpismo.
Francisco y autoridades del Comité Olímpico Internacional (2013)
Naturaleza
de las bendiciones
Interesa explicar que para la Iglesia Católica la bendición es un
“sacramental”, un término que el Concilio
Vaticano II define como un signo sagrado creado por ella y un elemento por el
que el hombre rinde culto a Dios. Un sacramental no tiene eficacia por sí
mismo; lo que implica que un objeto bendito no es un talismán con “poderes”; sino un medio que predispone al
hombre para recibir las gracias que Él otorga; y con ello le ayuda a llevar
adelante una vida conforme a las enseñanzas de Cristo.
Dicho de otra manera, una
bendición es al mismo tiempo una alabanza a Dios y una oración para obtener Su
gracia, por eso la Iglesia bendice invocando
su nombre, al par que el sacerdote hace la señal de la Cruz sobre los
fieles presentes y sobre el objeto implicado.
También corresponde
explicar que una bandera bendita no es
un instrumento que se consagra al culto, con todo lo que ello significa ya
que no determina un uso litúrgico exclusivo; por eso puede ser manipulada por
cualquier persona y cabe que se emplee en ceremonias de tipo profano (por
ejemplo: un desfile o un acto escolar); al para que, un agravio a la enseña no
implica sacrilegio.
Existe una acendrada creencia popular que indica
que las banderas no se lavan “porque se
les va la bendición”. Nada más inmotivado, por no decir ridículo. Sirva
como ejemplo que los paños consagrados que se usan en la Eucaristía y que según
la fe católica están propiamente en contacto con el cuerpo y la sangre de
Cristo, no solo pueden, sino que deben
ser lavados y planchados después de ser utilizados, sin que sea necesario reiterar
el ritual para un nuevo empleo.
Sutileza
que no es tal
La bendición de una bandera
no se impone, la solicita el pueblo, los
miembros de una institución o de cualquier otra comunidad a la Iglesia en tanto que es mediadora de la gracia de Dios a través del ministro del culto. En
consecuencia, por su intermedio la intención llega hasta Dios y suscita recibir las gracias implícitas en el acto. Este es el recto sentido de la ceremonia de bendición de banderas.
Para concretar lo propio, la
costumbre y la normativa, tanto laica como religiosa, establecen formas que se traducen en las ceremonias
del caso.
¿Qué
banderas se bendicen?
Como en muchos aspectos, el
Ceremonial de los símbolos argentinos presenta profundas lagunas y una
normativa dispersa que genera muchas dudas cuando resulta necesario aplicarlo.
La estructura federal de nuestro país hace aún más complejo el panorama.
En nuestro país, el
principio general avalado por más de dos siglos de vigencia es que las enseñas de uso oficial se bendicen en
el marco del rito católico, apostólico y romano. Entre ellas, las usadas
por las Fuerzas Armadas y de Seguridad, lo que establece un continnum sustancial con los cuerpos que
lucharon por la independencia nacional en tiempos de Belgrano y San Martín
quienes, como es sabido, hicieron del compromiso religioso una de las
características básicas de la disciplina e integridad de sus tropas. Los respectivos
reglamentos detallan cómo deben concretarse esta práctica. Se configuran así
ceremonias de alto contenido emotivo y profunda solemnidad.
A falta de una normativa
fehaciente en el ámbito civil existe
una total anarquía. De esto dan cuenta las fotografías de esta entrada.
La incorporación en tiempos recientes de las banderas
provinciales; municipales y de muchas otras instituciones sumó un nuevo factor
de complejidad; pero la tradición de bendecirlas está consagrada en la práctica.
En lo particular, puede
afirmarse que:
- Las banderas de
uso oficial y militar se bendicen; lo que es una realidad vigente en todo
el mundo, excepto en estados hostiles a las expresiones de religiosidad,
cualquiera sea su tipo.
- Las banderas de
establecimientos educativos de gestión
pública se bendicen según lo determine la reglamentación vigente en cada
jurisdicción. Y en su defecto, por decisión de las autoridades responsable de
la entidad sin perjuicio de que muchas veces pueda compartirla con la comunidad
de pertenencia mediante los procedimientos que se consideren adecuados.
- Las banderas
destinadas a los establecimientos educativos de gestión privada y a las
entidades de otro tipo se bendicen, también según lo determine la
reglamentación vigente en la jurisdicción o, en su defecto, si así lo disponen
sus respectivas autoridades. Esto se concreta en la forma que se defina en cada
caso. Por ejemplo: si se trata de una escuela confesional católica; adventista;
luterana o cualquier otra, el rito se cumplirá según las respectivas
regulaciones de cada culto.
