Nuestra
Señora del Rosario y sus banderas
Nuestra Señora del Rosario, de la Reconquista y de la Defensa
Por Miguel Carrillo Bascary
Es antiquísima la devoción popular por
la advocación mariana de Nuestra Señora
del Rosario, patrona de España y de las Indias; de la que fue tan devoto el
general Manuel Belgrano. A su vez, numerosas entidades políticas; religiosas y
civiles le reconocen su patronazgo.
Durante la Primera Invasión Inglesa al Río de la Plata (1806), Santiago de
Liniers, líder de la resistencia y factótum
de la derrota británica hizo voto a esta Virgen en procura del éxito de su
campaña. El comandante Beresford se rindió ante Liniers el 12 de agosto de 1806
y doce días más tarde, el vencedor ofrendó
a Ntra. Señora del Rosario las banderas conquistadas a los invasores, varias
de ellas todavía pueden verse en el camarín que le está dedicado en el templo
anexo al Convento Dominico dedicado a esa advocación; en esquina formada por la
avenida Belgrano y la calle Defensa, ciudad de Bs. Aires.
La primera torre, bajo la campana se observan los "impactos"
Desde entonces se reconoció a la
imagen que venerada como “Nuestra Señora
del Rosario y de la Reconquista y la Defensa” y mereció el tributo de sus fieles,
particularmente en ocasión de su fiesta, el 7 de octubre. La histórica imagen fue construida en Perú y tras
permanecer un tiempo en la Catedral porteña se la entronizó en el templo
dominico en 1586. En 1922 se la coronó solemnemente. Sin embargo, le aguardaba una
amarga vicisitud.
El altar del Camarín, los pórticos laterales llevan a las banderas
Ingreso a la galería donde se exhiben las banderas
El objetivo de la entrada de hoy es triple:
1) El primer
propósito es brindar noticia sobre el
histórico templo, para circunstanciar el lugar donde se reservan las
históricas banderas.
Pertenece a la Orden
de Santo Domingo Guzmán, una de las más antiguas de la Iglesia Católica. Los
primeros frailes llegaron a Buenos Aires en 1600 y a poco comenzó la
construcción del convento. La Orden desarrolló ingente actividad hasta que en
1822 fue disuelta por la reforma orientada por Rivadavia; quien instaló en el
convento el primer Museo de Ciencias Naturales, el Observatorio Astronómico. La
Orden retomó su presencia en el lugar en 1835, durante la gobernación de Rosas.
La piedra
fundamental del templo se colocó en 1750 y la construcción se prolongó
hasta 1779. Primeramente, se construyó la torre derecha, la misma que soportó
la metralla durante la lucha en las Invasiones Inglesas, pocas décadas más
tarde, los fragmentos originales de los proyectiles fueron sustituidos por
símiles en madera, para evitar su desprendimiento. La segunda se agregó hacia
1849.
Los padres del general Manuel Belgrano fueron terciarios dominicos y él mismo dejó expresado
en su testamento el deseo de ser enterrado en el lugar. Así se hizo, en su
atrio, bajo una humilde lápida grabada tomada de una cómoda familiar, hasta que
en 1903 se erigió el mausoleo que guarda
las cenizas del prócer, el que destaca en toda su magnitud. Otras modestas lápidas señalan el lugar en que se inhumó a su madre y a su padre.
El mausoleo de Belgrano, a poco de su inauguración
Testimonio de la inhumación de los padres de Belgrano
(escalinata que lleva al presbiterio, lado derecho)
También se encuentran en la parte trasera del Camarín las tumbas de Martín
de Alzaga, alcalde de Bs. Aires, héroe de la Reconquista y ajusticiado
luego por su fidelidad al rey y los generales de la Independencia: Antonio
González Balcarce y José Matías Zapiola.
Conocido es que, en el año 1955, en el marco de la
persecución que sufría la Iglesia, se generó un agresivo clima que culminó en
la noche del 16 de junio cuando fueron deliberadamente incendiados doce
templos en la ciudad de Bs. Aires entre los que se encontraba,
precisamente, el de Nuestra Señora del Rosario.
No es nuestro propósito referirnos a tan dramáticos
momentos de nuestra historia reciente. Terribles circunstancias que parecen
haberse borrado de la memoria social. Quizás sea mejor así. De todas maneras,
en Internet hay numerosos testimonios, de variopintas características, los
interesados pueden recurrir a estas fuentes.
