Preservación de banderas de carácter patrimonial
Cofre para bandera de estilo moderno
Por Miguel Carrillo Bascary
En Argentina no está regulada la
forma de guardar las banderas retiradas de servicio pero se
impone realizarlo preservando su dignidad y con los cuidados del caso.
Seguidamente brindaré algunas referencias que pueden ser de interés.
Por
diversas circunstancias hay banderas que
con el paso del tiempo adquieren un carácter patrimonial con referencia a
la escuela o institución a la que pertenecen, en consecuencia conviene
preservarlas como testimonio de los hechos a los que se asocian.
Por ejemplo: la primera bandera que perteneció a la
institución; aquella que fue donada por algún benefactor sobre quién se guarda
especial memoria; la que ondeó al cierta ocasión particular que hace a la
historia de la entidad; etc.
En su caso
corresponderá que el titular de la
institución disponga formalmente la preservación del paño; bien sea por
propia decisión, si sus atribuciones se lo permiten o por acuerdo de directorio
o comisión directiva.
La última vez que se use esa bandera deberá
rodearse de especiales detalles para que la comunidad tome
conocimiento cabal de por qué se ha dispuesto la preservarla como testimonio destinado
a las futuras generaciones. De esta forma conviene que en el acto el locutor o
maestro de ceremonias destaque lo pertinente y que en el momento de dirige a
los presentes el titular de la institución se refiera a las motivaciones de lo dispuesto.
Luego de la ceremonia las
autoridades firmarán un acta (debe estar pre-redactada) donde con términos
sencillos se dejará constancia del hecho. Como cierre es factible que la
autoridad invite a otros miembros que así lo deseen para que suscriban el acta
de referencia; esta apertura a la participación general sin dudas que será positivamente valorada.
Cofres para banderas de estilo antiguo
Las banderas retiradas del servicio
se preservan en cofres también llamados “arquetas”, cuyas características pueden
ser muy variadas. Los más antiguos solían ser de bronce o conformaban
verdaderas piezas de ebanistería, muy elaboradas, particularmente en su tapa. En la actualidad se impone la sencillez y
la practicidad.
En el
mercado hay negocios especializados que pueden ofrecer cofres para banderas en
medidas estándares, pero lo más común es que se confecciones a pedido, en cuyo
caso cualquier hábil carpintero podrá hacerlo.
Antes de
mandar construir un cofre de este tipo se debe considerar dónde se colocará y qué dimensiones tiene la bandera; esto es
fundamental para que pueda acomodarse en el lugar de jerarquía que corresponda.
Un cofre muy grande puede ser engorroso, uno muy pequeño no llegar a contener
la pieza.
Corresponde
que el recinto donde se instale
tenga un uso acorde: lo ideal será el lugar donde sesione la comisión directiva
o sala de directorio; el despacho del titular de la entidad o, mejor aún, el
museo institucional; eventualmente, la biblioteca; pero siempre deberá
asignársele un lugar destacado.
Para su
construcción se recomienda usar maderas
típicas de la zona. Decía que su exterior bien puede ser muy sencillo o
tallado; realzado con herrajes o tachas. Siempre se preferirá darle un lustre que resalte la veta de la madera;
personalmente desaconsejo recubrirlo con pintura.
En
ocasiones se encuentran cofres tapizados
en su fondo interior y, a veces, también sus laterales; en algunos casos se
los rellena para que adopten una forma de almohadillado. Desaliento totalmente estas
prácticas por que con el tiempo en el revestimiento pueden anidar insectos que
eventualmente afectarán el paño.
Cofre moderno con laterales y tapa vidriados
La
costumbre consagra que tenga una tapa
vidriada para dejar que se aprecie el contenido. Aconsejo colocar un burlete de fieltro en el sector donde
la tapa hace contacto con los laterales, esto preservará el interior del
ingreso de polvo.
Al cofre se
le colocará una cerradura, como
signo de respeto por el valor de su contenido.
Si la
bandera a preservar es “de izar” se guardará encanastada, con el Sol hacia arriba. Si fuera “de ceremonia”, se plegará cuidando que el Sol quede en el
centro, sin doblez alguno.
Bajo la pieza
se colocará el acta de referencia o
una copia (si es que el original debe permanecer en el libro respectivo o
guardarse en otro sector). En su caso, el acta se introducirá en un sobre
plástico transparente, bien cerrado.
Como
protección para el ataque de la polilla, entre los pliegues del textil conviene
esparcir naftalina la que deberán renovarse
periódicamente (un par de veces por año)
También
pueden atesorarse las corbatas, en
cuyo caso se colocan bajo el paño, en su mismo cofre.
Cuando se prescinda
de un tahalí que tenga algún
significado especial, se colocará bajo el paño de la bandera retirada de
servicio. Hay tahalíes antiguos cuyas características hacen muy aconsejable guardarlos,
particularmente por el bordado de su Sol o por contener escudos.
Usualmente
las bandas no se preservan.
Las mismas apreciaciones corresponden para las banderas provinciales (subnacionales) y municipales.
Nota: el presente es una actividad del "Programa Rosario Cuna de la Bandera", de la Municipalidad de Rosario
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