Confesión de supina ignorancia
Por Miguel Carrillo Bascary
Puede parecer una
anécdota, pero es un excelente ejemplo
de como las ideologías inciden en la realidad si además se carece de un
conocimiento que no debió faltar.
Aquel 4 de julio del año 2000, aniversario de la declaración de
independencia de los Estados Unidos, como
es habitual desde la década de 1960, la enseña norteamericana se izó en el mástil
izquierdo ubicado en el Patio Cívico del Monumento Nacional a la Bandera.
Con este gesto se rinde homenaje en su día festivo a todas las
naciones con que la República Argentina mantiene relaciones diplomáticas.
Fue entonces que un concejal de la izquierda, secundado por otros de sus pares, interpretó que se trataba de un gesto de obsecuencia de las autoridades del Ejecutivo municipal, del cual depende el Monumento. Indignados plantearon que el Cuerpo repudiara la conducta que ellos atribuían a la Intendencia. No faltó alguno que, incluso, consideró llevar a los tribunales a su titular bajo acusación de "traición a la Patria".
Menuda fue la sorpresa cuando se les informó la razón protocolar de tal reconocimiento.
Con esto, los que auspiciaban la repulsa quedaron
en ridículo, ya que como concejales de la ciudad era de suponer que conocían que
se trataba de un gesto de amistad idéntico
al que se presta a todos los países, Más aún, que la sede del Concejo Municipal se
encuentra justo al frente al memorial patrio.
Como ejemplo de esta práctica, se acompañan otras fotografías que
testimonian el izamiento de las banderas
de Bulgaria y Noruega en sus respectivos días nacionales.
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