“La Bandera del Ejército de los Andes – Reflexiones sobre la carta que explica su
confección”
Libros Notables
Portada
de su primera edición
Por Miguel Carrillo Bascary
El diseñador bonaerense Francisco Gregoric y el
investigador residente en Bariloche, Mario Golman; ambos vexilólogos de nota,
nos ofrecen el resultado de sus desvelos en esta notable obra que contribuye a
clarificar uno de los misterios más apasionantes de la Historia argentina.
Antecedentes
del tema
Se sabe que el
general José de San Martín, libertador de Chile y Perú, considerado “padre de
la patria” de Argentina, se distinguió como un excelso estadista pero brilló,
más aún, como militar. El ejecutó el notable plan de formar un ejército de alta
potencialidad y lo hizo cruzar la formidable barrera de la cordillera de los
Andes. Con él derrotó a las fuerzas coloniales que dominaban Chile. Formó
también una escuadra con la que su ejército llegó al Perú, para vencer el
poderío español asentado en su virreinato y dar la independencia a este pueblo.
La preparación
de su ejército se cumplió en Cuyo (actuales provincias de Mendoza; San Juan y
San Luis) y próximo a iniciar su campaña San Martín enfrentó una decisión
crucial que tenía un profundo significado político: debía dar una bandera a sus
huestes.
San Martín era
entonces gobernador de la provincia de Cuyo, en el ámbito de la entidad
política que llevaba el nombre de “Provincias Unidas en Sudamérica” y que más
tarde evolucionará hasta formar la República Argentina[i].
El gobierno del Directorio lo había investido de esa autoridad que le otorgó el
marco de legalidad necesario a su expedición libertadora. No era un ejército
destinado a la conquista, sino uno de los brazos armados de los americanos con
los que se buscaba sacudir el yugo colonial de todo el continente. En sus filas
se alistaban efectivos predominantemente nacidos en las Provincias Unidas, pero
también muchos chilenos que habían emigrado precipitadamente y sin recursos, luego
que el proyecto revolucionario trasandino cayó derrotado en Rancagua.
Las Provincias
Unidas habían declarado su independencia política el 9 de julio de 1816, pocos
días más tarde adoptaron como bandera aquella que espontáneamente se venía
utilizando; tenía tres franjas horizontales (celeste, blanca y celeste).
Parecía lógico que el ejército expedicionario usara la misma pero San Martín no
quería dar lugar a ninguna interpretación que afectara la identidad de los
chilenos y que pudiera hacer pensar en una invasión extranjera a las tierras
trasandinas.
Fue entonces que
San Martín, como capitán general y gobernador de Cuyo apeló a una antigua
facultad que el derecho español reconocía a la autoridad que investía: dar una
bandera a su ejército; con ella protagonizaría la gesta libertadora de Chile.
Era el 5 de enero de 1817.
Nació entonces la “bandera del Ejército de los Andes”, que identificó
esta fuerza en las acciones militares posteriores y tremoló en los episodios
cívico/políticos que implicaron la declaración de la independencia de Chile.
Bandera
del Ejercito de los Andes, tal como se exhibe hoy
La
reliquia histórica
La historia de
tan gloriosa insignia es verdaderamente compleja. Luego de la campaña
libertadora quedó en Chile pues San Martín continuó su periplo de gloria con
otra bandera que representaba a los pueblos de Argentina, Chile y Perú. A
mediados del siglo XIX se la recuperó en azarosas circunstancias. Fue
reconocida como una verdadera reliquia
patria de primera magnitud. Hoy se conserva en el memorial que la honra, en la ciudad de Mendoza (Argentina)
Con toda lógica
fue resignificada como bandera oficial
de la provincia de Mendoza[ii]
y también es la insignia institucional
del Ejército Argentino.
Las
circunstancias de su creación no están claras; no se ha conservado
documentación. Muchos acontecimientos enrarecen su historia. Como testimonio
material de su época la pieza textil ha
sufrido mucho, hoy se encuentra reducida poco más que al espacio que ocupa
el escudo que porta, bordado en cada uno de los pliegos. Este blasón es
semejante al que hoy identifica a la República Argentina que fue adoptado por
la Asamblea General Constituyente en 1813; pero no es igual, lo que permite
caracterizarlo como “escudo del Ejército de los Andes”.
Una
carta y un difundido relato
En 1929 del “Museo
Histórico Nacional” (Argentina) adquirió una carta fechada en 1856 atribuida a Laureana Ferrari de Olazábal,
quién hace recordar a su esposo en qué circunstancias participó en la
confección de esta bandera, en compañía de otras, un grupo que la historia
argentina recuerda como “las patricias mendocinas”. El conocimiento general
difundió esta versión que fue “canonizada” por la historiografía oficial en
textos; monumentos y otras manifestaciones. Hasta tal punto llega esta difusión
que un gran mural marmóreo alegórico recrea el episodio de “Las damas
mendocinas cosen la bandera del Ejército de los Andes”, que luce en el magnífico
“Monumento Nacional a la Bandera”, sito en la ciudad de Rosario.