Según referencias de la época los daños experimentados
en 1955 fueron cuantiosos ya que las puertas se clausuraron para que las llamas
no pudieran ser combatidas; sus murales; mosaicos venecianos; frescos y cielos
rasos quedaron devorados por las llamas.
Sector central de la nave donde se hallaba el Altar Mayor
Se
destruyeron totalmente los
altares dedicados Santo Tomás de Aquino, San Vicente Ferrer; el del Cristo del
Buen Viaje; y el retablo del Altar Mayor; el gran órgano de tubos; los
confesionarios; la sillería colonial y los bancos. Otros altares y numerosas
imágenes sufrieron gravísimos daños.
El Cristo del Buen Viaje, mutilado y quemado
Una pérdida
invaluable fue el gran cuadro de los Santos Fundadores, pintado en 1762,
que conservaba las perforaciones causadas por las balas que impactaron en él
durante la lucha en las Invasiones Inglesas.
Se
profanaron los sagrarios;
desaparecieron vasos sagrados; candelabros y otros objetos de culto; las
alcancías fueron violadas y las urnas que contenía restos de personas ilustres
fueron abiertas.
Algunos de los sacrílegos
Los daños y
saqueos se extendieron a la sacristía y al claustro, incluso a la sede del Instituto Nacional Belgraniano instalada en una
dependencia lateral, que también quedó arrasada, la mayor parte de la documentación histórica se perdió.
La sede del Instituto Belgraniano, devastada
2) Reseñar las banderas ofrendadas a la Virgen
Los trofeos de
la Reconquista (un par de banderas del Regimiento 71, regimental colors, un guion de la misma unidad, una de la Infantería de Marina y la última, que es una Union Flag, atribuida
a la fragata Justine o al cuartel de
El Retiro, lo que se discute) a los que se sumaron luego dos estandartes de la
caballería realista, conquistados por
Belgrano y ofrendados a la Virgen del Rosario.
La Unión Flag de cuestionado origen
Regimental Colors del 71, Primer Batallón
Guion del 71
Regimental Colors del 71, 2do. Batallón
Enseña del Batallón de Infantería de Marina
Los estandartes remitidos por el general Belgrano
Todos ellos fueron retirados en confusas
circunstancias previas al incendio y llevadas al Departamento Central de
Policía Federal; más tarde se remitieron al Museo Histórico Nacional, pese a la protesta de la Orden Dominica que exigía se devolvieran a su poder. Ya
reconstruido el templo de Santo Domingo, en
1956, se restituyeron al camarín de Nuestra Señora del Rosario, en una
ceremonia impactante por su alta emotividad.
Cuando una donación particular permitió construir el Camarín
de la Virgen, hacia 1922, las banderas fueron colocadas en sendas, pero
uniformemente pequeñas, urnas vidriadas
en los laterales del recinto, de allí fueron tomadas en 1955 y más tarde se
las acomodó desplegadas, en grandes marcos. Cuando se restituyeron al templo
aparentemente se prefirió mantenerlas tal como estaban para evitar un mayor
deterioro y se ubicaron en la galería que abraza el altar del Camarín (deambulatorio), por lo
que la visión de las piezas es poco lucida y, ciertamente dificultosa.
Sillares del coro en el Camarín, donde hoy vemos imágenes se las Sagradas Escritura estuvieron originalmente las banderas dedicadas a la Virgen María
Hoy estas banderas pueden observarse como un silente homenaje a la decisión de un pueblo que superó sus
divergencias internas para enfrentar a un poder extraño. Todo un símbolo.
Apuntamos aquí que exhibir tan antiguas piezas en forma vertical no es lo adecuado para
la integridad de los textiles, por las tensiones que genera la posición a su
trama. Afortunadamente, la relativamente baja temperatura ambiente y la falta
de luz directa sobre las piezas son factores
positivos para su conservación.
3) Finalmente, se quiso testimoniar de
qué manera las llamas preservaron la
integridad de una lámina mariana sometida a la vorágine ígnea.
Es la que preside estos comentarios, la que se preservó
por encontrarse comprimida por otros papeles, de manera que el fuego carcomió
su perímetro, sin poder abrirse paso para consumir el centro. Así, quemada en sus
laterales fue rescatada de los restos del incendio por Manuel Belgrano Ledesma, descendiente del prócer en cuarta generación. Hoy se exhibe enmarcada en la forma que la vemos, colocada en la sede de
una institución nacional. En un ángulo, se advierte el escudo de la Orden Dominica.
Esta imagen, es perenne recordatorio de las pasiones políticas. Aún en su condición actual su presencia testimonial nos interpela a todos los argentinos.