Nada obsta a que se
bendigan también las enseñas de izar,
pero como su duración material en el tiempo es infinitamente menor que las de
ceremonia, solo ocurre en casos excepcionales.
Tratándose de un pabellón destinado a lucir en los navíos, como suelen ser de gran tamaño, pueden bendecirse izados. En aquellos de menores dimensiones cabe que se presenten plegados, como lo evidencia la siguiente fotografía:
Lo dicho en esta entrada sobre
las banderas de uso oficial es extensivo
a las de instituciones; a los estandartes; pendones y todo otro tipo de
vexilos.
En tanto el principio de que "lo accesorio sigue la suerte de lo principal", cuando se bendice un paño queda comprendido que también se hace lo propio con la corbata y el asta. No se requiera una bendición particular para cada elemento.
La difusión que está alcanzando el reconocimiento de la Bandera Nacional de la Libertad Civil como símbolo patrio histórico determina que a medida que se incorpora en diversas entidades sea bendecida en la oportunidad. Seguidamente vemos la bendición del ejemplar que recibió el Liceo Militar General Belgrano de la ciudad de Santa Fe; fue en el marco de la formación de fin del curso lectivo 2019. Un momento profundamente emotivo.
Posicionamiento durante la bendición
Bendición de las banderas Nacional y de la provincia de Corrientes
De lo consignado hasta aquí
queda manifiesta la señalada
trascendencia que reviste la bendición de banderas, esto se expresa en la posición con que la misma debe recibirla, es decir en la cuja; la de mayor honor en el
ceremonial vexilológico.
Si la bendición se da con la bandera sin asta es propio presentarla
sobre una bandeja adecuada
Queda entendido que solo en forma excepcional podría realizarse en otra posición; como por
ejemplo, cuando se bendice una pluralidad de ejemplares y no sea posible armar
un dispositivo acorde con participación de abanderados o escoltas para cada una
de ellas; o cuando se deba recibirla una pieza que se remitirán a otro destino.
Al no estar en la bandera en la cuja se pierde solemnidad en forma evidente
Bendición de un ejemplar de la Bandera Ciudadana en su pie (San Juan, 2019)
Si se la bendice colocada en su pie, la pieza tampoco queda suficientemente destacada, parece "lejana al pueblo"; pierde mucho valor emotivo:
Bendición de un ejemplar de la Bandera Ciudadana en su pie (San Juan, 2019)
Tampoco no vemos adecuado que se bendiga una bandera extendida sobre una mesa; la imagen es más que elocuente.
Bendiciendo una bandera nacional de ceremonia
Menos aún que se coloque su paño en horizontal, por representar una imagen de entrega incondicional de la entidad representada con el paño, que parece "rendido".
Bendiciendo un ejemplar de la Bandera Nacional de la Libertad Civil
No condice con la debida la solemnidad del ceremonial que se bendiga una bandera desenastada. Vemos aquí tres ejemplos:
Bendición de un ejemplar de la bandera provincial de Tucumán
Bendición de un ejemplar de la Bandera del Ejército de los Andes
Un dispositivo francamente inapropiado, pareciera que se bendice un ataúd cubierto por el lábaro
Bendición de un ejemplar desplegado de la Bandera Nacional de la Libertad Civil
Teniendo presentes las tres imágenes previas cabe preguntarnos; luego de la bendición: ¿qué se hace con estas piezas?
Respecto de las dos primeras: ¿Se las deja en el lugar en que estaban mientras continúa el acto?
En la tercer fotografía: ¿Se coloca la bandera sobre una mesa? Desplegada? Encanastada? Se la retira del lugar? Cómo? Quién lo hace?
En todos los casos la bandera pierde el protagonismo que debe tener; paradójicamente, luego de su bendición parece decrecer en la consideración de quienes participan de la ceremonia. ¡Todo un despropósito!
En tiempos de un acendrado clericalismo las banderas se abatían para recibir la bendición.
