Cuatro colores para una mejor calidad de vida
Por Miguel Carrillo Bascary
Desarrollar la empatía
que permita anticipar la necesidad de las personas que experimentan alguna discapacidad visual o audio-visual, debería
ser una actitud general considerando la más elemental sensibilidad propia de un
ser humano. Sin embargo, esto supone que tengamos la posibilidad de reconocer el hándicap con facilidad.
Para quienes se desempeñan en el ámbito del Ceremonial
y de la Organización de Eventos resulta absolutamente
esencial conocer los códigos que
identifican los bastones que usan las personas que padecen este tipo de discapacidades.
Lamentablemente no siempre es así.
En esta nota intento contribuir a la difusión de algunos conocimientos
elementales que permitirán modelar nuestra conducta para hacer algo más
fácil la vida de aquellos que la tengan difícil.
En el
origen fue el bastón
Con el objetivo de dotar de mayor autonomía a las
personas con baja visión o discapacidad visual severa, se inventó el bastón guía, icono universal de
discapacidad visual. Desde hace ya mucho tiempo, las personas invidentes hacen
uso de él para conducirse en la calle. Sin embargo, esto no siempre ha sido así.
Quienes vivimos en el siglo XXI internalizamos que ver
una persona munidad de bastón blanco
sufre de ceguera y, en consecuencia, surge el deber moral de brindarle el más
alto standard posible seguridad en sus desplazamientos en la medida de nuestras
posibilidades. El caso es que el señalamiento que implica el bastón blanco es
relativamente reciente, pero antes de reseñar su historia interesa referirnos a
la naturaleza de este elemento.
Para quien no ve el bastón opera como una extensión de su cuerpo, es una verdadera
herramienta que le permite acceder a
cierta dimensión de su realidad exterior mediante los variados contactos que
trasmite su golpeteo. El uso de este accesorio físico demanda una capacitación y cierto grado de experiencia
para que pueda cumplir su función.
La realidad actual provee diversos tipos de estructuras, materiales, largos y diseños que
aligeran el peso del elemento, permiten su fácil replegado y su rápida extensión.
Muchos incorporan GPS, mangos anatómicos o piezas deslizantes en los extremos
que aportan mayores prestaciones. Algunos son luminiscentes para hacerlos aún
más llamativos al observador. Hay modelos que incorporan tecnología de última generación con sorprendentes funciones, pero
lamentablemente todavía transitan estepas de experimentación o aún no son de
fácil alcance, por requerir mantenimiento, o por su alto costo.
Funciones
del bastón
Evidencia
una condición diferencial entre
quienes lo usan y el resto de los mortales. Otorga protección y autonomía ya
que permite al usuario dirigir su marcha, identificar obstáculos y recoger otra
información para sus desplazamientos.
Es un
elemento protector ya que
facilita que las personas con discapacidad visual puedan localizar los
obstáculos y moverse con seguridad.
También es un medio
informativo, ya que individualiza a su portador a los ojos de quienes
tienen capacidad visual, lo que supone llamar la atención sobre la necesidad
de recibir alguna oportuna ayuda.
Es poco conocido que la posición del bastón-guía también implica significados que
plantean la interacción entre su portador y las personas de su entorno. Así, cuando se mantiene perpendicular señala que el usuario espera a un compañero; si está paralelo al piso, expresa un pedido para cruzar la calle o sortear un obstáculo y si está en ángulo con el pavimento manifiesta que se espera a un transporte público, por lo que su conductor deberá detenerse al verlo.
Codificación
La evolución
del bastón-guía ha derivado en el uso de colores, lo que se explicará seguidamente.
Bastón
blanco: su amplio reconocimiento
mundial indica ceguera completa, en
principio, aunque también lo emplean quienes tienen un alto grado de
disminución de visión. Es la variedad más difundida ya que fue la primera que
se implementó. En un contexto urbano resulta muy llamativo, razón que determinó
su aparición. Puede decirse que hoy tiene amplio reconocimiento mundial. En los
Estados Unidos, en particular, así con en otros países, el bastón blanco lleva
su extremo pintado con rojo, lo que
contribuye a su caracterización como elemento tutelar.
