La Igualdad, ante todo
Serie: Problemas de Ceremonial
Por Miguel Carrillo Bascary
Es un principio universal del Derecho
Internacional Público que los estados, cualquiera sea su poderío, son esencialmente
iguales entre sí, una regla que se traduce en el ceremonial y el protocolo,
aunque el estado anfitrión goce de lógica preeminencia dentro de su jurisdicción
territorial. Sin embargo, elementales razones de hospitalidad y, digámoslo
también, de buena educación, no avalan que esta preeminencia se haga sentir,
salvo en el orden de colocación.
En consecuencia ha desaparecido todo derecho a
pretender que los símbolos de un estado de menor poderío deban saludar a uno de
mayor entidad.
Los ceremonialistas conocen bien este principio
de igualdad, que se traduce naturalmente en el uso de los símbolos nacionales,
particularmente, en sus banderas.
Por eso, cuando se exhiben múltiples enseñas éstas
deben ser iguales entre sí, tanto en sus paños como en sus accesorios. Dicho de
otra manera, ninguna puede ser de un género de mayor riqueza que el resto, ni
de mayores dimensiones; ni estar colocada en un mástil de mayor altura que
otras; etc.
Dos casos prácticos
Como herramienta didáctica suele ser mejor
mostrar un mal ejemplo que uno bueno, en consecuencia mostramos dos fotografías
donde la diferencia entre banderas es tal que choca a la vista, razón de sobra
que debió advertir del error a los responsables de componer el ámbito donde se
exhiben.
Foto 1: No se advierte un orden lógico en
la colocación, pareciera que el “i-responsable” de la colocación se limitó a
sumar banderas. Mientras, la enseña de España posee un largo evidentemente superior
al del resto, lo que desentona totalmente.
Foto 2: En esta toma las falencias se
multiplican. Las diferencias son muy notorias, pero cumplimos en señalarlas:
a)
Pareciera
que todas las enseñas están presentadas con expansores internos para permitir
un mejor lucimiento de sus atributos, con excepción de la España que por su
omisión se presenta como “angostada”.
b)
Las
de España y de Colombia tienen corbatas, no así el resto; mientras que la de
Brasil se distingue por poseer cordones.
c)
La
mayoría son banderas nacionales, aunque la de Colombia ha sido reemplazada
inadecuadamente por la insignia presidencial de este país. En este punto el
principal problema es una bandera “colada” pues no representa a ningún estado
nacional, es la azul y roja con un torreón en su centro (ignoramos si
representa a una ciudad; a una entidad privada o a una subunidad política). No
debería estar entremezclada con las restantes.
d)
Precisamente
esta bandera del torreón y la de Haití tienen astas rematadas en esferas,
mientras que el resto utiliza espontones (lanza con flasaguarda)
e)
Las
banderas de Haití y la colombiana son de mayor largo que las otras.
f) Si se observa con cuidado se verá que la divisa colombiana sobresale respecto de las otras, posición que consagra un privilegio chocante.
g) Los invito ahora a considerar el diferente largo de las astas, donde la de mayor altura corresponde a Haití y la más pequeñas es la británica.
h) Finalmente, el orden de exhibición no es
correcto; al parecer ni siquiera hay orden, las enseñas se presentan
entremezcladas.
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