Recreación de la bendición de las banderas históricas del Tercio de Cantabros o
Batallón de Voluntarios Urbanos Cántabros Montañeses (Bs. Aires, 1806)
Su capellán viste el uniforme histórico que le es propio
Una rémora de este uso lo vemos en la siguiente toma, donde la enseña se abate para recibir la aspersión (En este Blog ya me he expresado sobre esta posición tan inadecuada, lo que puede verse en http://banderasargentinas.blogspot.com/2019/11/se-inclinan-las-banderas-si-o-no.html)
Bendición de la bandera de guerra de una unidad militar (1958)
Banderas que acompañan
Suela acostumbrarse que a la ceremonia se invita a delegaciones de otros establecimientos las que concurren con sus respectivas banderas de ceremonias. Al iniciarse el rito las enseñas visitantes deben acompañar a la que se bendice por lo que se colocarán en sus cujas.
Observar que otras banderas presentes permanecen en "descanso" durante la bendición;
lo que demuestra que aquí faltó la adecuada preparación del acto
Oportunidad
No hay especificación reglamentaria; por lo que queda librada a la decisión que más pudiera convenir; aunque lo más propio será que la bendición de una Bandera Argentina se concrete el día 20 de junio o en sus vísperas.
Una Bandera Nacional de la Libertad Civil podría bendecirse en el acto conmemorativo de la Revolución de Mayo.
Tratándose de una enseña provincial o municipal corresponderá hacerlo en ocasión de una conmemoración alusiva a una efeméride pertinente.
Los actos de apertura del año lectivo o de fin de curso, también son buenas oportunidades para hacerlo.
El rito de
la Iglesia Católica
En el nuevo Bendicional, aprobado por la Conferencia Episcopal de Argentina en el año 2018, se agrupan las
distintas variantes este rito, que mantiene
esta antiquísima práctica en lo sustancial, adecuada a las directivas litúrgicas inspiradas por el Concilio Vaticano II. De esta manera la directiva ofrece tres fórmulas, levemente particularizadas
según sea el tipo de bandera.
Esquema. El ritual consta de las
siguientes partes:
a. Saludo
b. Lectura breve
c. Preces
d. Oración de bendición
e. Padrenuestro
f. Aspersión
g. Conclusión
Aspectos
específicos
Durante la ceremonia la
bandera a bendecir se ubica en el centro
del dispositivo, en manos de su abanderado y acompañada por sus escoltas.
Es factible que en la
ocasión también están presentes otras
banderas, bien sea de la propia institución o de entidades invitadas; éstas seguirán las posiciones que adopte aquella
que se bendice.
Como vemos la ceremonia es muy sencilla y se admite de hecho que el presbítero pueda adaptarla a las circunstancias.
Texto:
Por tratarse de una fuente
que no se encuentra on line y como un
servicio a nuestros lectores se transcribe el Capítulo XXV del Bendicional argentino, que se titula “Bendición
de Elementos Significativos Conmemorativos”; Apartado I: Bendición de banderas.
Notas: para facilitar su referencia se incluyen acápites entre corchetes
destacados en azul que no figuran en el texto oficial. En la fuente se destacan
algunas referencias en color rojo, lo que respetamos.
1111. [Propósito de
la bendición de banderas] La Iglesia ha tenido siempre
un interés especial en bendecir a la comunidad como tal, grande o pequeña, que
se conforma en torno a un pasado común, misión o proyecto, y se materializa en
la familia, en instituciones públicas o privadas de todo tipo.
Hay en las instituciones
públicas símbolos que expresan los ideales que se comparten, como la bandera.
Los miembros de algunos grupos religiosos civiles e incluso militares, piden la
bendición de sus respectivas banderas. Esta práctica puede admitirse e incluso
recomendarse mientras el deseo de esta bendición incluya aspectos o matices
poco afines al Evangelio.
1112. [Ministros] Este rito puede emplearlo
el sacerdote diácono, los cuales, respetando la estructura del rito y sus elementos
principales, pueden siempre adaptar algunas de sus partes para que la
celebración se acomode mejor a las circunstancias del lugar y de las personas.
1113. [Destinatarios] La bendición que aquí se
propone tiene presente a las personas que conforman una determinada comunidad.
Por eso es conveniente que en la celebración estén presentes todos o sus
representantes
Rito de
bendición
1114. [Instrucciones] El rito presenta
los elementos necesarios cuando se bendice la bandera nacional, pero también hay
variantes para cuando se bendice una bandera diferente de la nacional.
Obsérvense los textos con cuidado y escójase lo que parece más conveniente en
cada caso.
Ritos iniciales
1115. [Cántico
inicial] Reunidas las personas en el lugar de la
celebración, puede entonarse un canto adecuado. Terminado el canto el
celebrante dice: “En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo”. Todos los presentes se
signan [hacen la señal de la Cruz] y responden “Amen”.
