25 de Mayo en 1816
Boceto original de la bandera artiguista
preservado en el Museo Histórico de Montevideo
Por Miguel
Carrillo Bascary
Es sabido que el 9 de julio de 1816 se proclamó en Tucumán la
independencia de las “Provincias Unidas de Sudamérica”, mientras que aquellas
de la región Litoral, reunidas en la “Liga de Pueblos Libres”, bajo la hégira
de José Gervasio Artigas no participaron del cónclave (Banda Oriental; Corrientes;
Entre Ríos; Misiones y Santa Fe)
Provincias de la Liga Federal
Por varios años subsistieron ambas entidades en tirante
relación; empero, tanto uno como otro tenían neta conciencia de que
participaban de una sola nacionalidad, sin concreción política de conjunto,
pero con una clara decisión serlo en tanto que compartían raíces; experiencias
culturales y, sobre todo, que eran protagonistas de un designio común de
libertad y desarrollo.
A esta altura de los estudios historiográficos consideramos
probado que la bandera significada por Belgrano como “nacional” en 1812 tuvo
dos segmentos horizontales; blanco el superior y celeste el inferior. No está
claro de qué manera evolucionó hasta que se caracterizó con tres franjas, al par,
surgieron otros diseños con la carga de diversos atributos, pero desde 1813 el
celeste y blanco era ampliamente usado como emblema de la emancipación en
ciernes.
Recién en julio de 1816 las “Provincias Unidas” adoptaron
oficialmente el emblema de tres franjas: celeste, blanco y celeste; al que se
le dio carácter de “bandera menor”, a la espera de que la definición de la
forma de gobierno permitiera incluir atributos que la representaran, en cuyo
caso serían incorporados al paño. Lo definitivo es que esta “bandera menor”
representó a la soberanía de la nueva nación.
En cuanto a las provincias de la “Liga”, desde 1815 se
identificaron con el azul, el blanco y el rojo; formando un pabellón de tres
franjas cruzado por una banda transversal roja, color que con el tiempo
identificó a los partidarios del régimen federal de estado.
Escudo de armas de la Provincia Oriental
Al llegar el aniversario del 25 de Mayo de 1816 debía
celebrarse como fiesta pública según lo había determinado la Asamblea General
Constituyente tres años antes.
Estos festejos eran absolutamente lógicos en las provincias
que pocos meses más tarde suscribirían el acta de Tucumán y se manifestarían en
la Banda Oriental. Si, por el contrario, “Liga Artiguista” hubiera sido el
germen de una nueva nacionalidad, como lo sugieren algunos autores, celebrar el
25 de Mayo en aquellos territorios bajo la conducción de Artigas no habría
tenido mayor sentido.
José G. Artigas
En la oportunidad, las provincias que no participaban de la
“Liga” festejaron haciendo ostentación de enseñas celestes, blancas y celestes, mientras
que estas últimas lo hicieron con la divisa de la banda roja.
La referencia que prueba la realidad de la conmemoración
ocurrida en Montevideo está contenida en “La Lira Argentina”, una compilación
de autor no manifestado, que se editó en 1824 y que permitió preservar
numerosas odas; himnos y poesías de los primeros años del proceso emancipador
en las regiones del Plata. Por nuestra parte consultamos su segunda edición,
datada en 1934. Allí, en la página 138 se transcribe una “Canción Patriótica”,
sin que tampoco se exprese su autor, la pieza alude al fasto del 25 y comienza
con los siguientes versos:
“Al Sol que brillante
Y fausto amanece
Aromas y cantos
América ofrece”
Al pie hay una nota que explica las circunstancias donde esta
poesía fue declamada la que evidentemente alude a la bandera del artiguismo;
dice así:
“Al amanecer
estuvieron formados en derredor de este espectáculo tan interesante para las
almas libres, los niños de las escuelas públicas, que se habían dirigido a ese
sitio marchando en columnas al compás de tambor y pito, tocados diestramente
por dos de los mismos jóvenes, trayendo todos el gorro encarnado, vestido
cívico y bandera tricolor”.
En realidad, la cita consignada proviene de una fuente más
antigua, la “DESCRIPCION DE LAS FIESTAS Cívicas, celebradas en la capital de
los pueblos Orientales el veinte y cinco de Mayo de 1816” ; tal el título del opúsculo impreso en Montevideo, lo
que nos permite situar el homenaje en el fasto correspondiente al año 1816.
Allí se consigna:
“El día 24 [víspera de la fecha patria] al
salir el sol aparecieron enarbolados los pabellones de la provincia en todos
los parajes tonificados [¿fortificados?] de
la ciudad, y principalmente en la Casa Consistorial, cuyo ejemplo fue seguido
inmediatamente por todos los patriotas, que se apresuraron a fijar en sus
respectivas casas este brillante signo de la república.
