viernes, 18 de marzo de 2016

Un fraude histórico al descubierto

“La  Bandera del Ejército de los Andes – Reflexiones sobre la carta que explica su  confección”

Libros Notables

 Portada de su primera edición

Por Miguel Carrillo Bascary

El diseñador bonaerense Francisco Gregoric y el investigador residente en Bariloche, Mario Golman; ambos vexilólogos de nota, nos ofrecen el resultado de sus desvelos en esta notable obra que contribuye a clarificar uno de los misterios más apasionantes de la Historia argentina.

Antecedentes del tema

Se sabe que el general José de San Martín, libertador de Chile y Perú, considerado “padre de la patria” de Argentina, se distinguió como un excelso estadista pero brilló, más aún, como militar. El ejecutó el notable plan de formar un ejército de alta potencialidad y lo hizo cruzar la formidable barrera de la cordillera de los Andes. Con él derrotó a las fuerzas coloniales que dominaban Chile. Formó también una escuadra con la que su ejército llegó al Perú, para vencer el poderío español asentado en su virreinato y dar la independencia a este pueblo.
La preparación de su ejército se cumplió en Cuyo (actuales provincias de Mendoza; San Juan y San Luis) y próximo a iniciar su campaña San Martín enfrentó una decisión crucial que tenía un profundo significado político: debía dar una bandera a sus huestes.
San Martín era entonces gobernador de la provincia de Cuyo, en el ámbito de la entidad política que llevaba el nombre de “Provincias Unidas en Sudamérica” y que más tarde evolucionará hasta formar la República Argentina[i]. El gobierno del Directorio lo había investido de esa autoridad que le otorgó el marco de legalidad necesario a su expedición libertadora. No era un ejército destinado a la conquista, sino uno de los brazos armados de los americanos con los que se buscaba sacudir el yugo colonial de todo el continente. En sus filas se alistaban efectivos predominantemente nacidos en las Provincias Unidas, pero también muchos chilenos que habían emigrado precipitadamente y sin recursos, luego que el proyecto revolucionario trasandino cayó derrotado en Rancagua.
Las Provincias Unidas habían declarado su independencia política el 9 de julio de 1816, pocos días más tarde adoptaron como bandera aquella que espontáneamente se venía utilizando; tenía tres franjas horizontales (celeste, blanca y celeste). Parecía lógico que el ejército expedicionario usara la misma pero San Martín no quería dar lugar a ninguna interpretación que afectara la identidad de los chilenos y que pudiera hacer pensar en una invasión extranjera a las tierras trasandinas.
Fue entonces que San Martín, como capitán general y gobernador de Cuyo apeló a una antigua facultad que el derecho español reconocía a la autoridad que investía: dar una bandera a su ejército; con ella protagonizaría la gesta libertadora de Chile. Era el 5 de enero de 1817.
Nació entonces la “bandera del Ejército de los Andes”, que identificó esta fuerza en las acciones militares posteriores y tremoló en los episodios cívico/políticos que implicaron la declaración de la independencia de Chile.

Bandera del Ejercito de los Andes, tal como se exhibe hoy

La reliquia histórica

La historia de tan gloriosa insignia es verdaderamente compleja. Luego de la campaña libertadora quedó en Chile pues San Martín continuó su periplo de gloria con otra bandera que representaba a los pueblos de Argentina, Chile y Perú. A mediados del siglo XIX se la recuperó en azarosas circunstancias. Fue reconocida como una verdadera reliquia patria de primera magnitud. Hoy se conserva en el memorial que la honra, en la ciudad de Mendoza (Argentina)
Con toda lógica fue resignificada como bandera oficial de la provincia de Mendoza[ii] y también es la insignia institucional del Ejército Argentino.

Las circunstancias de su creación no están claras; no se ha conservado documentación. Muchos acontecimientos enrarecen su historia. Como testimonio material de su época la pieza textil ha sufrido mucho, hoy se encuentra reducida poco más que al espacio que ocupa el escudo que porta, bordado en cada uno de los pliegos. Este blasón es semejante al que hoy identifica a la República Argentina que fue adoptado por la Asamblea General Constituyente en 1813; pero no es igual, lo que permite caracterizarlo como “escudo del Ejército de los Andes”.

Una carta y un difundido relato

En 1929 del “Museo Histórico Nacional” (Argentina) adquirió una carta fechada en 1856 atribuida a Laureana Ferrari de Olazábal, quién hace recordar a su esposo en qué circunstancias participó en la confección de esta bandera, en compañía de otras, un grupo que la historia argentina recuerda como “las patricias mendocinas”. El conocimiento general difundió esta versión que fue “canonizada” por la historiografía oficial en textos; monumentos y otras manifestaciones. Hasta tal punto llega esta difusión que un gran mural marmóreo alegórico recrea el episodio de “Las damas mendocinas cosen la bandera del Ejército de los Andes”, que luce en el magnífico “Monumento Nacional a la Bandera”, sito en la ciudad de Rosario.
Sin embargo existe otra versión mucho menos difundida que confronta la anterior a partir de un documento datado en 1830 que fue analizado por el historiador Esteban Fontana en 1966 pero que muy pocos conocen fuera de un reducidísimo número de especialistas.