Sin embargo
existe otra versión mucho menos difundida que confronta la anterior a partir de
un documento datado en 1830 que fue analizado por el historiador Esteban Fontana en 1966 pero que muy
pocos conocen fuera de un reducidísimo número de especialistas.
Sabemos que más
allá de emotivos recuerdos y sentires la
Historia se construye con documentos y otros objetos materiales, las
tradiciones pueden complementarlos, pero nunca deberían imponerse a las
verdades objetivadas en los vestigios del pasado; aunque los intereses ideológicos o historiográficos sean muy poderosos.
La
obra y su trayecto
El libro que Gregoric
y Golman aportan a la historiografía argentina expone con rigor de verdaderos peritos forenses sobre la forma y contenido de esa
misiva.
En su ensayo los
autores dicen haberse fijado los siguientes objetivos:
·
Realizar un estudio crítico y completo del manuscrito
·
Intentar validare las pautas de preparación de la
enseña descripta en el documento con aquella que se exhibe en Mendoza
Golman y
Gregoric nos presentan sus reflexiones sobre el papel, la tinta, la caligrafía
y analizan, muy especialmente, el contenido de aquella carta. Por momentos
pareciera un relato detectivesco del que
hacen cómplice al lector.
Con estilo
directo y despojado, fácilmente entendible para el profano, nos conducen por
sus hipótesis y planteos; exponen nuevos interrogantes y llegan a conclusiones sorprendentes utilizando
como método el cruzamiento y cotejo de fuentes de variado tipo. Además, tienen
bien presente el informe elaborado por el
grupo de especialistas que trabajó en la restauración de la enseña durante
el año 2011, lo que arrojó resultados sumamente novedosos. La cuidada edición
se completa con un apéndice fotográfico a todo color, la reproducción de
documentos y una amplia bibliografía.
En definitiva, recomendamos ampliamente esta publicación
que puede conseguirse en librerías de la
ciudad de Bs. Aires; Corrientes; Resistencia, Córdoba; Guaymallén (Mendoza),
Mendoza, ciudad; Mar del Plata; Rosario (Corrientes al 800 y Córdoba al 900) y
Santa Fe.
El ensayo de
Gregoric y Golman es hoy de consideración imprescindible para todos los que
estudian la gesta sanmartiniana.
Los
autores:
Mario
Golman expuso sus investigaciones vexilológicas de muchos años en su obra
“Enigmas sobre las primeras banderas argentinas, una propuesta integradora”
(2007) que reeditó y completó tiempo más tarde. Ha concretado verdaderas peregrinaciones,
investigando la temática y difundiendo su prédica por diversas ciudades del
país dando a conocer sus conclusiones en conferencias y jornadas. Fue
distinguido por prestigiosas instituciones como la “Asociación Gaucha Jujeña”;
la “Dirección General del Monumento a la Bandera” y el “Instituto Belgraniano
de Rosario”, entre otras. Es contador graduado en la Universidad de Bs. Aires. Como docente se
desempeñó en la Facultad de Ciencias Económicas de la universidades de Buenos Aires
y en la sede Bariloche de la Universidad FASTAS (Fraternidad de Agrupaciones
Santo Tomás de Aquino). Publicó numerosos artículos sobre la Bandera argentina
y demás símbolos patrios. Es columnista de redacción de la revista “Rosario,
su historia y región” y conferencista en temas de Vexilología y de Historia
argentina.
Francisco Gregoric, es diseñador industrial egresado de la Univ. de Bs.
Aires. Es miembro de la “Asociación Vexilológica Argentina”; participó en numerosas
actividades académicas en Argentina y en el exterior. Fue jurado en los
concurso reunidos para definir las banderas de las ciudades de Tres de Febrero y
Cañuelas (provincia de Bs. Aires), también asesoró al jurado que definió la enseña de Río Gallegos (provincia de Santa Cruz). Es el
ilustrador del actual modelo patrón de la “Bandera Nacional de la Libertad
Civil” oficializado por la Ley provincial de Jujuy Nº5772 de 2013 que la
definió como bandera provincial, y en la ley Nacional Nº27.134 de 2015 que la
reconoció como símbolo nacional histórico de la República Argentina. Se le deben diversos artículos e
ilustraciones que constan en numerosas publicaciones especializadas, entre
ellas: las revistas “Todo es Historia” e
“Historia”, de Argentina y “Serga”
de España; los boletines “Estandarte”,
de la Asociación Argentina de Vexilología y “Banderas”, de la Sociedad Española de Vexilología, entre otros. Es
uno de los ilustradores del libro “Las
Banderas de los Argentinos. 200 Años de Historia”, de Juan Manuel Peña y
José Luis Alonso publicado por FATE /ALUAR en 2009, donde también participó en
el anexo que historió la evolución de la representación del Sol en la Bandera
argentina.
Notas
[i] La denominación “Provincias Unidas del Río de la
Plata” aún hoy es uno de los nombres oficiales del estado más comúnmente
conocido como “Argentina”, así lo determina el artículo 35 de su Constitución
nacional.
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