miércoles, 26 de abril de 2017

Banderas oficiales en actos protocolares

El uso de banderas oficiales en eventos protocolares
Serie: Errores  en el Ceremonial


Por Miguel Carrillo Bascary

Pareciera innecesario destacar que las personas que se desempeñan en ámbitos donde el Ceremonial y el Protocolo son herramientas de su profesión deben prestar adecuada atención al uso de las banderas. Tan obvia atención se agudiza cuando se involucra a la bandera de un país durante un evento oficial.

Si empleamos los términos con propiedad, no cualquier paño parecido a una bandera es una “bandera”.

Para que caracterizar a la enseña oficial de un país, esta debe reunir las características oficiales. En el único aspecto en que el Ceremonial internacional autoriza adaptaciones es en el formato; ya que su variedad es tal que justifica plenamente la liberalidad.

Sirva como ejemplo la fotografía protocolar que ilustra el presente post. La toma documento un reciente encuentro oficial entre los cancilleres de Argentina y de Bélgica concretado en el Palais d'Egmont, sede del Ministerio de Relaciones Exteriores belga. Si se observa con detalle el Sol de la bandera argentina no se corresponde con el modelo oficial, que vemos en la foto Nº2; esta última tomada en la Cancillería argentina.


Comparemos seguidamente el Sol dispuesto por la normativa vigente y el empleado en la Cancillería belga:

    

Lo expuesto permite puntualizar varias circunstancias:

La forma de la Bandera Oficial de la Nación argentina está determinada detalladamente por el Decreto Nº1650/ 2010. Puede accederse al texto normativo desde la Web del "Instituto Nacional Belgraniano" entidad oficial competente en la materia: http://manuelbelgrano.gov.ar/bandera/normas-iram/

Todo servicio diplomático de un país que mantenga relaciones bilaterales con Argentina debería conocer esta norma y proceder en consecuencia.

La primera foto indicaría que la Cancillería belga no disponía de un ejemplar de bandera argentina de características oficiales; lo que desde ya es una omisión significativa, toda vez que las relaciones entre ambas naciones son sumamente fluidas, como lo demuestra la visita que documenta el encuentro.

La delegación argentino no pudo dejar de notar la incorrecta representación del Sol en la bandera que se atribuye a su país.
La solemnidad de la ocasión y el ámbito donde se concretó justificaban la mayor dedicación en la preparación del entorno ya que era previsible, como ocurrió, que las fotografías que se tomaran recorrieran el mundo; lo que magnificó el error.

El funcionario argentino competente debió señalar el problema a su par belga, en forma previa y discreta, para intentar reemplazar el paño cuestionado con la debida anticipación a la sesión fotográfica.

Este señalamiento no debe considerarse una descortesía del argentino para con su huésped. Ambos debieron asumir que el error los pondría en evidencia. Todo lo contrario el funcionarios belga debió agradecerlo para evitar que se trasuntara el problema.

La inacción del funcionario argentino no solo expuso a su par; también implicó una desatención a sus propios deberes; pues permitió que la Canciller fuera fotografiada al lado de una “bandera argentina” que, técnicamente no lo es.

¿Cómo se debió proceder?

En primer lugar; el funcionariado local debió contar la información necesaria sobre la bandera de la delegación visitante a fin de procurarse anticipadamente un ejemplar acorde a las características oficiales.

En un segundo aspecto; parece haber fallado la supervisión conjunta del ámbito del encuentro, con lo que previsiblemente el error no se advirtió hasta el momento en que ambos cancilleres posaron ante los fotógrafos, momento en que ya no hubo posibilidad de enmienda.

En tercero; como principio general; las embajadas deberían tomar las prevenciones necesarias en diálogo profesional con los funcionarios de Relaciones Exteriores que actúan como huéspedes para proveerlos de la información necesaria sobre la bandera de su país y, eventualmente, hacerles entrega de uno, si a aquellos no les fuera posible solucionar este aspecto por sus propios medios. Subsidiariamente, toda delegación oficial en gira por el exterior debería llevar varios ejemplares de su enseña nacional para facilitarlos a sus pares de otra nacionalidad, en caso se ser necesario.

Moraleja:

En los pequeños detalles se revela la calidad de un servicio

Una enseñanza a capitalizar:

Muchos ejemplares de enseñas que se utilizan son inadecuados por que no se adecuan a las pautas oficiales lo que, en el caso de la Bandera Oficial argentina, se evidencia principalmente en: el color de sus franjas laterales; en el diseño del Sol; la corbata y en la moharra.

Errores que podrían tolerarse cuando se trata de modestas instituciones o en escuelas humildes resultan una desatención grave si ocurren en ámbitos oficiales done la debida atención tiene que ser la regla; máxime cuando se involucra a la Bandera de la Nación.

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