Sabemos que más allá de emotivos recuerdos y sentires la Historia se construye con documentos y otros objetos materiales, las tradiciones pueden complementarlos, pero nunca deberían imponerse a las verdades objetivadas en los vestigios del pasado; aunque los intereses ideológicos o historiográficos sean muy poderosos.

La obra y su trayecto

El libro que Gregoric y Golman aportan a la historiografía argentina expone con rigor de verdaderos peritos forenses sobre la forma y contenido de esa misiva.
En su ensayo los autores dicen haberse fijado los siguientes objetivos:
·        Realizar un estudio crítico y completo del manuscrito
·        Intentar validare las pautas de preparación de la enseña descripta en el documento con aquella que se exhibe en Mendoza

Golman y Gregoric nos presentan sus reflexiones sobre el papel, la tinta, la caligrafía y analizan, muy especialmente, el contenido de aquella carta. Por momentos pareciera un relato detectivesco del que hacen cómplice al lector.
Con estilo directo y despojado, fácilmente entendible para el profano, nos conducen por sus hipótesis y planteos; exponen nuevos interrogantes y llegan a conclusiones sorprendentes utilizando como método el cruzamiento y cotejo de fuentes de variado tipo. Además, tienen bien presente el informe elaborado por el grupo de especialistas que trabajó en la restauración de la enseña durante el año 2011, lo que arrojó resultados sumamente novedosos. La cuidada edición se completa con un apéndice fotográfico a todo color, la reproducción de documentos y una amplia bibliografía.

En definitiva, recomendamos ampliamente esta publicación que puede conseguirse en librerías de la ciudad de Bs. Aires; Corrientes; Resistencia, Córdoba; Guaymallén (Mendoza), Mendoza, ciudad; Mar del Plata; Rosario (Corrientes al 800 y Córdoba al 900) y Santa Fe.
El ensayo de Gregoric y Golman es hoy de consideración imprescindible para todos los que estudian la gesta sanmartiniana.
Los autores:


Mario Golman expuso sus investigaciones vexilológicas de muchos años en su obra “Enigmas sobre las primeras banderas argentinas, una propuesta integradora” (2007) que reeditó y completó tiempo más tarde. Ha concretado verdaderas peregrinaciones, investigando la temática y difundiendo su prédica por diversas ciudades del país dando a conocer sus conclusiones en conferencias y jornadas. Fue distinguido por prestigiosas instituciones como la “Asociación Gaucha Jujeña”; la “Dirección General del Monumento a la Bandera” y el “Instituto Belgraniano de Rosario”, entre otras. Es contador graduado en la Universidad de Bs. Aires. Como docente se desempeñó en la Facultad de Ciencias Económicas de la universidades de Buenos Aires y en la sede Bariloche de la Universidad FASTAS (Fraternidad de Agrupaciones Santo Tomás de Aquino). Publicó numerosos artículos sobre la Bandera argentina y demás símbolos patrios. Es columnista de redacción de la revista “Rosario, su historia y región” y conferencista en temas de Vexilología y de Historia argentina.


Francisco Gregoric, es diseñador industrial egresado de la Univ. de Bs. Aires. Es miembro de la “Asociación Vexilológica Argentina”; participó en numerosas actividades académicas en Argentina y en el exterior. Fue jurado en los concurso reunidos para definir las banderas de las ciudades de Tres de Febrero y Cañuelas (provincia de Bs. Aires), también asesoró al jurado que definió la enseña de Río Gallegos (provincia de Santa Cruz). Es el ilustrador del actual modelo patrón de la “Bandera Nacional de la Libertad Civil” oficializado por la Ley provincial de Jujuy Nº5772 de 2013 que la definió como bandera provincial, y en la ley Nacional Nº27.134 de 2015 que la reconoció como símbolo nacional histórico de la República Argentina. Se le deben diversos artículos e ilustraciones que constan en numerosas publicaciones especializadas, entre ellas: las revistas “Todo es Historia” e “Historia”, de Argentina y “Serga de España; los boletines “Estandarte”, de la Asociación Argentina de Vexilología y “Banderas”, de la Sociedad Española de Vexilología, entre otros. Es uno de los ilustradores del libro “Las Banderas de los Argentinos. 200 Años de Historia”, de Juan Manuel Peña y José Luis Alonso publicado por FATE /ALUAR en 2009, donde también participó en el anexo que historió la evolución de la representación del Sol en la Bandera argentina.


Notas

[i] La denominación “Provincias Unidas del Río de la Plata” aún hoy es uno de los nombres oficiales del estado más comúnmente conocido como “Argentina”, así lo determina el artículo 35 de su Constitución nacional.
[ii] Me honra manifestar que la ley respectiva se aprobó a partir de la iniciativa del subscripto.

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