Bastón
amarillo: en algunos países se usa,
con ventaja, en sustitución del blanco.
Bastón
blanco y rojo: evidencia que el portador es ciego y que, además, tiene algún tipo de discapacidad auditiva
(sordo ceguera), lo que agrava el cuadro. Su implementación es relativamente
reciente todavía no cuenta con la difusión necesaria, por lo que su significado
no llega a ser interpretado por la población en general.
Bastón
verde: señala que su usuario, si
bien no tiene una discapacidad radical está afectado de “baja visión”, un término que abarca varios grados de menor
funcionalidad. Para favorecer su percepción se utilizan tonos de verde claro
que, en ocasiones puede llegar al flúor o ser fosforescente.
Juicio crítico: el desarrollo teórico y práctico de los estudios sobre la percepción sensorial hoy explican que, en vez de utilizarse colores aplicados uniformemente a todo bastón, éste sería mucho más visible al observador si estuviera pintado con rayas (véase la imagen que abre esta nota y se advertirá como el bastón que más se distingue es el roji-blanco) Por otra parte, la combinación negra/amarilla resulta la más notable en un entorno urbano que la enteramente blanca. El problema radica en que si se quisiera cambiar la codificación vigente hoy exigiría un considerable esfuerzo de adaptación por lo que se desaconseja la innovación.
Con la
fuerza de una ley
Como una forma de afianzar el mensaje que promociona
el uso y conocimiento del significado de los bastones guías, algunos estados
dictaron normas, particularmente relativas a la regulación del tránsito
automotor que consagran la prioridad de
paso de sus portadores y que establecen penalidades por no respetarla.
No he podido determinar si en Argentina el bastón
blanco está expresamente legislado a nivel nacional, aunque su aceptación generalizada desde hace casi
cien años señala a la costumbre como fuente de derecho.
Más recientemente el Congreso argentino dictó la Ley Nº25.682[1]
sobre el uso del bastón verde para
las personas con baja visión (2002) y la Ley
Nº27.420[2]
, que instituye el bastón rojo y blanco
para personas con sordoceguera (2017). Más allá de la vigencia de ambas leyes en todo el territorio argentino, numerosas provincias adhirieron formalmente a las dos.
Para sensibilizar a la población en general los días
15 de octubre de cada año, se conmemora a nivel internacional del “día mundial del bastón Blanco”. Esto se
originó en los Estados Unidos desde 1964 y en 1980 fue definido a nivel internacional por la "Unión Mundial de Ciegos". Varias provincias argentinas lo
instituyeron en sus jurisdicciones por medio de sendas leyes.
Historia
de los bastones-guías
Desde la Antigüedad las personas privadas de la vista
o con un alto grado de disminución utilizaron bastones para ayudarse en sus
desplazamientos. En definitiva, fue una adaptación de los bordones que usaban los caminantes en todas las latitudes.
A partir del siglo XVIII el bastón se universalizó
como accesorio del equipo cotidiano
de todo caballero, hasta el punto que se convirtió en un signo de distinción, las
clases populares también lo utilizaron, aunque de inferior calidad, por
supuesto.
Trayectoria
del bastón blanco
Los relatos sobre su origen remiten a las primeras
décadas del siglo XX. Los relatos informan que en 1921 un fotógrafo inglés, James Biggs, quien quedó ciego a
consecuencia de un accidente fue el primero en utilizar el accesorio.
Otras fuentes atribuyen la idea al político argentino José Mario Falliotico (1897-1962),
quien también tenía veleidades de inventor. Según se relata, la concibió en
1921[3],
cuando debió ayudar a un ciego a cruzar una calle de Bs. Aires, lo cierto es
que Falliotico resolvió no patentar la innovación para que pudiera servir a la
Humanidad. Más tarde llevó su iniciativa la consideración del director de la “Biblioteca
Argentina para Ciegos”, Agustín Ferregufo.
