martes, 10 de mayo de 2022

Recuerdos, accesorios y promesa a la Bandera

Interesante costumbre que requiere prudencia 

Por Miguel Carrillo Bascary 


Una docente lectora del Blog me remite en consulta la imagen que comparto y pregunta qué comentario podría realizar al respecto, en las siguientes líneas aporto algunos conceptos. 

La premisa 

La ceremonia de promesa a la Bandera nacional que tradicionalmente realizan los alumnos de 4to. Año de nivel primario no demanda NINGUN ACCESORIO DE USO PERSONAL. 

A nivel nacional no existe norma alguna que lo exija, aunque me han comentado que en algunas provincias se ordena lucir escarapela. 

Vestimenta 

Es obvio que cuando en la jurisdicción se requiere el uso de guardapolvo los niños deberán lucirlo. Lo mismo vale para el uniforme. 

Lamentablemente se han conocido casos donde se negó la participación en la ceremonia a niños que no disponían de calzado. Una actitud repudiable que debería avergonzar a los responsables de tremenda afrenta a toda sensibilidad. Este tipo de pretendidos “motivos” no son más que afloramientos de perjuicios que deberían erradicarse de toda instancia educativa. 

En materia de vestimenta solo deber regir una condición general, la limpieza. Como decían nuestras abuelas “pobres, puede ser, pero limpitos” ¿No les parece? 

Los guantes 

En diversas provincias los abanderados y escoltan usan guantes blancos para evitar que la grasitud de la piel perjudique el paño de la bandera. De esto deriva la costumbre de hacerlos extensivos a los alumnos que realizan la promesa. Considero que la pauta en principio puede ser válida en aquellos lugares, pero no deja de ser un costo más que deberán afrontar los padres. ¿Por qué no evitarlo? 

La escarapela

Como la promesa es una ceremonia patriótica, será aconsejable será que los niños la lleven sobre su pecho, respondiendo así a una pauta de identificación con la nacionalidad argentina acorde a la costumbre ya ancestral. 

Ésta puede ser de igual para todos los promesantes, pero también cada uno podría confeccionar la propia y lucirla con orgullo. Será un ejercicio participativo potencialmente positivo porque estimulará la creatividad de los niños, evitando toda extravagancia, por supuesto. De todas formas, reconozco que la diversidad resultante puede no ser bien comprendida por algunos actores sociales, será cuestión que se evalúe la situación institucionalmente y que se resuelva con toda prudencia, pero también mirando hacia adelante. 

También es usual ver que los chicos llevan banderitas, pero en estos casos la experiencia recomienda que los docentes se las entreguen instantes antes de comenzar la ceremonia, para evitarle la angustia a quienes por un descuido la hayan perdido o que se les haya estropeado. 

Otros elementos 

Como pauta de identificación del conjunto de promesantes es válido que éstos porten algún elemento que los distinga del resto del alumnado. 

La concurrencia de cursos de distintos lugares del país al Monumento Nacional a la Bandera me ha permitido verificar multiplicidad de expresiones en que se manifiesta este fenómeno, algunas son propias de una región, otras de un establecimiento en particular. 

Desde hace aproximadamente unos veinte años algunos cursos utilizan bandas que distinguen a los promesantes, en otros casos son bufandas, moños en los brazos (al estilo de los que antiguamente se usaban para las primeras comuniones), brazaletes, pines, corbatones, moños, etc. La diversidad y la materialidad es muy amplia, en este último aspecto predominan los textiles, pero también los hay en papel o plástico. 


Diversos tipos de pines alegóricos

Si se usan bandas, éstas serán mucho más simpes y sencillas que las que usan los escoltas de la bandera, ya que solo se usarán en una oportunidad. Es indistinto que pendan desde el hombro derecho o del izquierdo. 

Con guantes y banda

Con brazalete

Algunas escuelas les hacen estampar o pintar el nombre del establecimiento y a veces el año, pero esto es cuestión de gustos. En ocasiones se inscriben los nombres de los chicos. 

En ciertos casos en la preparación de estos accesorios intervienen los propios alumnos, en otros podrá ser un trabajo colaborativo, con la familia. 

Como vemos, la variedad puede ser muy grande y estará abierta a la creatividad y a la participación. 

Lo fundamental 

Sin perjuicio de esta preparación externa lo fundamental es que la ocasión se trabaje con los alumnos desde lo conceptual de manera que aprecien el acto que van a protagonizar, al respecto es muy bueno que sus mayores compartan las vivencias con sus hijos, nietos o sobrinos. 

El merchandising 

Con boina, guantes, banderita y poncho salteño 

Con este panorama no es raro que algunos comerciantes hayan incorporado a su línea de productos diversos accesorios (cotillón patriótico, se le llama) y ofrezcan verdaderos kits con varios elementos (ver foto al inicio), entre los que no suele faltar un vistoso certificado que luego podrá guardarse como un lindo recuerdo. 

Muy correcta forma de presentar las medallas recordativas

También existen medallas, como las que suele repartir el Instituto Nacional de Belgraniano.

Medalla recordativa, Instituto Nacional Belgraniano

Esto es plenamente legítimo, pero bien harán las escuelas en actuar con toda prudencia para no imponer un rubro más al menguado presupuesto familiar.

Finalmente

La promesa de lealtad a la Bandera es para los chicos una experiencia inolvidable ya que marca el primer compromiso cívico de su vida, por lo que todo vale para hacerlos sentir felices, apoyados por sus mayores y por la escuela. Es también un momento de profunda emotividad para sus padres, abuelos y para el resto de los familiares que los acompañan. Siempre digo que de los numerosísimos actos de promesas en los que me tocó participar lo más emocionante es ver las reacciones de los acompañantes, que no pocas veces llegan hasta las lágrimas. ¡Bien está!

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