1116. [Saludo] Luego el celebrante
saluda diciendo: “Dios, fuente de paz y de la
justicia, esté con todos ustedes”. Los fieles responden:
“Y con tu espíritu”.
1117. [Exhortación
inicial] El celebrante dispone a los presentes para recibir
la bendición con estas palabras u otras semejantes:
- Si se bendice una bandera nacional:
“Dios llama a los hombres a
convivir, y esta convivencia es la comunión de ideales, costumbres y
esperanzas. Surge así la comunidad, que adquiere un valor destacado cuando se
configura como una nación. Hoy queremos alabar y dar gracias a Dios por el don
de la Patria y queremos pedirla su bendición sobre ella. Por eso bendeciremos
esta bandera que la representa y ante la manifestamos nuestro respeto y compromiso
como ciudadanos de esta nación”.
- Si se bendice una bandera
de carácter religioso o civil:
“Nuestra institución (N.), tiene su bandera y se alegra de ostentarla porque
ella representa los ideales que inspiraron su fundación, y, de algún modo, la
meta alta a las que aspiramos. Hoy queremos alabar y dar gracias a Dios porque
llama a los hombres a convivir, y nos da la posibilidad de compartir los
valores que nos unen. Por eso pedimos su bendición sobre esta bandera que nos
presentan, y que siempre nos recordará nuestra pertenencia y despertará el
cariño hacia esta institución”.
Lectura de
la Palabra
1118. Luego uno de los presentes o el mismo celebrante lee el siguiente
texto u otro adecuado de la Sagrada Escritura: Números: 21, 6-0; Moisés intercedió
por el pueblo. Otros textos posibles: Isaías:
1,1; o bien: Isaías: 11, 1-10.
“Lectura del libro de los Números:
En el desierto, el Señor envió
contra el pueblo israelita unas serpientes abrasadoras, que mordieron a la
gente, y así murieron muchos.
El pueblo acudió a Moisés y
la dijo: ‘Hemos pecado hablando contra el señor y contra ti. Intercede delante
del Señor, para que aleje de nosotros esas serpientes’.
Moisés, intercedió por el pueblo,
y el Señor le dijo: ‘Fabrica una serpiente abrasadora y colocándola sobre un
asta. Y todo el que haya sido mordido, al mirarla, quedará curado.
Moisés hizo una serpiente
de bronce y la puso sobre un asta. Y cuando alguien era mordido por una
serpiente, miraba hacia la serpiente de bronce y quedaba curado.
Palabra de Dios”.
1119. [Segunda exhortación] El celebrante,
según las circunstancias, exhorta brevemente a los presentes explicándoles la
lectura bíblica, para que perciban por la fe el significado de la celebración.
Preces [Peticiones]
1120. [Instrucción] Sigue la plegaria
común con las preces que aquí se proponen con otras que puedan parecer más
adecuadas con las circunstancias y el momento.
Las siguientes
preces se dicen, si la bandera que se bendecirá, es la bandera nacional.
Celebrante: “Puesto que Dios nos
regala la paz si cumplimos sus mandamientos, pidámosle que nos haga capaces de
distinguir y practicar todo lo que es verdadero y justo diciéndole:
- Tu que hiciste de la Iglesia un
pueblo santo en medio de los demás pueblos, haz que asumamos el compromiso de
vivir en comunidad con las demás personas que habitan esta tierra”. Responde el pueblo. “Señor, danos tu paz.
- Tu que pides que nos amemos
como hermanos, haz que supremos los individualismos y construyamos el bien común”. R.
“Señor, danos tu paz.
- Tu que todo lo creaste
para nuestro bien, continúa bendiciendo nuestra patria para que, con el
compromiso de todos los que la formamos, siga creciendo en paz y prosperidad. R. “Señor, danos tu paz.
- Tu que quisiste habitar que
nuestra tierra y ser parte de los que vivían en Nazaret, haz que nuestra patria
este siempre dispuesta a recibir a los inmigrantes y a servirlos en sus
necesidades”. R. “Señor, danos
tu paz”.
Las siguientes
preces se realizan cuando se bendice la bandera
de una institución religiosa o civil:
Celebrante: “Sabemos que el
Señor nos escucha si le pedimos con fe, Recemos entonces, respondiendo a cada
intención:
- Para que la Iglesia honre
debidamente a Dios y sirva al pueblo cristiano con fidelidad”. Responde el
pueblo: “Escúchanos,
Señor.
