Dignos portadores del símbolo
Gaucho jujeño con bandera argentina (Foto: Diario El Tribuno, Jujuy)
Por Miguel Carrillo Bascary
Introducción
Las
tradiciones rurales tienen una fuerte impronta emocional y cultural en todos
los pueblos. En Argentina, la figura del gaucho fue magistralmente reflejada en
la inmortal obra de José Hernández, el “Martín Fierro”. Es el prototipo del
hombre libre, consustanciado con su tierra, emblema de una cultura en donde el
caballo es parte misma de todos los aspectos de la vida.
Más
allá de los particularismos determinados por las diversas regiones los vaqueros de todo el mundo comparten
valores y tradiciones que hoy tienen plena vigencia. El gaucho argentino;
uruguayo; del Sur brasileño y del Paraguay, de los llanos de Bolivia, el huaso
chileno, los llaneros de Colombia y Venezuela, los morocuchos, chalanes y
qorilazos de Perú; los chagras de Ecuador; los charros de México; por supuesto
que los cowboys de Norteamérica; los pantaneiros y vaqueiros del Brasil; así
como los vaqueros que hallamos en las grandes llanuras de Europa y de Asia; de
España; Australia y aún del Este de África son paradigmas íntimamente
afianzados con su medio ambiente y con los diversos perfiles de una vida y
cultura ganadera. Tampoco podemos olvidar a los jinetes de las estepas y
desiertos, que comparten una misma esencia con todos los mencionados.
Esta
realidad tan propia se enlaza fuertemente con la identidad de las naciones que
se enorgullecen de su herencia vaquera; por ello es habitual que los hombres de
a caballo participen activamente en diversas conmemoraciones y fiestas típicas.
Es lógico también que durante estas intervenciones se exhiban banderas
nacionales y regionales, lo que determina la oportunidad de analizar ciertos
aspectos del ceremonial vexilológico, desde la particular perspectiva de los
jinetes.
Convengamos
que hay ciertas peculiaridades que definen el ceremonial de banderas cuando
éstas son paseadas a caballo.
El presente y otros futuros aportes
Las
reflexiones que formularemos en este y en futuros post tienen por destinatarios a todos los gauchos y sus homólogos
en todas las planicies del mundo. A
ellos nuestro sentido homenaje del que no podemos excluir a esas
maravillosas bestias que son los caballos que desde la noche de los tiempos
acompañaron el progreso de la humanidad.
Posición del abanderado
Por
razones de protocolo y tradición la
bandera se sostiene con la diestra (aunque el abanderado sea zurdo), de
manera que la mano quede aproximadamente a la altura del pecho del jinete; su
brazo irá extendido hacia la derecha; a unos veinte centímetros aproximadamente
por delante del plano toráxico. El codo se lleva levemente flexionado, en
ángulo con el asta (bien encastrada en la cuja) y con el eje que forman el
torso y la pierna derecha. El asta va por delante de la pierna. Esta aposición otorga
el mayor control posible sobre el conjunto asta-bandera.
Llevando la "Bandera Nacional de la Libertad Civil", en formato de antiguo uso, donde el largo es mayor que el ancho (Foto: web Jujuy al Momento)
La enseña provincial de Santiago del Estero llevada
por un gaucho (Foto: gauchosdesantiago.blogspot)
Un accesorio fundamental para el abanderado jinete
La cuja es un aditamento
que merece un tratamiento intensivo, porque es fundamental para los abanderados
de a caballo. Su mismo nombre indica que es un elemento cóncavo usado para
encajar allí el regatón del asta-bandera. Su boca debe ser suficientemente
amplia, para que el abanderado pueda retirar el asta de su encastre en caso
necesario.
Cuja de cuero (Foto:
Miguel Carrillo Bascary)
Cuja elaborada con un cuerno vacuno (Foto: Miguel Carrillo Bascary)
La cuja se coloca
pendiente de la estribera derecha o del mismo estribo, a gusto del usuario. Se
confecciona en suela o cuero crudo, a manera de un cubilete firmemente cosido o
remachado; también podrá ser de madera tallada o formarse con la punta de un
cuerno vacuno.
Se puede ahuecar el cuerno mediante un
procedimiento mecánico de abrasión practicado con una punta aguzada; una mecha
de torno manual o bien, se apelará a la mejor tradición telúrica de colocar el
cuerno fresco (cortado recientemente) en un hormiguero y dejarlo allí varias
semanas hasta que los insectos hayan devorado el interior blando y dejado la
cornamenta lista para el uso buscado. Seguidamente se la enjuaga con lavandina
diluida; luego se repite la operación empleando detergente y agua caliente;
tras lo cuál se deja secar perfectamente durante varias horas; bajo el Sol
fuerte, preferentemente. Después se aplica a pincel un sellador líquido y
finalmente se le da un acabado, con sucesivas manos de cera o laca para
impermeabilizarla y darle mayor duración, esto evitará que genere mal olor. Si
se elige un cuerno que ya está muy seco se hierve en agua entre dos o cinco
horas para que se ablande un poco, lo que permitirá trabajarlo.
Si la cuja de cuero se moja mucho hay que
secarla lo antes posible para evitar que se contraiga y que luego dificulte
introducir el asta.
Si el abanderado es una mujer que monta a la
usanza tradicional,
igual llevará la bandera sobre la derecha del animal, porque esta es la posición
de honor definida por todos los ceremoniales. Para fijar la cuja se colocará un
aditamento a la silla o se fijará en la argolla derecha de la cincha.
Gaucha abanderada montando como mujer, porta la "Bandera Nacional de la Libertad Civil" con el formato definido por la Ley nacional Nº27.134 (Foto: Miguel Carrillo Bascary)
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