Tres banderas de la Independencia americana
Hace unos días se concretó con sede en Lima (Perú) el “Simposio Internacional: Textiles Emblemáticos en el Umbral de la Independencia”, que reunió un grupo de académicos de nota provenientes de todo el continente.
Consignaré los resúmenes de las tres intervenciones de su primera jornada (*) que tuve el privilegio de escuchar, con mucho provecho, ya que tuvieron por objeto referirse a varias banderas históricas que lucieron en los primeros tiempos del proceso independentista de Sudamérica. En lo personal, agradezco a los organizadores la invitación a participar.
MCB
“La bandera del Ejército de los Andes: un ícono de la Independencia” - Adolfo Mario Golman (Argentina), investigador independiente y vexilólogo (**)
“Referirnos a la Bandera del Ejército de los Andes, es
presentar una de las mayores reliquias de la guerra por la Independencia
Sudamericana. Es el emblema que guio a la hueste sanmartiniana en la campaña
por la libertad de Chile iniciada a principios de 1817.
¿Por qué el general José de San Martín ordenó su
confección con dos franjas horizontales y no con tres, tal como lo presenta la
clásica enseña argentina — celeste, blanca y celeste—, que había aprobado el
Congreso de Tucumán en julio de 1816? Se describieron las distintas
características que hacen único su diseño. El ejemplar, que históricamente se
considera como el original, se conserva desde el 17 de agosto de 2012 en el
Memorial a la Bandera del Ejército de los Andes, en el Paseo del Bicentenario
de la ciudad de Mendoza, República Argentina.
Se comentó su uso en las batallas libradas en tierra chilena y su intrincado destino, lo que lleva a preguntarnos si el paño que se preserva en Mendoza es el auténtico que pasó los Andes con San Martín. No menos atrapante es describir el derrotero de la Bandera del Regimiento Río de la Plata, formado en Lima en 1823, luego del alejamiento de San Martín, y que durante años se confundió con la del Ejército de los Andes”.
“La bandera de Macha. Hoy, una bandera de dos naciones (Argentina y Bolivia)” - Mario Linares Urioste (Bolivia), director de la “Casa de La Libertad”, Sucre.
“Los Incas Wiracocha, Pachakuti y Tupaq Yupanqui
expandieron su imperio hacia Charcas llegando hasta Chile y Tucumán. Con la
invasión de los españoles el desarrollo del imperio quedó truncado, pero los
territorios que llegaban hasta Santiago del Estero al sur de Tucumán (gran
parte de la hoy llamada República Argentina) pertenecían al imperio incaico, al
igual que lo que hoy se llama Bolivia.
La invasión europea trató, en forma violenta o
pacífica, de adaptar sus estructuras sociales, económicas y políticas a las
preexistentes en los territorios anexados. Fue así como se creó el Virreinato
del Perú sobre la base del Tawantinsuyo. Sin embargo, Felipe II determinó
mediante Cédula Real del junio 12 de 1559 que “por las grandes distancias que existen desde Córdoba del Tucumán hasta
Lima, por el buen celo y por el amor que debemos a nuestros vasallos y súbditos
naturales…, la Real Audiencia de Charcas y Chancillería Real esté y resida en
la ciudad de La Plata (hoy Sucre) provincia de Charcas de dichos reynos”. La
Real Audiencia de La Plata de la Nueva Toledo en la provincia de Charcas, si
bien era subordinada al Virreinato del Perú, debido a sus lejanos y vastísimos
territorios, a las inagotables riquezas argentíferas de Potosí y a los
revolucionarios conocimientos que impartía la Universidad jesuítica de
Chuquisaca, desde un principio ostentó tendencias rebeldes y autonomistas que
la convirtieron, en la práctica, en capital plena de su inmensa región y en
otra suerte de corte como la de Lima.
La bandera en su más alta significación es símbolo de
nacionalidad y representación genuina de la patria. Identifica a la nación que
ha adquirido conciencia de sí misma y ha logrado del pueblo que la integra un
especial sentimiento de adhesión.
En 1883, en la Capilla de Titiri, en el entonces curato de Santiago de Macha, se encontraron dos banderas del general Manuel Belgrano, que fueron salvaguardadas después de las honrosas derrotas de las batallas de Vilcapugio y Ayohuma. Estas banderas son el primer símbolo patriótico compartido por lo que hoy son dos naciones, que otrora, durante muchos siglos, fueron una sola. En 1896 el Gobierno de Bolivia atendió favorablemente la solicitud de la hermana República Argentina de entregar una de las banderas, precisamente la celeste blanca y celeste, que corresponde a los colores de su actual símbolo patrio y que se encuentra en el Museo Nacional de Historia en Buenos Aires”.
“La bandera de la
independencia de Chile en cuatro momentos” - Leonardo Mellado González, del “Archivo
Nacional de Chile” y presidente del “Comité
Chileno de Museos”
“Desde su creación en el contexto emancipatorio, la
bandera de la Independencia de Chile ha sido protagonista y testigo de diversos
momentos que permiten dar cuenta de su significación tanto histórica como patrimonial.
Los cuatro momentos a los que se hace referencia son:
la Jura, primer momento que alude al contexto histórico de comienzos del siglo
XIX, los valores heráldicos que la componen y el proceso de construcción de los
símbolos de representación que transitan del súbdito al ciudadano.
Un segundo momento que hemos llamado la Nación, dentro
del cual se representa por medio de la bandera patria, todo el proceso de
legitimación de los nuevos símbolos republicanos y como estos son apropiados
socialmente por medio de ejercicios de invención y construcción de la Nación y
de una “chilenidad”, por parte de las élites y del nuevo Estado, el cual a su
vez se reafirma dentro de los modelos nacional-liberales durante el siglo XIX,
y como “benefactor” en el XX, hasta la crisis de la institucionalidad dentro
del marco de la dictadura cívico-militar de finales del mismo siglo.
El tercer momento lo hemos llamado el Bicentenario,
contexto acotado a los finales del siglo XX y el naciente siglo XXI,
coincidente con la consolidación de un modelo democrático post dictatorial,
neoliberal, lleno de encendidos discursos en donde la bandera patria es
utilizada como símbolo de unidad nacional, desde la restauración técnica del
pabellón original hasta su utilización como proyecto bicentenario
refundacional.
El cuarto y último momento, hoy, en el que surgen nuevas lecturas de representación simbólica de “lo patrimonial”, cruzado por movimientos sociales, confinamiento sanitario y crisis económico-política que reescriben un nuevo escenario”.
Notas:
(*) Adaptación de los textos contenidos en el “Cuaderno de resúmenes” del evento.
(**) Autor de “Enigmas sobre las primeras banderas
argentinas, una propuesta integradora” (2007) y de “La divisa punzó y la bandera federal” (2017). Coautor con Francisco
Gregoric de “La Bandera del Ejército de
los Andes. Reflexiones sobre la carta que explica su confección” (2014).
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