La Bandera del templo de San Francisco y el nuevo museo de Tucumán
La bandera reliquia, tal
como se exhibe hoy (Foto
tomada de La Gaceta on line)
Por Miguel Carrillo Bascary
La histórica enseña que por más de doscientos años fue conservada por
la Orden Franciscana en su convento de Tucumán acaba de ser repuesta a la
admiración de quienes deseen verla en el nuevo “Museo Histórico San Francisco” de esa ciudad, capital de la
provincia homónima (Argentina).
La excepcional reliquia data posiblemente de 1812 (con toda seguridad
de 1813) y fue confeccionada para estimular el patriotismo de los niños que
concurrían a la escuela del Convento, la única que existía en la ciudad.
Sin lugar a dudas puede decirse
que es la más antigua bandera nacional histórica
de tres franjas que se conserva. Así resulta de las investigaciones que dio
a conocer a fines de la década de 1960 del historiador fray Luis Cano, complementadas más tarde por las del doctor Juan Pablo Bustos Thames.
Curiosamente es una enseña asimétrica por ser la
franja superior más delgada, aunque es factible que la anomalía haya sido
causada por algún recorte posterior.
Lleva inscripto en
letras doradas las siguientes leyendas:
en el centro, “Tucumán 1814” y en un doble arco cóncavo –convexo “A la escuela
de san francisco donó bernabe araóz gobernador”. Los estudiosos no
acuerdan el sentido de estas frases que al parecer fueron pintadas sobre el
paño para enaltecer a don Bernabé Aráoz, síndico de la Orden, cuando fue electo
como gobernador provincial, precisamente en el año indicado.
La bandera se
utilizó en los primeros años de nuestra nacionalidad para solemnizar las
festividades locales, oportunidad en que era paseada por la ciudad a la
manera en que antiguamente se hacía con el estandarte real.
Con los años fue retirada del uso y la comunidad
franciscana la guardó hasta que a mediados del siglo pasado fue colocada en un marco vidriado que,
a su vez, se instaló a la izquierda del magnífico altar mayor del templo. Como
este contenedor era mucho más chico que el paño, se debió acomodarla “arrugada”,
lo que solo dejó visible la leyenda central.
Así se expuso a la curiosidad del público desde 1964. Luego del impacto inicial en la
opinión pública, la bandera quedó desapercibida, salvo para unos pocos cultores.
Para más, la historiografía
prácticamente omitió su consideración, quizás por preservarse en el
interior del país. Esto hizo que la extraordinaria pieza quedara en un cono de
sombras.
La bandera que se mostraba,
al lado del altar
(Foto tomada de una edición
antigua de La Gaceta)
Sin embargo la
Orden era bien consciente de su valor, fue en el año 2012 que se resolvió
restaurarla. Para entonces, las deficientes condiciones de guarda; la
contaminación y la decoloración que sufrió la habían dañado sobremanera. Luego de intensos trabajos pudo ser recuperada
y hoy luce tal como puede verse en la fotografía que encabeza este post.
Aspecto que presentaba al
comenzar la restauración (Foto
tomada de Infobae on line)
Una reciente polémica
En algún momento de este proceso los estudios de un equipo de investigadores
coordinado por el profesor Carlos Della Védova concluyeron en que la
pieza permitía definir “cuál era el color original de la primera bandera
argentina” una cuestión siempre debatida entre los historiadores. Sin embargo
esta apreciación no cuenta con sustento ya que la bandera citada no es la
“primera bandera argentina” que, recordemos, fue creada en Rosario el 27 de
febrero de 1812 y que, presumiblemente, fue de solo dos franjas horizontales,
blanca y celeste. El informe aseveraba que luego de realizar diversos análisis
de la composición de la pieza se concluía en que ésta fue originalmente de un
subido azul de ultramar.
Color de la bandera según
el informe Della Védova
Por otra parte, el informe del caso mereció serias
y fundamentadas críticas que desvirtuaron
la apresurada conclusión; entre los contradictores podemos mencionar a la
Lic. Patricia Lisa; el presidente del Instituto Nacional Belgraniano, Lic.
Manuel Belgrano; los vexilólogos Francisco Gregoric y Mario Golman; el doctor
Juan Pablo Bustos Thames y quién esto escribe.
El principal argumento en contrario se respalda en
documentación fehaciente firmada por el propio Manuel Belgrano quién manifestó
en forma indubitable que creo la bandera nacional blanca y celeste (Oficio
dirigido a la Primera Junta de Gobierno, datado en Rosario el 27 de febrero de
1812).
Valoración histórica
Esta
bandera es una reliquia verdaderamente
superlativa del pasado argentino. Su uso fue contemporáneo a la presencia
del general Manuel Belgrano en Tucumán y su datación está comprobada fehacientemente
por los estudios de Cano sobre documentación de época hallada en los archivos
de la Orden y otras pruebas circunstanciales.
La bandera del templo como bandera de
Tucumán
En el año 1994 quién esto escribo promovió mediante
un anteproyecto de ley que la histórica enseña fuera adoptada como “bandera oficial de la provincia de
Tucumán”.
