Problemas de las banderas en horizontal
Por Miguel Carrillo Bascary
Colocar una bandera en esta posición
presenta algunos problemas prácticos.
Uno de ellos es la preservación misma del textil que con
el tiempo se contamina por el polvo y que, eventualmente, puede transformarse
en un campo propicio para el desarrollo de colonias
de hongos, particularmente en regiones donde la humedad sea una constante.
Además, la tensión de la trama por efecto de la gravedad también se traduce en
daños que aceleran la degradación del textil. Esto es particularmente evidente
en aquellas banderas que poseen peso considerable por su gran superficie o por
la densidad de su trama y, más aún, en las que cargan fornituras, lo que
incrementa la tensión.
Otro inconveniente radica en la decoloración por la exposición a la luz
solar, que es particularmente impiadosa en el caso de las superficies de colores
cálidos.
Finalmente, no puede descartarse la afectación por detritus de aves y
murciélagos, que suelen filtrarse en los altos techos o que, incluso,
anidan en los amplios espacios de las iglesias.
Claro es que toda bandera expuesta experimenta este tipo de riesgos, pero es
preciso señalar que éstos alcanzan mayor expresión en el caso comentado.
Para minimizar riesgos y daños …
Corresponde realizar un control periódico de la pieza,
aplicándole productos químicos adecuados (no cualquiera) a las previsibles
patologías biológicas que pueden desarrollarse en ese medio. Para orientar esto
será necesario un estudio específico del lugar de guarda y el asesoramiento técnico
del caso.
Un aspirado suave periódico contribuirá a quitar buena parte del
polvo.
Además, para facilitar ese control y
el eventual recambio de la pieza (cuando esto sea factible; por ejemplo, si no
se trata de un vexilo de valor histórico) la
fijación del asta debe permitir que se retire en forma cómoda, cosa que suele
complicarse por la misma posición en altura de estos textiles.
Lo que nunca debería ser admitido es encerrar la pieza en un sobre plástico
como es dable ver en algunos casos. Esto banaliza su valor histórico; causa un
desagradable aspecto estético y genera un microclima que incrementa la
posibilidad de micosis y otras patologías.
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