Guiones, su función en el Ceremonial
Un titulus romano (Bible History on line)
Por Miguel Carrillo Bascary
Con este post intentaremos
responder una consulta que nos realizan desde la ciudad de bahía Blanca
(República Argentina). Agradecemos mucho este tipo de requerimientos por que se
esta manera podemos acercarnos a las expectativas de nuestros lectores, a
quienes animamos para que lo hagan. Dentro de nuestras posibilidades lo haremos
con la mayor prontitud.
Sobre los guiones
Como primer concepto: los guiones son vexilos que poseen un uso o función específico,
como veremos. Hay dos formas para abordar su estudio; podríamos discutir horas
cuál podría ser la original:
Primera. Tenían como función identificar pequeños
contingentes de combatientes, desde los que traía cada “caballero de pendón y
caldera”, como se decía en aquellos tiempos en España o los que provenían de un
determinado burgo o abadía. De esta forma podríamos señalar que los guiones son emblemas gentilicios o corporativos; forma
con la que actualmente se los emplea. Un temprano ejemplo es el “titulus” de la
Roma clásica.
Segunda. Existe otra acepción que se refiere al “guion del rey”, un vexilo de gran
importancia en el ceremonial monárquico y castrense de la antigüedad, pues su
función era señalar su “augusta” presencia. De hecho constituía la insignia personal del monarca. Por
extensión también se utilizaron (y se siguen usando) otros guiones que indican
la posición de algún persona de alta dignidad nobiliaria; de un funcionario de elevada
jerarquía o de un jefe militar de especial relevancia. Por carácter transitivo;
en los rígidos convencionalismos reales el “guion real” se lo asimila al mismo
rey, de manera que en el colmo del ritualismo se lo trata como si el objeto
fuera el monarca en persona. Veamos como ejemplo el guión usado por los Reyes
Católicos, Fernando de Aragón e Isabel de Castilla (siglo XV).
Anverso y reverso
Función y caracterización
El guion
no es ni una bandera ni un estandarte, es nada más ni nada menos que un
“guion”.
Hoy es un tipo de vexilo de menor categoría, pues no inviste representación de la entidad;
simplemente la anuncia. Dicho de
otra manera, un guion señala presencia o paso de un cuerpo social o de algún
dignatario de gran significación; particularmente en los desfiles cívicos y
ceremonias públicas; generalmente de carácter multitudinario.
Fragmento del titulus de
una cohorte romana
En consecuencia podríamos clasificar los guiones
en: personales o gentilicios, según
identifique a un individuo o a un grupo determinado de ellos.
Remitiéndonos al Ceremonial antiguo, el guion cumple la función del ujier, el
funcionario que anunciaba a grandes voces la llegada a la corte de un personaje
de significación.
Guion de un cuerpo policial
del Perú
Por esto, el
guion debe llevarse siempre enhiesto (en perpendicular al suelo); nunca se
coloca sobre el hombro durante la marcha (como ocurre con las banderas en
muchos países). Como esta posición puede cansar al portador, especialmente en
largas ceremonias, para facilitar su tarea puede utilizarse un arnés especial.
Más aún el portador debe evitar que se bambolee, para permitir que los
observadores puedan leer la identificación pertinente.
Guion de la asociación
gaucha “Los Peraleños” (Jujuy)
Observación. A continuación nos referiremos específicamente a
los guiones institucionales, por ser el objeto de la consulta recibida.
Formas y diseño
Los guiones van colocados en un astil y deben ser rígidos; y para no complicar en demasía al portador son de mucho
menor tamaño que las banderas y los estandartes.
Antiguo guión de un
contingente episcopal del siglo XIII (España)
También podemos hallarlos confeccionados en tela,
como el siguiente ejemplo:
Guión de la “Unión Motera
Halcones Gaditanos”
Eventualmente puede prescindirse del asta, como se ejemplifica en la fotografía que presentamos, pero no es lo habitual:
Desfile en Valle Dorado, Mexico
La naturaleza
de los guiones autoriza que adopten cualquier forma y composición. Habitualmente
se acomodan los usos, las costumbres y los
materiales propios de la zona.
Es obvio que expresen el nombre de la entidad admitiéndose incluso que se apocope según las
habituales convenciones. Es importante que cualquier persona pueda percibir la
designación de la institución, por que esa es su función en la actualidad.
Guion del rancho “El
Herradero”, Jalisco (México)
Por tal motivo la
tipografía tiene que ser lo más clara posible y contar con el volumen
suficiente para que pueda ser leía a simple vista por una persona ubicada a
unos cinco metros del guion, como referencia convencional. Las inscripciones se graban en ambos lados.
Guion de la Esc. Prov. Nº
4, Río Luján
(Campana, prov. Bs. Aires)
Respecto a sus colores, un guion debe ser sobrio, para no confundir a quién desee leerlo.
En cuanto a su
materialidad, reiteramos, las
posibilidades son infinitas: acrílico; metal ligero; cartón; madera; pergamino;
la piel extendida de un animal y hasta un paño (a condición de que se coloque
en un marco, para evitar que su ondear impida la lectura).