Se fundamentaba
la iniciativa en los valores históricos
que poseía y en la fecha inscripta en su centro “Tucumán 1814” año en que la provincia
fue formalmente constituida y dotada de autonomía.
Bandera provincial de
Tucumán, propuesta de Miguel Carrillo Bascary
(Imagen preparada por
Francico Gregoric)
La propuesta fue girada al entonces gobernador Ramón
Ortega (justicialista) y a todos los bloques con representación en la
Legislatura, de esta manera se procuraba llamar la atención sobre el mismo para
que pudiera ser convertido en ley.
Paralelamente tuvo ingreso por su Mesa de Entradas
con el carácter de “petición de
particular”, una figura que habilita a los ciudadanos a presentar
iniciativas en ejercicio del democrático derecho que les corresponde.
Fue la bancada del partido “Fuerza Republicana”
quién impulsó su tratamiento; Sin embargo, durante el proceso legislativo la propuesta fue modificada sustancialmente,
se reemplazó el diseño sugerido por otro totalmente distinto, cuya imagen
presentamos seguidamente. En conclusión el texto sugerido se aprobó casi sin
modificaciones pero lo sustancial, el diseño, fue cambiado.
Bandera provincial de
Tucumán entre 1995 y 2008
De esta manera la
iniciativa fue aprobada por unanimidad y se sancionó como ley Nº6.694, pero el mandato del
gobernador Ortega estaba próximo a finalizar y la quedó sin ponerse en práctica.
Lo sucedió el polémico Antonio Bussi (“Fuerza
Republicana”), que la puso en ejecución; esto hizo que en la consideración de
muchos se asociara a su mandato. Terminado el mismo se precipitó sobre la
bandera una serie de desencuentros
políticos, ideológicos y hasta religiosos cuyo comentario omitiremos por el
momento. El nuevo gobernador (justicialista) dispuso cesar con el uso de esta
bandera. Finalmente, en el año 2008 la ley fue abrogada.
En el año 2009
quién esto escribe intentó otra vez hacer presente la conveniencia de aprobar
como bandera oficial la que guardaba el templo de San Francisco. Para esto se dirigió
por correspondencia datada el 11 de febrero de ese año al gobernador Juan Luis
Manzur, lamentablemente fue ignorado.
Tucumán debió esperar hasta el 2010 en que adoptó
una nueva enseña. Estos hechos crearon
nuevas tensiones sociales.
En consecuencia, el símbolo que debió identificar y unir a todos los tucumanos se
transformó en una piedra de escándalo.
A la vista de estas
vicisitudes no puede menos que pensarse ¡qué
distinta pudo ser la historia si en aquellos cenáculos legislativos el proyecto
original se hubiera mantenido en su totalidad! En su caso, la bandera
tucumana sería la histórica reliquia que hoy podemos apreciar debidamente.
El nuevo
museo
Una
de las nuevas salas (Foto
tomada de La Gaceta on line)
En dependencias del
antiguo Convento, inmediato al templo de San Francisco, acaba de inaugurarse un pequeño pero significativo museo que se
incorpora al derrotero turístico tucumano y a la veneración cívica de todos los
argentinos.
Invitación
oficial a la inauguración
Allí pueden verse testimonios muy significativos de nuestro
pasado, entre otros:
·
Una casulla usada por San Francisco Solano (1549 – 1610) que evangelizó
en la región entre 1590 y 1594. Fe elaborada en el Perú por los indios de las
misiones y está entretejida con hilos de seda; oro y plata.
·
La mesa, sillas y el Crucifijo que lucieron en el salón de sesiones, de
la “Casa Histórica” de Tucumán aquel 9 de julio de 1816, cuando se proclamó la
independencia de las “Provincias Unidas de Sudamérica”.
· Un Ecce Homo altoperuano llegado a Tucumán a mediados
del siglo XVIII.
· Un óleo de la "Inmaculada Concepción" y el cuadro “Descenso de la Cruz”, atribuido al español
Asterio Mañanos Martínez (1861 – 1935)
Por su parte, el templo
atesora numerosas tallas (algunas del siglo XVI); antiguos objetos destinados al culto y unos diez retablos de gran antigüedad, todos de estilo barroco o neo barroco, como el altar mayor (labrado por los indígenas de Misiones).
La basílica de San
Francisco (Foto: Tucumán Turismo)
El Convento mismo en un “monumento histórico” reconocido como
tal; sus claustros sirvieron como hospital de sangre en la batalla de Tucumán
(1813) y fue alojamiento del Ejército del Norte que comandaron entre otros,
Belgrano y San Martín.
Galería
del claustro (Foto: Patricia Lissa)
El Gobierno de Tucumán informó que la construcción del Museo “estuvo a cargo de la Dirección de Obras e
Infraestructuras Turísticas del Ente de Turismo provincial, dirigido por el
arquitecto Ricardo Viola y que contó con el asesoramiento del prestigioso
museólogo Gabriel Miremont”.
En definitiva,
se trata de una excelente noticia
que en principio merece ser saluda con mucha alegría.
Ingreso al Museo (Foto tomada de La Gaceta on
line)
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