La institución que dio apoyo institucional a la novedad, había sido fundada en Bs. Aires en 1924 y ha cumplido una loable
tarea desde entonces. A partir de la acción de la entidad el uso del bastón blanco se difundió por todo el mundo.
A raíz de una visita a Bs. Aires, el destacado médico ortopedista
mexicano, Alfonso Ortiz Tirado (1893-1960),
tomo conocimiento del uso del bastón blanco y llevó la idea a su país, por lo
que algunos le atribuyen la paternidad de la invención.
Se computa también, que en noviembre de 1930 la dama Guilly d'Herbemont (1888-1980) envió
una carta al periódico “L'Écho” de París
promoviendo que las personas con ceguera usaran los bastones blancos como los
que empleaban los policías de tránsito. Fue el inicio de una gran campaña en este sentido que comenzó en
febrero de 1931 y que en Inglaterra difundió la BBC entre sus oyentes.
Por su parte, el movimiento de los “Clubes de Leones”
estaba empeñado en una campaña para ayudar a los ciegos y fue en 1930 que el
presidente de la entidad de Peoria (Illinois, Estados Unidos), George A. Bonham. En 1931 durante la convención
internacional de Leones, reunida en Toronto (Canadá), el abogado Donald Schuur presentó una moción sobre
el bastón blanco que se aprobó y su uso se extendió a partir de la red de estas
entidades de servicio. Eventualmente Schuur aplicó sus conocimientos para
impulsar el reconocimiento del bastón blanco en el estado de Michigan y en diversas
ciudades.
A consecuencia de la II Guerra Mundial los veteranos
afectados en su visión que recibieron atención en los hospitales de Valley
Forge (Pennsylvania) y de Hines (Illinois), cooperaron con el Dr. Richard Hoover quien desarrolló un
bastón blanco algo más largo que perfeccionó la herramienta; hoy este
adminículo lleva el nombre de su creador.
Como queda expresado, la idea del bastón blanco se difundió
desde varias fuentes, no interesa tanto definir la primacía de su concepción como valorar que tan simple iniciativa ha contribuido a mejorar la calidad de vida de millones de personas, hasta la actualidad.
Historia
del bastón verde
Quién lo ideó fue Perla
Catherine Mayo, nacida en Uruguay, pero formada en Argentina como profesora
en Discapacidad Visual, más tarde se especializó en Evaluación y Rehabilitación
Visual en Baja Visión. Desde 1992 se dedica a la investigación en este peculiar
campo del conocimiento. Hoy dirige el “Centro Mayo de Baja Visión”. Entran en
esta caracterización las personas que poseen baja visión menor a 3/10 y un
campo visual reducido en 20° con la mejor corrección óptica, quienes no pueden
ver con los lentes convencionales, por lo tanto, se ven muy limitados para
desenvolver una vida autónoma, leer, escribir, desplazarse, distinguir rostros,
ver a corta o a larga distancia y realizar tareas del hogar, obviamente no
pueden conducir medios de locomoción. Las causas de esta dura realidad son diversas patologías, como diabetes,
maculopatías, retinosis pigmentaria, miopías degenerativas, retinopatía Stargarth,
glaucoma, cataratas no operables, albinismo, nistagmos y otras.
Fue en 1996 que la profesora Mayo concibió el primer bastón guía de color verde, como
forma de diferenciar las personas que tienen baja visión de las que carecen de
la facultad de ver, en 1997 registró su invento. Tres años más tarde presentó
su tesis en los Estados Unidos, con lo que su idea alcanzó difusión
internacional. A través de sus estudios logró el apoyo de la “Asociación
Latinoamericana de Baja Visión” lo que también contribuyó a divulgar la
potencialidad de su invento.
Por su impulso, en Argentina se sanciono la Ley Nº25.682 del Bastón Verde y poco
más tarde se estableció el 26 de septiembre de cada año como “Día Nacional del
Bastón Verde”, en homenaje al natalicio de su madre, Esther Merchan de Mayo.
Más tarde Uruguay estableció una legislación similar a la argentina.
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