- Para que las autoridades
de nuestra institución (N.) busquen el bien común de todos los integrantes y
trabajen por él”. R.: “Escúchanos, Señor.
- Para todos los que pertenecemos
a esta institución fortalezcamos nuestro sentido de pertenencia y aportemos lo
mejor de nosotros mismos”. R.: “Escúchanos,
Señor.
- Para que los pobres,
débiles y sufrientes encuentren al Señor en sus necesidades y crezca la
solidaridad entre todos los que integran la sociedad”. R.:
“Escúchanos, Señor.
- Para que podamos trabajar
y desarrollarnos en nuestra tierra, con alegría y en paz”. R: “Escúchanos, Señor”.
1121. [Oración] El ministro
invita a rezar la oración del Señor, con las siguientes palabras u otras
semejantes: “Fieles a la recomendación
del Salvador y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a decir: “Padre
nuestro …” [los fieles acompañan recitando esta oración]
1122. El celebrante dice la oración de bendición más adecuada las
siguientes circunstancias [la bandera a
bendecir se posiciona en la cuja; al igual que las otras enseñas presentes]:
a)
Para una bandera nacional: [Se entiende que también se aplica para una de carácter provincial; municipal; comumal o militar]
“Señor Dios, Padre todopoderoso, fuente de toda verdad
y de todo bien, bendice (el sacerdote hace la señal de la Cruz sobre
ella) esta
Bandera Nacional que recuerda nuestro deber de honrar la tierra que nos diste,
y de servir al bien común de la familia humana que la habita; ayúdanos a ser
artífices de paz para vencer en solidaridad y compromiso con nuestros hermanos,
sobre todo, con los que más sufren, para caminar unidos hasta el encuentro
contigo en la Patria celestial. Por Jesucristo, nuestro señor”.
Los fieles
responden: “Amén”.
1123. b) Para una
bandera de carácter religioso:
“Dios Padre todopoderoso, que, con la sangre preciosa
de tu Hijo, consagraste el estandarte santo de la cruz y quisiste que el árbol
santo fuera para los fieles el signo de salvación, bendice esta bandera (el sacerdote
hace la señal de la Cruz sobre ella), que hoy te presentan tus
hijos, y concédeles que guiados por ella, puedan avanzar por los caminos del
Evangelio y ser para sus hermanos ejemplo de justicia, fraternidad y amor. Por
Jesucristo, nuestro Señor”. Los fieles responden: “Amén”.
1124. c) Para una bandera de carácter civil:
“Dios,
todopoderoso y eterno, que has hecho de todas las naciones un solo pueblo
consagrado a ti, bendice esta bandera (el sacerdote
hace la señal de la Cruz sobre ella), para que, bajo tu
protección, obtengan con abundancia el logro de sus ideales y progresen,
también, en el amor y comprensión hacia todos los hombres. Por Jesucristo,
nuestro Señor”. Los fieles responden: “Amén”.
[Aspersión] Acabada la
oración, el sacerdote rocía con agua
bendita a los presentes, mientras que se puede guardar un momento de
silencio o entonar un cántico adecuado. También
suele rociarse la bandera bendecida [Lo que de hecho, es la práctica habitual]
[Bendición
final] El celebrante concluye el rito, diciendo: “La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y
espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre” . Los
fieles responden: “Amén”. [Con lo que se desciende la bandera hasta la posición de
descanso; posteriormente se la retira, acompañada de las otras que hubieran
participado. Al respecto existen diversas tradiciones: algunas lo hacen con la
enseña recién bendecida, marchando en la cuja, particularmente las militares;
mientras que otras, desfilan en la posición de al hombro]
1127. [Cántico
final] Si parece oportuno puede concluirse con un
canto adecuado.
Nota: se agradece al presbítero Luis Boccia, de la parroquia Santa Rosa de Lima (Rosario) que facilitó el material trascripto.
Muy interesante y esclarecedor artículo. Muchas gracias por su gran trabajo. Carlos Piñero.
ResponderEliminarSi Ud.lo autoriza pondré un enlace en el grupo facebook SHM Sociedad de Historia Militar.
ResponderEliminarMuchas gracias por vuestro interés. Tienes mi autorización para colocar el enlace solicitado, al igual que a cualquier otra entrada. Máxime tratándose de una prestigiosa entidad como la citada. Atentos saludos.
ResponderEliminar