Guion del “Fortín Gauchos
de Guemes” de La Viña, Salta
Guion del centro
tradicionalista “El Remanso”
(Casilda, prov. de Santa
Fe)
Posición protocolar del guion
Guion de la Esc. Normal
Superior “Sarmiento”
(San Juan, Argentina)
Teniendo presente lo expuesto hasta aquí, el guion siempre precederá a la delegación
en marcha; ya que reiteramos, su función es anunciar su paso. Por esto
precederá a las banderas que puedan llevar el conjunto; aún al mismísimo
pabellón nacional.
Guión del Instituto Nº1230,
Viña Alta (Perú)
Un caso
práctico. El ingreso de banderas a un recinto cerrado es básicamente un desfile.
Por eso el protocolo determina guardar el siguiente orden: guion; bandera o
estandarte de la entidad; bandera provincial; bandera oficial de la Nación y, al salir se invierte, pero el guion que
siempre va adelante. Esta sutileza puede no ser adecuadamente apreciada por el
común de la población, por lo que no faltará alguna opinión que critique sin
saber la razón de esta precedencia; podría esclarecerse si el locutor indica,
por ejemplo: “Acompañamos con un caluroso
aplauso el paso de las banderas precedidas por los respectivos guiones que
identifican a las delegaciones presentes”.
Guion de la “Federación
Gaucha Jujeña”
Falta de guion
Los guiones institucionales no son esenciales en el Ceremonial actual; por lo tanto no existe
ninguna contraindicación por su falta.
Puede ocurrir que la delegación de una entidad no
sea lo suficientemente numerosa para llevar a una ceremonia: el guion; la
bandera nacional, la provincial y bandera institucional o estandarte. En tal
caso cada institución dispondrá qué elemento privilegiar, alguna se presentará con
el guion y la bandera nacional; otra preferirá llevar a esta última y a la
provincial. Lo esencial es que
siempre debe llevarse la bandera oficial de la Nación.
Algunas observaciones
Debemos considerar un problema específico: hay estandartes que se emplean como si fueran
guiones ya que en su composición se incluye la denominación y hasta la
procedencia de la entidad a la que representan. En estos casos la costumbre
indica que prevalece su función de “señalar presencia” sin que por ello
desaparezca su naturaleza material de estandartes. En consecuencia, cabe
admitir que marchen por delante de la bandera Nacional y de las otras enseñas
que lleve la delegación. Es la excepción
que confirma la regla.
Guión / estandarte del
Centro Gallego de Rosario
Como pauta general los portadores de guiones-estandartes
no llevan acompañantes, lo que sí ocurre en caso de los estandarte propiamente dichos.
Guión de una cofradía
religiosa de España
En principio los
guiones no se bendicen; aunque nada prohíbe hacerlo; la excepción son los
utilizados por corporaciones religiosas, donde la costumbre está ampliamente
arraigada.
Tampoco se requiere ninguna ceremonia formal para
el traspaso del guión entre un
portador saliente y su nuevo encargado de llevarlo. Tampoco se requiere
ceremonia alguna cuando deban ser descartados.
En las oportunidades solemnes, en que las banderas
se colocan en su cuja, los guiones no
necesitan ser elevados, pero la costumbre hace que sus portadores los
levanten.
Finalmente, por su función los guiones sirven como referencia en las concentraciones humanas.
En esto son insustituibles, particularmente cuando impera la desorganización
antes de comenzar un acto o durante la desconcentración. Sus portadores deben
estar atentos y elevarlos lo más posible para que los interesados puedan
sumarse al grupo. Cuando la prisa cobra relevancia se agitarán en forma suave
pero visible para llamar la atención de los desperdigados.
Un ejemplo
ilustrará el criterio: al celebrarse un acontecimiento que reúna numerosas
delegaciones escolares durante el desfile la única referencia que, en
principio, permite identificarlas será el anuncio del locutor; pero si alguno
persona no pudo escucharlo podrá enterarse de cuál es la institución que pasa
frente a ella leyendo el guión que anticipa su paso.
Los guiones y las delegaciones
deportivas o culturales
El tema merece especial consideración porque la
participación de estos conjuntos son verdaderos espectáculos y parte del brillo de sus prolegómenos
consisten en señalar el multifacético origen de los participantes. Los
Juegos Olímpicos son un clásico ejemplo al respecto.
En su origen los guiones que precedían a cada
delegación eran muy sencillos, como resulta del siguiente ejemplo:
Delegación de Chubut (ca.
1940)
En fechas más recientes se imponen presentaciones coloridas e informales,
como en las Olimpiadas realizadas en Brasil (2016):
Guión de la delegación de
Grecia
Los avances
tecnológicos permiten, incluso, un mayor lucimiento de los guiones:
Guión de la delegación de Argentina, Juegos Panamericanos,
Toronto – 2015
Como
vemos, pese a la humildad,
los guiones tienen una función de relevancia en el Ceremonial.
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