Cuatro
estados y dos banderas
Por Miguel Carrillo Bascary
Desde que surgió el movimiento olímpico procuró, vanamente, excluir las motivaciones
políticas y exaltar la confraternidad más allá de los conflictos existentes,
una recreación de la paz olímpica (ολυμπιακή ειρήνη / pax Olympiae) de la Antigüedad. En este contexto las presiones
internacionales y culturales de todo tipo muestran algunos éxitos superficiales
que son motivo de esta nota.
La Guerra Fría
entre los bloques de estados occidentales capitaneados por Estados unidos, Gran
Bretaña y Francia, y los orientales, donde la presencia de la Unión Soviética
se destaca por su hegemonía, hizo fracturó
a Alemania y a Corea en dos países, alineados cada uno de ellos con los
agrupamientos preindicados. En el ámbito del olimpismo esto determinó que cada
uno de los cuatro presentara equipos diferentes, que compitieron celosamente
entre sí, como forma de afianzar el predominio ideológico propio de cada
bloque.
Sin embargo, la influencia del movimiento olímpico fue tal que hubo ocasiones donde estos estados intervinieran bajo una bandera común, de esto se trata esta nota.
1) Alemania
Es el primer caso que se nos presenta, donde los
deportistas de Alemania Oriental (DDR)
y Occidental (RFA) participaron en
los Juegos de invierno y verano de 1956, 1960 y 1964, posteriormente se
discontinuó la iniciativa y entre ambos se precipitó una furiosa competencia.
Los estudiosos del olimpismo señalan también que la región del Sarre, que desde mediados del siglo XIX
fue anexada alternativamente por diversos estados germanos y por Francia, la que
también quedó bajo administración de la Sociedad de las Naciones e, incluso,
llegó a ser un protectorado francés; luego de la II Guerra Mundial en los
Juegos de 1952 compitió con equipo propio, oficializado como representativo del
Protectorado del Sarre, entidad de
derecho público vigente entre 1947 y 1956. Por esta razón, los deportistas del
Sarre se sumaron en 1956 al equipo unificado alemán. Al año siguiente la región
se integró a Alemania Federal (Occidental)..
Luego de la I Guerra Mundial, durante la llamada República de Weimar (1919-1933), Alemania formó su bandera los colores del uniforme que llevaban los Freikorps, durante las guerras napoleónicas. Más tarde esta fue sustituida por las insignias nazis. Luego de diversos proyectos la tricolor se readaptó en 1949, su versión gubernamental llevó el escudo simplificado del gobierno federal en su centro, pero, para uso civil, se generalizó la que constaba simplemente de tres franjas. Por su parte, la Rep. Democrática (Alemania Oriental) en 1959 adicionó su escudo nacional en el centro. De conformidad a lo expuesto las Alemanias se identificaron con las siguientes banderas:
Para la “Alemania” unificada que participó en los J.J.O.O. de los años ’50, se acordó que estas delegaciones compitieran bajo una enseña ad-hoc que expresara la unidad en el deporte más allá de las divergencias políticas. Como expresión de este propósito, a los colores indicados se sumó el símbolo del olimpismo en color blanco:
En los Juegos de Invierno de 1968, cada comité olímpico alemán presentó equipos propios, pero en las ceremonias formales mantuvieron la apariencia de unidad, usando la bandera señalada. Cuatro años después este principio se abandonó y ambas delegaciones emplearon sus respectivas banderas nacionales, situación que se mantuvo hasta 1990 en que, fracturado el grupo soviético por la atomización de la URSS desapareció la Rep. Democrática y se concretó la reunificación nacional.
Así la bandera de unidad identificada con el olimpismo quedó en la historia como una peculiaridad más de la rica trayectoria de los Juegos.
2) El
caso de Corea
Desde 1883 la enseña oficial de esta nación fue la clásica
“Taegeukgi”, como se denomina a la
bandera tradicional, que Surcorea mantuvo en uso luego de la tregua que implicó
la partición del país luego de la guerra que se extendió desde 1950 a 1953.
Mientras que el Norte, luego de diversas alternativas adoptó en 1948 la que hoy
lo identifica.
El Sur compitió por primera vez en los J.J.O.O. de 1948 (Londres), el Norte lo hizo recién en los invernales de Innsbruck (1964), mientras que en los de verano hizo su estreno en 1972 (Múnich)
En 1991, desaparecida ya la influencia de la URSS y como
gesto de aparente buena voluntad, ambos estados coincidieron en presentar un equipo unificado bajo una bandera ad-hoc, fue en el “Campeonato
Mundial de Tenis de Mesa” realizado en Chiba, Japón. Esta es la que básicamente
se mantiene en uso hasta la actualidad.
El paño es blanco, como una evidentemente influencia de la enseña del olimpismo, y carga la silueta del sector continental de ambas Coreas junto a la isla de Jeju, en color celeste que podría atribuirse al que caracteriza a la insignia de Naciones Unidas.
En sucesivos eventos deportivos aquella silueta primigenia experimentó modificaciones sutiles, que se tradujeron en la adición y el retiro de diversos perfiles de varios grupos insulares; sin embargo, esto generó reclamos, tanto de China como de Japón, que alientan derechos sobre ellos. Así, en el 2002 se sumó la isla de Ulleungdo (una plaza turística de Corea del Sur), que reclama Japón y en el 2003 las Rocas Liancourt, lo que también cuestionó el Imperio del Sol Naciente. Mientras que en 2006 se sumó también el minúsculo perfil de las Rocas Socotra, que China considera propias, lo que implicó su protesta. Otro aspecto destacar es que en los Juegos de Invierno del 2018 se quitó a Ulleungdo y a las rocas de Liancourt, aunque la primera se restableció desde el año siguiente. También se emplean estas enseñas reunificadas en otro tipo de juegos internacionales como los Juegos de Asia, y eventos internacionales similares.
La interpretación conceptual es dual. Sudcorea considera a esta bandera de unidad como la promesa de una relación de paz y coexistencia pacífica, basada en la unidad histórica y cultural; mientras que Norcorea la interpreta como una manifestación de su deseo de anexión del Sur bajo su régimen socialista.
Esta bandera común no se usó en los Juegos Olímpicos de Verano de 2008 en Beijing, China, por lo que cada estado compitió con sus propios equipos.
Como resulta evidente, el uso de esta bandera deportiva de unificación no está consolidado y, con vengamos, que su aparente adhesión al espíritu de confraternidad en el deporte en realidad esconde acidas reivindicaciones políticas que no pueden dejarse de señalar. Un episodio más de la eterna lucha por el poder.
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