La plaza principal se
manifestó en sus cuatro ángulos adornada de varios arcos de laurel, de olivo y
flores con que estaban vestidos y matizados. En cada uno de ellos se veía
colocada una bandera, perteneciente a las naciones neutrales: Inglaterra,
Francia, Norte-América [Estados
Unidos] y la de nuestros hermanos los confederados
de Venezuela; en medio de la cuadra la Portuguesa, y enfrenté la Oriental [se
refiera a la artiguista].
La fachada de la Casa Capitular estaba
vistosamente adornaba con varios arcos, y en el principal un balcón cubierto de
preciosos damascos [se refiere a la tela así denominada], destinado a sostener el árbol de la
Libertad, que se miraba con un hermoso gorro tricolor […] A las siete rompió la música en la Recova,
donde se sirvió desde esta hora hasta el mediodía un almuerzo abundante, y
licores en varias mesas preparadas para los concurrentes de todas clases [sociales].
A las ocho apareció en el mismo paraje la esquela pública de la ciudad
con ordenado paso militar, trayendo cada niño en la mano la reseña [enseña]
de la Libertad, que batieron al aire en
el acto de entonar la canción patriótica; siendo después obsequiados
generosamente por el señor fiel ejecutor·” [miembro del
Cabildo, encargado de la inspección y fiscalización económica de la corporación] […]
“Para la celebración del día veinte y cinco estaba erigida en mitad de
la plaza una alta y majestuosa pirámide, circundada de galería y primorosos
balaustres, presentando en sus fachadas [las caras de la
pirámide] los colores blanco, azul y encarnado y
sentado en la cúspide el gran gorro de la Libertad” […]
“Al amanecer estuvieron formados en derredor
de este espectáculo, tan interesante para las almas libres, los niños de la
escuela pública, que se habían dirigido a este sitio marchando en columna al
compás de tambor y pito, tocados diestramente por dos de los mismos jóvenes,
trayendo todos; el gorro encarnado, vestido cívico, y banderitas tricolor”.
Luego se reseña la ceremonia
religiosa (el Te Deum) que se cantó en
acción de gracias a Dios por la feliz concreción del acto que inició el proceso
emancipador. El texto sigue describiendo los actos:
“Concluida
la función, el Excelentísimo Cabildo y todo el acompañamiento hizo alto delante
de la pirámide, en cuyas gradas estaban repartidos los niños de todas las
escuelas, manteniendo cada uno la[s] bandera[s]
tricolor[es], que tremolaban al entonar el coro sus respectivas canciones. La escuela
principal se distinguía por un lazo tricolor, que llevaban los niños en el
brazo izquierdo”.
Esta relación muestra una
continuidad con las manifestaciones del poder que eran propias del régimen
español, en cuanto al armado de una escenografía transitoria; adopción de
vestimentas particulares; presencia de autoridades en conjunto con el pueblo.
La novedad radicaba en el reemplazo de toda alusión a la monarquía con la
exaltación de la libertad patentizada en los símbolos; las referencias al Sol;
y el compartir estas manifestaciones de soberanía política con las banderas de
otros estados del mundo.
La publicación puede hallarse en el link: http://liberalism-in-americas.org/157/42/A00157.pdf
Quienes accedan al mismo podrán apreciar el relato con mucho provecho.
Estas trascripciones revelan como uno de los actos
celebratorios más significativos con que se aludió al fasto, a la reunión de niños cantando al Sol naciente del 25 de Mayo, una imagen teñida del
imaginario inspirado en la Revolución Francesa. Es obvio que la “bandera
tricolor” a la que se refiere el comentarista, es la artiguista, por cuanto el
relato se centra en Montevideo.
Esto nos demuestra, sin lugar a dudas que en 1816, al menos
en la ciudad capital de la provincia Oriental las solemnidades incluyeron las banderas
tricolores empleadas por la “Liga de los Pueblos Libres”, previsiblemente lo
mismo ocurrió en otras poblaciones ubicadas en el territorio que dependía de
ella y en aquellas otras provincias que estaban bajo influencia del artiguismo.
Escudo oriental que
ornamenta la publicación
Sobre “La Lira Argentina”
A quienes se interesen
por leer tan interesante como poco hallable obra les recomendamos una copia formato
pdf a la que puede accederse desde la “Biblioteca Virtual Universal”: http://biblioteca.org.ar/libros/131462.pdf
Portada de la publicación
Concluyendo
El relato evidencia que aquellas provincias que se nucleaban
en la “Liga Federal” en el año 1816 celebraron el 25 de Mayo de con ceremonias
de gran unción; de esta manera podemos afirmar que:
- Reconocían como propio el movimiento que
culminó el 25 de Mayo de 1810.
- Interpretaban que fue un grito de
libertad respecto del poder realista.
- Mostraban que se trató de un
acontecimiento netamente popular, merecedor de ser trasmitido a las jóvenes
generaciones
- Revela que estas provincias compartían la
identidad rioplatense, más allá de las ocasionales diferencias políticas que
habían determinado no participar del Congreso reunido por entonces en Tucumán.
Como símbolos se empleó una pirámide erigida en la plaza; gorros
frigios y, con profusión, la bandera adoptad por la tendencia federal inspirada por Artigas.